La pretensión y la expectativa es si podrá esta fase arrastrar a los estadios a los fieles que lo hicieron en cuartos de final cuando ocho terrenos del país vibraron al candor de la pelota.
Y ese es hasta ahora el mejor de los saldos de la postemporada. Que en un escenario marcado por la coincidencia de eventos de altos atractivos mediáticos y de público como la Eurocopa y la Copa América de Fútbol, se hayan llenado esos ocho parques la mayoría de los días y que esta, la postemporada, haya acaparado el seguimiento de la afición por todas las vías, le otorga votos de preferencia al béisbol nuestro, aún con las deudas de calidad que ciertamente tiene.
Si bien esto último seguirá como asignatura pendiente desde la base hasta los estratos más altos, nada puede negar que el béisbol sigue teniendo el don de atizar las pasiones de los cubanos y que está en su ADN cultural e identitario.
Los cotejos de cuartos de final se convirtieron en una fiesta nacional durante varios días por la rivalidad de los contendientes que plantaron verdaderas luchas encarnizadas por la victoria.
Y es verdad que aún el arbitraje deja mucho que desear e incide sobre jugadas, pero sobre la grama de los terrenos prevaleció la entrega de los peloteros por conseguir el triunfo de los suyos y por darle sentido al espectáculo, razón de ser del juego de pelota.
No se recuerdan unos cuartos de final en que tres de las cuatro subseries hayan llegado al séptimo juego y la restante (entre Gallos y Vegueros) lo haya hecho hasta el sexto.
Y si la remontada de Industriales fue tan épica como inédita al ganar los últimos cuatro encuentros, tras perder tres ante su rival eterno, Santiago de Cuba, la de Granma no se quedó atrás al arrancar 0-2 ante Matanzas y llegar a su parque con el play off en contra 2-3 y ganar los últimos dos juegos; mientras Las Tunas se repuso de un supernocaut y un nocaut como visitador ante Ciego de Ávila.
Toda esa porfía de la que no escaparon los Gallos, que cayeron dignamente 2-4 ante un rival superior como Pinar del Río, inyectó
Así quedaron listos los pleitos de la semifinal, que se avizoran igual como choque de trenes; por cierto, desplegados en los dos extremos del país, entre cuatro elencos con opciones casi idénticas para avanzar y que complican en demasía los pronósticos.
En el occidente se medirán en el Capitán San Luis el líder indiscutible de la campaña regular Pinar del Río, todo poder ofensivo, e Industriales, todo combatividad y garra.
Estos son de los dos llamados históricos que se han cansado de jugar en play off con la adrenalina que se advierte más allá de lo normal. Si existe un ligero favoritismo hacia los pativerdes es porque, a su condición de líderes, suman un pitcheo que, aun sin sus mejores cartas, se ha mostrado eficaz y útil.
En el oriente se miden, con inicio mañana jueves en el Mártires de Barbados, los dos mejores equipos de esa zona y los que en los últimos siete años se han repartido la mayor cantidad de títulos con saldo de cuatro para Granma y dos para Las Tunas, actual campeón. Ambos saben lo que es jugar con la presión de los play off y los dos conservan nóminas ofensivas demoledoras, por lo que los pronósticos están bien parejos.
Por lo que se augura en esta porfía es posible que tengan que consumir los siete partidos hasta que uno de los dos gane cuatro.
De todas maneras, el béisbol debe seguirse erigiendo como el mayor ganador en esta fiesta beisbolera que ojalá siga rompiendo los termómetros de la pasión, antesala como es del espectáculo mayor: los Juegos Olímpicos de París desde el próximo 26 de julio.
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