Es, junto a la Parroquial Mayor y el Teatro Principal, una de las edificaciones icónicas de Sancti Spíritus. Con sus cinco imponentes arcos, el puente sobre el río Yayabo es acaso el símbolo que más identifica a la llamada cuarta villa de Cuba.
A un costo que se calcula en más de 30 000 pesos de la época, fue terminado en el año 1831 y, desde entonces, constituye la principal vía de comunicación entre el Centro Histórico de la ciudad y su zona sur, que despegó realmente luego de levantado el viaducto.
Es el único exponente de su tipo que se conserva en el país y los espirituanos ven en él uno de sus más valiosos bienes, pues se integra armónicamente al paisaje urbano que identifica a la ciudad. No es una obra inerte, sino que se integra en la cotidianeidad de generaciones de espirituanos.
La legendaria estructura está viva en el recuerdo y las añoranzas de los que están lejos, ansiosos por asomarse sobre las gruesas barandas del puente para contemplar las apacibles aguas del Yayabo.
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