Cada mañana es una oportunidad para repetir el ritual de tomar el artefacto de metal entre las manos, verter agua, polvo oscuro y poner al fuego. Un murmullo hirviente advierte que ya está listo. Es momento del café.
Muchos afirman que su día no comienza hasta beberlo, es un hábito muy arraigado, y aunque no falta quien se abstiene de consumirlo, las calles habaneras -y de todas las ciudades del país- transmutan en escenarios que albergan vendedores ambulantes que ofrecen un café fuerte y aromático, a sabiendas de que la infusión protagoniza varios momentos en la jornada.
El café ha trascendido los estímulos para convertirse en catalizador social; un motivo para reunirse y conversar, una pausa. Acompaña momentos emotivos de interacción humana, jornadas laborales y cada taza es un hilo conductor que une a personas de diferentes épocas y lugares, recordándonos que a veces, las mejores ideas nacen con una taza de café entre las manos.
Q tristeza me provoca el artículo en cuestión. Hace más d dos meses no me llevo una taza de café a mis labios. El poco q se produce, el Gobierno lo exporta, y el importado, lo venden muy caro en las tiendas en MLC a las cuales, la inmensa mayoría no tienen acceso por los altos precios de los productos q ahí se ofertan.
Muy bonito el articulo dedicado al Día Internacional del Café, para los cubanos y cubanas esta es una de las tradiciones que mas se han conservado, a pesar de las carencias de este grano salvador, pues fomenta la unión familiar, la solidaridad entre amigos y compañeros que comparten sus ideas al son de una taza de café, le envío mis felicitaciones a todos los que hoy, en mi provincia y en toda Cuba ofertan en sus negocios privados una taza de café a todo el que pasa por allí, es algo que reconforta para seguir adelante, ojalá algún día no muy lejano nuestros productores de café pudieran aportar lo suficiente para no tener que depender de las importaciones.