Llegado el mes de abril, poco importa por qué inning va la zafra espirituana, muchos menos hay espacio para el regocijo por tener ejecutado el 60 por ciento del compromiso azucarero. Para una provincia como Sancti Spíritus, reconocida a pesar de los pesares entre las que mejor parada salen todos los años a la hora de conducir la desafiante cosecha, solo cuentan las más de 8 000 toneladas por producir y un camino: cortar, trasladar y moler en cada jornada la mayor cantidad de caña posible.
Algo sencillo de expresar en cuartillas periodísticas y el ABC de la zafra, como podrán decir los curtidos cañeros. Pero, en los tiempos que corren esa operación a cielo abierto hace rato que transita entre tantos laberintos, que apenas se habla de completamiento de recursos para montar estrategias de corte; hasta la jornada termina amarga cuando por carencia de combustible, como ha sucedido por estos días, quedan más de 15 carros de caña en Jatibonico sin poder trasladarse hasta el basculador del ingenio de Tuinucú.
Más bien, la pelea de todos los días en muchos frentes de corte está en adivinar por dónde meter las combinadas para esquivar la abundancia de palo blanco —especie forestal invasora— en medio de las plantaciones, y también los operadores ponerse guapos de verdad para fajarse con la pica pica que envuelve las cepas.
No se trata de un escenario de zafra de ciencia ficción, es apenas un atisbo descriptivo del variopinto contexto en que transcurre la cosecha, donde la principal garantía en cada amanecer es el empeño de los hombres y mujeres que desde disimiles puestos ponen rodilla en tierra por tal de ganarle la guerra al almanaque y mantener vivo el objetivo de fabricar el crudo que falta.
Así lo siente Antonio Viamontes Perdomo, director de la Empresa Agroindustrial Azucarera (EAA) Melanio Hernández, ahora mismo el timonel de la zafra capas de estar al tanto del corte, el central, del más mínimo detalle de la cosecha; de dibujar día a día un mapa con el calendario, la caña molida y el azúcar en deuda.
“Bajo la situación que tenemos, en los últimos días de marzo y lo que va de abril el central Melanio Hernández se ha comportado favorablemente, ha molido más estable acercándose al 50 por ciento de la capacidad, aunque con limitaciones en los abastecimientos de caña, sobre todo por limitaciones de combustible que han afectado la cosecha y la actividad ferroviaria; también cuenta un nivel de descarriles en esa área”, detalló.
Sin poder salir del cerco de adversidades que la rodea desde la misma arrancada, la zafra de Sancti Spíritus —incluye cortar y moler la caña del Uruguay— muestra señales positivas en el rendimiento industrial, el más alto a nivel de país, en el autoabastecimiento energético y la entrega de electricidad.
Subrayó Viamontes Perdomo que las 8 400 toneladas que restan por producir —hasta el cuatro de abril—, se vuelven un compromiso tenso dado el contexto que acompaña la cosecha. “Si el tiempo no los permite, en mayo vamos por el cumplimiento del plan de azúcar; hoy lo que están dando el estimado y los números es que la caña que hace falta para completar el plan existe, el problema es poderla cortar a partir de la disponibilidad de recursos y el comportamiento del tiempo; no vamos a renunciar a ese compromiso y seguimos contando con el esfuerzo descomunal que están haciendo todos los colectivos involucrados en la campaña”, destacó.
Cro José Luis Camellón, ese es un camino, pero el primer frente está en la trinchera de la siembra de caña con semilla de calidad y todas las actividades culturales que lleva el cultivo de la caña.
Mucha infraestructura y pésimo resultados.
Hay que: «CAMBIAR TODO LO QUE DEBA SER CAMBIADO»
Hace rato que la zafra en Sancti spiritus esta frita refrita