Al calendario regular de la Serie Nacional de Béisbol en su versión 63 le quedan, sin contar los partidos pendientes, 10 juegos; y estos deben ser los más tensos para varios equipos, entre los que se incluye Sancti Spíritus.
Tal parece que esa será la tónica de final de campaña después de la positiva reacción de los Gallos, que los ha acercado a la línea del límite clasificatoria en franca lucha con varios elencos que, como ellos, tienen la misma intención de lograr un boleto.
Sus victorias en las subseries ante Artemisa e Industriales, ambas con balance de 3-2 y la arrancada triunfal frente a Camagüey esta semana, les propició adelantarse en la tabla de posiciones y aún mantienen opciones matemáticas de clasificar.
Haberles ganado a esos equipos ha sido ventajoso porque se trata de dos conjuntos que tienen delante y un tercero, Camagüey, al que lograron incluso bajarlo del tren de los ocho, al menos por el momento.
Pero para mantener vivas las esperanzas hasta el final los Gallos no pueden abandonar el vagón de las victorias y deben seguir esperando a que otros, con sus mismos propósitos y posibilidades, caigan también.
Casi descontadas la clasificación de los elencos ocupantes de los seis primeros puestos, la lucha sin cuartel enrola al menos a siete selecciones que lucharían por las dos plazas restantes y eso pondrá a hervir los duelos finales, en algunos de los cuales se medirán entre sí algunos aspirantes
Dos tienen mejor situación; son los casos de Matanzas y Artemisa, aún en zona clasificatoria este jueves. El resto, dentro de los que se incluyen los Gallos, siente la respiración el uno con el otro, dada la escasa diferencia en la tabla de posiciones: Guantánamo, Villa Clara, Camagüey y Mayabeque, todos con más derrotas que triunfos, algo que obedece a la ventaja que han tomado los punteros.
Aunque se expresa en números, la reacción, más que de los bates y los brazos —no así de los guantes—, parece salir del ánimo y la disposición de sus hombres, llamados a capítulo sobre su manera de luchar en el terreno, sobre todo con un juego más agresivo en las bases.
Ciertamente, en esta recta final a los Gallos se le han sumado ausencias y Lázaro Martínez ha tenido que apelar a sus hombres de reemplazo, los cuales han respondido con dignidad a las demandas del momento, como Miguel Martínez, capaz de remontar la pizarra con sus batazos y también de asumir la regularidad de la tercera base en momentos en que hizo falta mover a su titular Rodolexis Moreno para reforzar el siol. También han salido a resolver con un batazo oportuno Osdani Llorente, Yasser García Anglada o Daniel de Jesús González.
Ellos, indistintamente, han complementado el accionar de quienes, en mayoría, han llevado el peso ofensivo: Lázaro Fernández, el mayor productor de carreras con 74 (37 anotadas y 37 impulsadas); Alexis Miguel Varona, 70 (31 y 39); Frederich Cepeda, 68 (36 y 31); Carlos Gómez, 65 (35 y 30) e, incluso, el veterano Dunieski Barroso, quien está entre los principales impulsadores con 38.
Y hablamos más de producción de carreras que de average porque los juegos se ganan por cantidad de anotaciones y no siempre los que más batean son los que más aportan
Algo similar ha sucedido en el pitcheo, que ha mejorado su efectividad, aun cuando le han faltado dos pilares: el zurdo Ariel Zerquera, pero sobre todo su as del relevo Yanielquis Duardo, fuera de rotación por varias jornadas por una lesión que le afecta su brazo de lanzar y de la cual se recupera.
Alentador ha sido el aporte de José Isaías Grandales, Fernando Betanzos, el joven Carlos Michel Benavides, el zurdo Yohannys Hernández, devenido el certero abridor “emergente” tras campañas como relevista, y José Eduardo Santos, que parece haber encontrado su forma ya a punto de cierre. Y hay que hablar de Yankiel Mauris, quien, ante la ausencia de Duardo, se ha echado el elenco al hombro, más allá de los cierres.
De estos y de todos necesitan los Gallos en la opción que les ofrecen las matemáticas y también el terreno, al menos en lo que depende de ellos y en la defensa, ya que no pueden, a estas alturas, cerrar los orificios que han estado abiertos todo el campeonato; deben, al menos, tratar de poner la mayor cantidad de cerrojos para que no escapen por ahí “carreras contrarias”.
Mas, en esta recta final los Gallos deben aliarse a la mejor de las armas, la concentración, dirigida a su única misión: jugar pelota.
Ello evitaría sucesos como el del último juego ante Industriales, cuando, como consecuencia de incidentes con el público, fueron expulsados el segunda base Alexis Miguel Varona por indisciplinas y el jardinero-segunda base Lázaro Fernández por gestos antideportivos.
La medida en cuestión fue contra el equipo al perderse un partido el primer jugador y cuatro el segundo, justamente dos de los puntales ofensivos del conjunto. O sea, que más allá de las reacciones del público que no siempre sabe controlar las emociones, los jugadores deben aprender que no pueden ponerse al mismo nivel y los directivos tienen la misión de calmar, no de atizar las tensiones.
Cuando terminen este fin de semana contra Camagüey saldrán de su parque para enfrentar cinco partidos ante Holguín y tres frente a Cienfuegos.
Para algunos la reacción es tardía. Lo cierto es que, con las maletas casi armadas, los Gallos han vuelto a respirar y la cuestión es ver si son capaces de aprovechar la ayuda de las matemáticas y de la suerte para soportar uno de sus enemigos jurados: la presión asociada a la tensión de los días finales del calendario.
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