Sin tiempo que perder, pero sin prisa; con pasos atemperados a la estrategia diseñada, en la Escuela Elemental de Arte Ernesto Lecuona, único plantel espirituano perteneciente al sistema de Enseñanza Artística, se alistan las condiciones para emprender el próximo curso escolar.
“Aunque aún no hemos concluido el actual, desde hace semanas trabajamos en lo que hasta este momento tenemos aprobado: la formación de música en 11 líneas en instrumentos de cuerdas frotadas, pulsadas, percusión, viento metal y otras —informó Félix Ramón Delgado Barrizonte, subdirector de Enseñanza Artística en la provincia—. Ya realizamos el proceso de captación. Laboramos en el otorgamiento, que siempre concluye con la comunicación a las familias de nuestros futuros estudiantes.
“Tenemos proyectada la entrada de 38 nuevos alumnos, a fin de responder a las necesidades del Programa de Desarrollo y de lo analizado con la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos. Todo ello, según la disponibilidad del claustro y de instrumentos musicales”.
En más de un escenario, profesores, estudiantes y músicos han debatido sobre lo poco efectivo del llamado Programa de Desarrollo ya que se otorga el estudio del instrumento según las exigencias de los territorios. Hoy las bajas en la matrícula del plantel, los rendimientos escasos en la especialidad y el no regreso de los profesionales a sus localidades de origen confirman que el arte no se sujeta a camisas de fuerza. Solo se precisa captar el talento.
“Nos golpea el estado de los instrumentos. Sabemos que sus precios son significativos en el mercado y a Cuba mucho más como consecuencia del bloqueo económico financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos. Pero sí tenemos garantizado que cada estudiante cuente con uno. Las familias contribuyen a su conservación”.
Las ausencias en el claustro, sobre todo de quienes cumplen servicio social, es otro de los talones de Aquiles de la Ernesto Lecuona; no solo por procesos migratorios al exterior del país, sino también hacia provincias con programaciones más tentadoras para desempeñarse como profesionales en la música.
¿SE CRECE O NO SE CRECE?
También el centro espirituano, ubicado en la céntrica calle Raimundo, abrirá el próximo curso escolar sus puertas a la formación de instructores de arte.
“En este caso, podemos recibir a educandos que culminaron el noveno grado y hasta los 17 años de edad. Está proyectada la matrícula para las cuatro especialidades: Música, Danza, Teatro y Artes Visuales. Solo depende de la disponibilidad del local”.
El mínimo espacio de la Escuela de Arte Ernesto Lecuona se ha convertido en un obstáculo para la Enseñanza Artística. El local no permite acoger al total de estudiantes de ambas formaciones.
“Está identificado el nuevo espacio: el plantel conocido como la Paneca. Ahora se hace el proceso inversionista para conocer qué se precisa para emprender labores de reparación y mantenimiento, a fin de garantizar las condiciones técnicas que exigen las especialidades, sobre todo Danza y Teatro”.
La cifra monetaria de la inversión no resulta para nada despreciable, a lo cual se suma la búsqueda de alternativas para acercar a los educandos a los referentes artísticos del territorio. La otrora Escuela Pedagógica Orlando Paneca está ubicada a unos cuantos kilómetros del centro de la ciudad de Sancti Spíritus. Ya en este territorio la formación integral de las primeras graduaciones de los instructores de arte estuvo afectada por el hecho de asumir los procesos de enseñanza distantes de la urbe. Será volver a tropezar con una piedra conocida.
“Habrá que analizar cómo acercar en dos momentos del día al claustro e, incluso, a la matrícula de alguna especialidad porque dependerá de las condiciones técnicas que podamos lograr en la nueva escuela”, concluyó Delgado Barrizonte.
SIN MOVIMIENTOS
Pero, si de deudas en este tipo de enseñanza se habla, sobre todo en este mes de mayo, cuando la Unesco convocó a celebrar la Semana de la Educación Artística, sube al escenario la ausencia de la formación en la especialidad de Danza. Después de disfrutar en 2015 la noticia que la otrora Academia de Artes Plásticas Oscar Fernández Morera, de Trinidad, abría sus puertas a los que luego se convirtieron en los primeros egresados espirituanos de la enseñanza elemental, hoy la realidad es otra.
Desde hace cinco años no se logra convocar a nuevos estudiantes porque los dos tabloncillos hechos en el corto periodo de existencia de la especialidad aquí no cumplen con los requerimientos técnicos para la formación de los bailarines.
En la más reciente Asamblea Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, se alertó sobre el peligro que significa renunciar a esa especialidad, sobre todo en un territorio que solo cuenta con una agrupación danzaria profesional: el Folklórico de Trinidad.
“Nos corresponde priorizar la Enseñanza Artística —dijo a toda voz José Meneses—. En esos alumnos estaría el futuro de nuestras compañías y grupos de Sancti Spíritus”.
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