Por tercera ocasión, la campaña masiva de esterilización y desparasitación de mascotas llegó a la ciudad de Trinidad y durante casi una semana ofreció atención a perros y gatos, que llegaron acompañados de sus dueños o benefactores en un acto hermoso y de respeto a los animales.
Spanky Project, una organización de origen canadiense, es el alma de esta iniciativa que recaló en Cuba hace ya 20 años y ha trabajado sin descanso en varias direcciones, desde la realización del proceder quirúrgico hasta campañas educativas, la capacitación de profesionales en la isla y la donación de medicamentos y otros insumos.
Pero su labor no fuera posible sin la colaboración de la Oficina del Historiador de la Habana y la Sociedad Cubana de Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente, además de los estudiantes de Veterinaria y muchísimos voluntarios que acompañan al equipo de profesionales, encabezado por el médico Leyssan Cepero Fiallo, vicepresidente nacional de la Sociedad de Clínica y Cirugía Veterinaria en Cuba y representante de Spanky Project en la isla.
UNA CASA PATRIMONIAL RECIBE A PERROS Y GASTOS
Una de las casonas donde vivió el acaudalado don Mariano Borrell, en la calle Media Luna y sede de la dirección de Plan Maestro de la Oficina del Conservador de la Ciudad, funcionó por estos días como clínica veterinaria.
Habilitar los espacios con las condiciones de exige el protocolo del proyecto no resultó una tarea sencilla, asegura Erni Álvarez González, especialista para la Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en la Oficina trinitaria.
Con las recomendaciones de los médicos veterinarios Susana Alonso y Armando López, quienes desde Trinidad se integraron a Spanky Project desde su primera visita, se adaptaron los dos locales más espaciosos de la vivienda; uno como salón de operaciones y otro para la recuperación de los amigos peludos tras el proceder quirúrgico.
En los alrededores del inmueble, desde muy temprano los “pacientes” aguardaron para ser examinados. En una posición tan estratégica, el criterio de Yoesnay Said Guerra, veterinario con 24 años de experiencia, es imprescindible.
“Mi tarea consiste en hacer la inspección clínica, es una de las más importantes porque determino si el animal está apto o no para la cirugía. Por mis manos pasan todos los perritos y tengo que ser muy cuidadoso para poder detectar cualquier patología, como una virosis en incubación o la conocida enfermedad de la garrapata, una de las más comunes. Todas atentan contra la vida del animal cuando está bajo los efectos de la anestesia”, comenta mientras acaricia a Rocki, un chulo rescatado de la calle, ahora consentido por sus protectores.
El siguiente paso es la sedación de la mascota y su preparación para la cirugía. En esta área dos hermosas muchachas, Arelis León y Alma Julia no solo muestran su pericia en canalizar venas y otros procederes, sino también su gratitud por ser parte de Spanky Project.
Bajo la tutela de Leyssan, ambas han crecido en el plano profesional y humano. En este tipo de campaña, en la que se realizan alrededor de 90 cirugías diarias, la dinámica es intensa, pero la recompensa, sin dudas, es mayor.
La joven Claudia Elena Valdivia se estrena como voluntaria. Ella, una de las especialistas de la Oficina del Conservador de Trinidad, confiesa haber aprendido muchísimo sobre el manejo de perros y gatos. A pesar de su delgadez, ha llevado sobre sus brazos peludos de más de 20 kilogramos para entregarlos, ya despiertos, a sus dueños que aguardaron impacientes.
“Ha sido una experiencia agotadora, pero maravillosa. Nuestra ayuda ha sido vital para asegurar el éxito de la campaña. Unos trabajaron en la desinfección del instrumental, otros en el traslado de los animales o en su recuperación, donde necesitan mucha estimulación para regresar de la anestesia”.
La doctora Susana Alonso tampoco tuvo tregua en esos días. Acostada casi sobre la enorme manta o en otras posiciones incómodas, estuvo pendiente siempre a los signos vitales de sus pacientes.
“Esta es el área de recuperación, que incluye una serie de procedimientos; se les pone fluido, antibióticos y analgésicos, se limpia la herida, monitoreamos la frecuencia cardíaca y respiratoria. También se desparasitan, se les cortan las uñas y se les limpian las orejas», expone al tiempo que aboga por que Trinidad pueda tener su propio proyecto a favor del bienestar animal.
LA CAMPAÑA ALIVIA, PERO NO RESUELVE EL PROBLEMA
Vivian María Hernández tiene un hogar temporal en Trinidad y cada perro o gato abandonado le duele. Les ha abierto la puerta de su casa, aun sin poder, a muchos animales para curarlos, alimentarlos y darles la esperanza de una adopción. Pero todavía el maltrato animal está presente y nos hace menos humanos.
Como ella, muchos agradecimos el regreso de Spanky Project a la urbe patrimonial que entre sus manchas tiene la de animales callejeros víctimas de actos crueles o de la insensibilidad de quienes no les ofrecen agua fresca o alimento y prefieren no ver su sufrimiento.
Afortunadamente, otra parte de los trinitarios tiene conciencia de la responsabilidad que tenemos con el cuidado y protección de la comunidad canina y felina. Y eso basta para que los integrantes del proyecto entreguen el alma en estas campañas masivas de esterilización y desparasitación, a las que nunca falta Terry Shewchuk, fundador y presidente de Spanky Project.
Por 20 años ha perdurado esta iniciativa que se sostiene gracias a la generosidad de muchos. Mas, por loable que sea su propósito, no basta con desarrollar estas campañas de esterilización en perros y gatos. Se necesita educar(nos) en el respeto y el amor.
muchas felicidades para ese gran colectivo desde cuba hasta Canada , un gran gesto hacia nuestras mascotas . Seria muy bueno proyectos como ese en otros lugares de la provincia .