Modificar antojadizamente los hechos históricos, acomodándolos al relato lesivo para la soberanía de los pueblos, es nuevamente la apuesta del Gobierno norteamericano contra la nación cubana. De eso trata la denuncia que este diario amplificó hace unas semanas, a propósito de una operación de los servicios especiales estadounidenses concebida –cuándo no– para «cambiar el régimen» en Cuba.
Denominada como Operación Streaming, que no es un término muy novedoso, tiene entre otros propósitos reescribir la historia de Cuba, aportar una descripción edulcorada del capitalismo anterior a 1959 y, desde luego, presentar una versión lavada de la neocolonia y el papel de EE. UU. en esta historia.
Apuestan a desmontar lo que llaman la versión oficial de la historia de Cuba, e influir en particular sobre la juventud.
Parten del hecho de que Cuba enfrenta, no solo las tremendas vicisitudes de la situación económica, sino, también, un proceso de mayor complejidad de la realidad, con la existencia de nuevos actores económicos y su impacto social.
Aspiran, por tanto, a que predominen finalmente, después de seis décadas, el pensamiento y los valores propios de un capitalismo lavado, idílico, desprovisto del desastre que este sistema supone para las grandes mayorías en los países subdesarrollados y, crecientemente, en los del primer mundo.
Cuentan para ello con una maquinaria mediática y con los recursos para tratar de imponerse en las redes sociales digitales, en las que se hiperbolizan, tanto los problemas que padecemos acá, como las bondades del denominado sueño americano, todos articulados por el Gobierno estadounidense que, según se anunció, garantizará no menos de 50 000 000 de dólares en 2024 para estos fines.
DULLES Y EL ARTE DE LA INTELIGENCIA
El fundador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés), Allan W. Dulles, en 1963 publicó El Arte de la inteligencia que, en un acto de «sincericidio», explica la necesidad de modificar la moral y la historia de las naciones objeto del apetito imperial.
Añade, sin pudor, que el público meta es la juventud, a la que «corromperemos, desmoralizaremos y pervertiremos» dice, concluyendo que «el objetivo final de la estrategia a escala planetaria, es derrotar, en el terreno de las ideas, las alternativas a nuestro dominio, mediante la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y libertarias», fin de la cita, que no requiere mayor comentario.
En una modalidad actualizada encontramos los mismos conceptos expuestos por el «padre fundador» del engendro CIA, en la mencionada Operación Streaming.
Razones de Cuba, la plataforma digital de noticias que hizo pública esta Operación, apunta que es una creación de los servicios de inteligencia estadounidenses, con «el objetivo de manipular acontecimientos y figuras de la historia de Cuba» como la desaparición física de Camilo Cienfuegos y de Ernesto Che Guevara, la lucha contra bandidos en el Escambray, la victoria de Playa Girón y el épico papel de Cuba en África, incluida la visceral guerra que han emprendido hace un tiempo contra la cooperación médica cubana en el exterior.
Añade Razones de Cuba que el financiamiento para esta Operación proviene del Departamento de Estado e incluso de la oea, ¡increíble! ¿Qué puede salir mal?, es la pregunta con cierta dosis de ironía.
Algunos de estos desatinos ya están en camino. Por caso, un medio con sede en el sur de la Florida, cuyo nombre no hace falta recordar, parafraseando al Quijote, dedicó no menos de seis artículos a la participación internacionalista cubana en Angola, condimentados con cifras delirantes de aparente seriedad científica.
Puede añadirse que esta práctica es habitual en este medio, que participa en otra operación de desestabilización financiera, por cierto, con el generoso apoyo de la Usaid, vía la plataforma de datos DevTech Systems, Inc, creada en en 2018 y que encabeza uno de los sospechosos habituales de la mafia miamense, de remoto origen cubano.
También es común encontrar en redes sociales la proliferación de perfiles que evocan una Habana glamurosa, elitista, de antes del 59, tratando de vender el absurdo de que todo estaba magnífico, y obviando las tremendas calamidades que la inmensa mayoría de los cubanos sufrían, incluido, negar el asesinato de 20 000 mártires.
La naturaleza internacional de la Operación Streaming no se limita únicamente al país origen de la idea y a quien la financia, sino que involucra a figuras del Gobierno argentino. Esto nos permite afirmar, sin rodeos, que la base ideológica y el formato de esta nueva campaña contra el pueblo cubano tienen fuertes vínculos con la deriva de ultraderecha.
Esto quita cualquier duda sobre por qué carril transita la contrarrevolución neobatistiana en estos tiempos y algunos con estampa de moderados, como el medio financiado por la Usaid arriba aludido.
Los gobernantes del país austral ofrecen, incluso, oportunidades de capacitación para cubanos interesados en conocer cómo «acabar con el comunismo», que, a priori, desconocen el principio de no intromisión en los asuntos internos de los vecinos, tal y como reza la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, asumida por unanimidad, en ocasión de la ii Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en La Habana en 2014.
EL NEGACIONISMO EN EL RíO DE LA PLATA
Por su parte, la ultraderecha argentina niega el genocidio contra su pueblo; bueno, también niega el genocidio actual y cotidiano en Gaza. Conocida como «negacionismo del terrorismo de Estado», esta postura va desde la simple negación de ese genocidio, hasta formas más sutiles que llegan a banalizar hechos despiadados y deshumanizados, presentados como triviales. De parecido tenor, se encuentran mensajes en las redes sociales, redactados en Miami, que reivindican a Fulgencio Batista.
Ahora desde el alto gobierno, en Buenos Aires se escuchan voces que desconocen que hubo una dictadura militar y cuestionan la cifra de 30 000 desaparecidos, generando un debate absurdo sobre la cantidad, como si no fuera suficiente con un solo caso de desaparición forzosa, que tiene de crueldad añadida que los familiares ni siquiera pueden velar a las víctimas.
Con un sesgo muy parecido encontramos otros enfoques de factura ultraderechista desde vox, la versión española de esta corriente; aquí llegan al exceso de afirmar que no existió nunca la tal conquista de América, como que Hernán Cortés fuera de los primeros turistas del viejo continente en este lado de la Tierra.
Estos esfuerzos que ya se encuentran en la retórica trumpista, por curiosidad son los que promueven para Cuba, vía Operación Streaming, el Gobierno «liberal» de Biden, con el solícito apoyo de las autoridades argentinas. Algo de esto tramaron, en recientes visitas a Buenos Aires, el senador republicano Marco Rubio y dos de los alfiles de la guerra: el Director de la CIA, y la inefable Jefa del Comando Sur, que se afana en la innoble reedición de la Doctrina Monroe.
SE VERÁN COSAS
En el contexto del clima caótico en que opera hoy día la realidad internacional, en que lo viejo se niega morir, los hegemonismos recurren a métodos ya tradicionales, fabulan sobre la historia desafiando la inteligencia de la gente, la misma que siempre trataron de obstruir al mejor estilo Hollywood, ahora con cápsulas audiovisuales de formato 2.0 para redes sociales digitales.
Para aclararlo todo ahí está Dulles, quien lacónicamente insiste sobre cuál debe ser la actitud para preservar los intereses imperiales: «Tendremos que desprendernos de sentimentalismos y tonterías. Hemos de dejarnos de objetivos vagos y poco realistas como los derechos humanos». A confesión de parte, relevo de pruebas.
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