Cuando Mélodi ponga por vez primera los pies en un aula el 2 de septiembre, tendrá muchas historias que contar. Además de disfrutar de los encantos naturales de La Chispa, comunidad perteneciente al Consejo Popular Topes de Collantes, compartió entre risas y canciones con dos simpáticos personajes que irrumpieron la tranquilidad de su entorno.
“Me gustaron mucho. Son muy lindos. Me regalaron lápices y libros”, dice con timidez, después de haber aplaudido hasta el cansancio las travesuras de los payasos Crespín y Lily Alelí.
La pequeñita y otros vecinos como Mélani Margarita, Yaisy, Jorge Liván y Luisito fueron testigos de una jornada diferente. La Guerrilla Artístico-Literaria Entre Montañas desembarcó en el centro de esa localidad montañosa con diversas propuestas.
“En esta primera edición llegamos a comunidades donde, por su ubicación en el Plan turquino de Trinidad, resulta poco frecuente la presencia de manifestaciones artísticas —explica Lil Laura Castillo, quien, además de darle vida a Alelí, funge como presidenta de la filial espirituana de la Asociación Hermanos Saíz (AHS)—. Sucede de manera similar en el resto de las localidades intrincadas, pero este es un proyecto de nuestra organización a nivel de país que convocó a reunirnos en un único espectáculo al final del periplo a los artistas que, como nosotros, regalaron su arte en los asentamientos del histórico Escambray, según sus provincias de origen. De esa forma, respondemos al eslogan que enarbolamos este año: El Arte nos une”.
Los protagonistas de la cruzada espirituana llegaron hasta el aviario de Topes de Collantes. Durmieron en casas de campañas. Actuaron también en El Chorrito e intercambiaron con la seductora naturaleza de una de las áreas montañosas más visitadas de Cuba.
“Agradecemos mucho que hayan venido hasta aquí porque nuestros niños están ávidos de ver buenas propuestas artísticas —confesó Yanaelys Martínez Toledo, una de las madres que, junto a los más pequeños, disfrutó de las actuaciones—. Espero que no olviden el camino y regresen”.
Lo pide también Elier, quien con 10 años quedó enamorado del sonido de la guitarra. Desde que tuvo cerca a los muchachos de Cuerdas del Alma no tuvo ojos y oídos para otra propuesta que no fuera la que salía del instrumento.
“Me encanta la música. Me divertí mucho cuando ellos cantaron y tocaron. Cuando sea grande quiero ser un artista como ellos”, confiesa con inocencia en el rostro.
Expresiones como estas estremecieron a los protagonistas de este regalo cultural: los integrantes de Cuerdas del Alma, el artista visual Lázaro Bonachea y los invitados Sander Morgado, Ariel Fonseca, Adilis García, Dalila León, Franklin Romero y Yolanda Felicita Rodríguez.
“El mejor público que tuvimos, sin duda, fue el infantil —alega Karen Dorta, una de las chicas de Cuerdas del Alma y miembro de la AHS—. Es la primera vez que me sumo a una propuesta así y la fusión de todas las manifestaciones resulta enriquecedora. También, compartir con los habitantes de esa zona con costumbres tan distantes a quienes residimos en la ciudad realmente fue muy estimulante”.
Lázaro Bonachea fue uno de los artistas más jóvenes que aceptaron la invitación de la organización a la que aspira a ingresar. Además de enseñar algunos trazos sobre cartulina en intercambio ameno con los niños, leyó a los mayores de edad algunos textos.
“Siempre he creído que la poesía y las artes visuales van de la mano. Aquí lo pusimos en práctica. Realmente, las imágenes que nos llevamos son oxígeno para seguir creando y soñando. Y, claro, con la aspiración de un regreso lo más pronto posible”.
Y como el objetivo final del periplo era unir en un gran espectáculo el arte joven procedente de Cienfuegos, Villa Clara y Sancti Spíritus, el teatro del Kurhotel Escambray, perteneciente al Complejo de Turismo Topes de Collantes, y ubicado en una pequeña elevación del macizo montañoso Guamuhaya, asumió el reto. Música, danza y artes escénicas tomaron la palabra en una propuesta que confirmó la valía de sus exponentes.
“La Guerrilla se convirtió en una plataforma perfecta para interactuar con quienes, como nosotros, aman la creación. Muchos no nos conocíamos y bastó organizarnos para que el espectáculo tuviera calidad y arrancara ovaciones”, acotó Lázaro Bonachea.
De acuerdo con Lil Laura Castillo, lo positivo de la experiencia ya inspira para diseñar la segunda parada de esta iniciativa.
“Queremos irnos en octubre hacia el Plan Turquino de Fomento. Pretendemos ascender Caballete de Casa, uno de los puntos geográficos más altos de esa región y donde se resguardan fragmentos de nuestra historia. Además, regalaremos nuestro arte a los vecinos de las comunidades cercanas”.
Serán entonces otras las historias por vivir y contar.
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