Comunidades espirituanas en transformación permanente

El programa de atención a lugares en situación de vulnerabilidad ha rendido sus frutos en Sancti Spíritus, a pesar de las tensas limitaciones económicas que vive el país

Ilustración: Osval

Si algo destacó al otorgar a la provincia la sede del acto central por el aniversario 71 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes es que aun cuando Sancti Spíritus, como los restantes territorios, no está exento de las complejidades que vive el país y a pesar de las insuficiencias y los problemas, se aprecian acciones dirigidas a su solución, entre ellas las que que se ejecutan aquí para la atención a las comunidades en situación de vulnerabilidad.

Las prioridades en ese sentido han sido de gran impacto en la calidad de vida del pueblo por el alcance que tiene en problemas vitales como el abasto de agua, el alumbrado público y también en los servicios, entre ellos el mantenimiento integral de farmacias, consultorios médicos, panaderías, bodegas, centros de la gastronomía, junto al fortalecimiento del sistema de atención y prevención.

Parece poco por los problemas que todavía restan y los barrios que faltan por incluir o indentificar, pero ha habido trabajo en ese sentido, y así lo muestran los números que recogen las autoridades gubernamentales de la provincia. Durante los últimos tres años en Sancti Spíritus se ha trabajado en 119 comunidades donde se han realizado más de 4 000 acciones, las cuales han hecho posible la solución de 1 700 planteamientos y se han beneficiado unos 100 000 espirituanos.

Los datos arrojan que para el año en curso están identificadas más de cuarenta comunidades para eliminar su situación de vulnerabilidad, y se cuenta con un presupuesto algo superior a los 96 millones de pesos, de los cuales se ha ejecutado hasta el momento el 32,8 por ciento de lo aprobado, lo que ha beneficiado a cerca de 39 000 personas.

En medio de la difícil situación que atraviesa el país se han podido ejecutar reparaciones y mantenimientos en varias instalaciones de salud, de educación y comercio. También se han rehabilitado espacios públicos y parques infantiles, instalaciones culturales y áreas deportivas. De igual manera se ha restablecido el alumbrado público en más de 60 barrios, se han puesto en marcha estaciones de bombeo y se han reparado 36 kilómetros de viales.

Si en un aspecto se ha trabajado, asegura el vicegobernador provincial Frank Osbel Cañizares Rodríguez, ha sido en el fortalecimiento de las bases productivas en esas comunidades rurales por todo lo que pueden aportar en la entrega y comercialización de productos del agro, fundamentalmente.

Como se trata de transformación integral, tampoco se han descuidado los núcleos familiares vulnerables y están protegidos por la asistencia social más de 3 000 familias mediante la entrega de insumos de primera necesidad. Asimismo, se han reincomporado al sistema de educación 42 personas, 182 al empleo, más de un centenar de niños han recibido plazas para círculos infantiles y se insiste en la atención a las madres con más de tres hijos que están caracterizadas en esas comunidades.

Potenciar la transformación de los asentamientos y barrios precarios y mejorar la calidad de vida de sus pobladores no es tarea de un día y necesita de muchas manos y mentes para poder avanzar en asuntos solubles, pero que dependen de recursos como lo es la política de la vivienda, específicamente en la situación del fondo habitacional, el estado de ejecución de los subsidios, los viales de acceso a esas comunidades o la eliminación de pisos de  tierra, un programa que en la provincia prácticamente está detenido.

Este programa de transformación de los barrios llegó para quedarse, decía el primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz en reciente visita a la provincia, pero también reafirmaba que el escenario es otro porque cuando se empezó había más recursos, no faltaba el combustible y las empresas tenían una mejor situación para apoyar dicho programa.

La esencia es que hay asentamientos que necesitan la intervención de algunas empresas para empeños mayores y habrá más o menos recursos, pero ningúna labor en el barrio llega a buen término sin el trabajo comunitario, sin que se involucren las personas que allí viven y sin explotar todas las posibilidades de un presupuesto que no es mucho, pero depende de cómo se maneje en aras de un mayor alcance.

En el territorio hay trabajo y lo dicen los criterios favorables de quienes radican en las comunidades beneficiadas; hoy la vorágine del programa crece bajo el estímulo del acto cetral por el 26 de Julio, motivación y compromiso que debe sentirse y materializarse también en los más intrincados rincones rurales y montañosos de la geografía espirituana, porque de eso se trata: de lograr que las ciudades y los asentamientos rurales sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

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