Che Guevara: la encrucijada de la muerte (+fotos)

No mataron al Guerrillero Heroico el 8 de octubre de 1967, en el combate de la Quebrada del Yuro, sino que fue asesinado un día después

El 8 de octubre de 1967, el Che resistió detrás de esta roca que aún conserva impactos de balas, hoy el lugar representa un sitio de culto al Guerrillero Heroico. (Fotos: Internet).

Cuando Mario Terán lo mató, alrededor de la una y diez de la tarde del 9 de octubre de 1967, hacía horas se había publicado que el Che había caído en el combate del día anterior, así que su condena estaba dictada.

Félix Rodríguez, el cubano que pertenecía a la CIA y tenía la misión de encontrar al guerrillero, le dijo unos momentos antes a Mario: “No le tire de aquí para arriba, tírele para abajo, porque se supone que muere de heridas en combate”.

En los días subsiguientes al asesinato circularon muchas noticias en la prensa de todo el mundo, con titulares exagerados, muchos inventados por los militares de Bolivia o la CIA para cumplir con diferentes propósitos, sobre todo ocultar la verdad.

Quien deseaba encontrar en esa sopa de letras algún atisbo de credibilidad, debió buscar estudios comparativos de realidades o qué fuentes fidedignas trajeran informaciones más completas.

¿QUÉ PASABA EN CUBA MIENTRAS?

En nuestro país se desataron las pasiones y, aunque en esa época las informaciones se difundían, sobre todo, por medios oficiales, no convenía al gobierno esperar por datos seguros, así que se dio a conocer oficialmente la noticia de la muerte del Che, que ya comenzaba a circular informalmente entre el pueblo.

A sabiendas de que la desaparición física de uno de los más populares e importantes líderes de la revolución cubana iba a ser tomada por la reacción internacional e, incluso, por organizaciones de izquierda como bandera para detener el movimiento revolucionario latinoamericano, se comenzó una inmediata contraofensiva política.

Por ello, el 15 de octubre comparece Fidel ante las cámaras de la televisión cubana y otros medios para anunciar la muerte del Che, levantar el ánimo de sus seguidores y explicar los detalles más conocidos de lo sucedido.

Ese propio día, se decidió instituir el 8 de octubre como Día del Guerrillero Heroico y crear una comisión encargada de proponer la estrategia para divulgar la vida y obra del Che.

Aunque después se tuvo la certeza absoluta que fue el día 9 cuando mataron al Comandante Guevara, la fecha de esta conmemoración nunca se varió, menos después de creada la Jornada Camilo-Che del 8 al 28.

Tres días después, el 18, se realizó la velada solemne para rendir público tributo al Che, en la que Fidel realizó uno de sus discursos más reconocidos y expuso su convicción de que el pensamiento del héroe trascendería a pesar de todos los esfuerzos para silenciarlo.

Fue tan impactante lo del día 8 en la imaginería popular que, durante décadas, se asumió este día como fecha del asesinato; sin quererse separar la verdad histórica de lo establecido en un inicio.

Díaz después de conocerse la muerte del Che, se tuvo la certeza absoluta que fue el día 9 cuando lo mataron.

¿QUIÉN FUE EL ASESINO?

Ante la pregunta: ¿Quién es más asesino, el Gato que dio la orden, o Terán, que disparó?, mi respuesta es invariable: los asesinos de Che son varios, por este orden: el gobierno norteamericano, la CIA, Barrientos, el presidente de Bolivia, Félix y Terán, entre otros.

Terán fue, efectivamente, quien disparó, quien puso el arma frente al cuerpo del Che, pero era un don nadie que se prestó para ejecutar a un combatiente, como han hecho miles en todas las épocas; pero ni fue el mayor asesino ni el mayor culpable.

Hay quienes afirman que la persona asesina es quien mata a otra, nunca quien está detrás de estas con órdenes, condicionamientos, control mental u otras técnicas, lo que es una genuina barbaridad.

De acuerdo con esta línea de pensamiento, Ervil Morrell LeBaron, Charles Milles Manson, Pablo Escobar, Fulgencio Batista, Orlando Boch o Luis Posada Carriles no serían asesinos, a pesar de haber ordenado la muerte de muchísimas personas.

Mario Terán fue un ejecutor, el que entró al local donde estaba el Che, con su fusil-ametralladora, se impresionó, a pesar del alcohol consumido y de la rabia que le provocó el guerrillero, al tenerlos alterados y movilizados por parajes inhóspitos durante mucho tiempo ya; así que, cuando lo capturaron, de inmediato quería dispararle para que se acabara, quizás, su propio pequeño infierno.

Cuando Terán se paró delante del Che se llenó de miedo, lo vio demasiado grande y sintió que le podría arrebatar su fusil, mientras Guevara se levantó un poco, lo miró a los ojos y le dijo una frase de valor inusitado: “Póngase sereno, usted va a matar a un hombre”.

Terán se mareó cuando el Che lo miró fijo, así que dio un paso atrás, cerró los ojos y disparó una primera ráfaga y después otra, para cumplir la misión.

Un rato después, el Gato Félix abría unas botellas de whisky norteamericano para festejar, porque habían matado a uno de los principales enemigos de EE. UU., e igual por estar sumamente orgulloso de haber dado la orden de matar al Che.

Los más serios investigadores del hecho, como Michael Steven Smith y Michael Ratner, ratifican que la orden directa del asesinato vino de la presidencia norteamericana, de allí a la CIA y por este medio hasta Félix Rodríguez.

Pero ni asesinado pudieron acabar con él: cada día 9 de octubre su eco vital se hace sentir todavía allá en La Higuera y en todas partes.

Cuando la CIA supo en mayo de 1967 dónde estaba Che, uno de sus fieles agentes, el también cubano Gustavo Villoldo, voló a La Paz, donde se encontró con Barrientos y le dijo: “Cuando atrapes al Che, queremos que lo maten”, y el presidente le dio su palabra.

En un escenario político como aquel que se generó en Bolivia en los finales de la década de 1960, si el Che caía prisionero, la CIA no le iba a perdonar la vida de ningún modo. Pero ni asesinado pudieron acabar con él: cada día 9 de octubre su eco vital se hace sentir todavía allá en La Higuera y en todas partes.  

Guillermo Luna Castro*

Texto de Guillermo Luna Castro*

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *