Cuando la versión 63 de la Serie Nacional de Béisbol anuncia la llegada de la mitad de su calendario regular, alienta que los Gallos hayan levantado boga, aunque siguen urgidos de mantener la estabilidad conseguida en las últimas subseries.
Justo el martes, para la inmensa mayoría de los equipos (varios con partidos pendientes) se habrá consumido ese lapso y será momento de tomar otro aire para el segundo y definitivo tramo en una serie que, por lo vivido hasta aquí, parece anunciar otras caras para su fase de postemporada, gracias, sobre todo, al resurgir de elencos que en los últimos años figuraron entre los punteros, algunos de ellos con varios títulos en la historia de las más de seis décadas de las Series Nacionales.
Y entre estos se encuentra Pinar del Río, líder cómodo de la campaña. Por eso, haber frenado a los vueltabajeros —que eslabonaron cinco triunfos al hilo— en un juego donde pudieron remontar desventaja de cuatro resulta una de las mejores muestras de que los ahijados de Lázaro Martínez han reaccionado después de un primer tercio de lágrimas.
Y esa es la mejor señal cuando está por llegar el período definitorio. La reacción viene desde la subserie ante uno de los fuertes, Granma, conjunto al que, contra casi todos los pronósticos, vencieron 3-2 para adjudicarse su primer cotejo particular. Luego siguió el triunfo con el mismo saldo ante Isla de la Juventud, pese a que llegaron allá con equipo incompleto.
Ese resultado los llevó a salir de posiciones sotaneras y acercarse a la zona de clasificación, la que bordean aun cuando incluso enfrentan los desafíos de este fin de semana con desbalance en cuanto a triunfos y derrotas, en una campaña que muestra mucha paridad y escasa diferencia entre los equipos, lo cual parece augurar una dura pugna para los compases finales.
En ese despertar de los espirituanos tiene que ver la mejoría de los números, pero sobre todo la actitud en el terreno, más allá de las victorias o las derrotas; el juego descrito lo ilustró por la capacidad para revertir un marcador adverso y luego para mantener la ventaja ante un elenco que luce muy sólido, mucho más con el liderazgo de hombres como William Saavedra y el exjugador de Grandes Ligas Alexei Ramírez, quienes lucen como el buen vino.
Estadísticamente, la reacción se expresa sobre todo en la mejoría del pitcheo que, en una contienda netamente ofensiva, logra bajar de los 5.30 PCL —la media de ese departamento— y se ubica entre los cuatro más efectivos, aun cuando no ha contado con todas las piezas.
Sin duda, las buenas respuestas monticulares de esta semana de Fernando Betanzos y de Yoandy López Machado —quien ganó el primer partido en su cuarta campaña— son un respiro para el box, respaldado también por Carlos Michel Benavides y José Isaías Grandales —los mejores en las aperturas— y los siempre seguros cerradores Yanielquis Duardo y Yankiel Mauris, encargados de preservar el 75 por ciento de las victorias de su elenco.
Ofensivamente, el repunte tiene que ver con el empuje del veterano Dunieski Barroso, quien, a pesar de no tener un promedio alto, se encuentra entre los mayores impulsadores del conjunto, junto a Alejandro Javier Escobar, Carlos Gómez, Alexis Miguel Varona y Lázaro Fernández, este último el que más produce.
Pero colectivamente los Gallos necesitan que otros se les sumen a fabricar carreras, mucho más en una serie como esta en la que se batea casi para 300, mientras ellos aparecen en el lugar 13 y son los segundos que menos extrabases acumulan, junto a Holguín y solo superado por Isla de la Juventud.
La defensa está llamada a tapar todos sus agujeros de cara a la segunda mitad, ya que sigue como la peor al no rebasar los 955.
Los yayaberos inician la segunda mitad en calidad de visitantes ante Matanzas, uno de los favoritos que andan de capa caída, pero ya se sabe que en el béisbol, como en el deporte, no hay enemigo pequeño; ni grande tampoco.
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