Es una verdadera lástima que, por razones mayoritariamente ajenas a la voluntad de sus directivos y demás trabajadores, el central azucarero Melanio Hernández, ubicado en Tuinucú, Sancti Spíritus, no pueda estar moliendo mucho más.
Lo que ha venido logrando desde el comienzo de la zafra, en el terreno energético, podría calificarse como referencial o, al menos, digno de ser imitado; no solamente porque Melanio sea una de las muy pocas empresas azucareras que hoy se están autoabasteciendo energéticamente en el país.
Es que, como explica Antonio Viamontes Perdomo, su director, resuelve necesidades internas a partir de su propia generación y, por encima, le entrega a la red un 26 por ciento, o lo que es igual, alrededor de una cuarta parte más. Estamos hablando de casi 2 900 kilowatts desde el 26 de diciembre hasta la fecha. Dicho en buen cubano: mientras estoy moliendo no consumo nada y, además, aporto.
Tradicionalmente, la mencionada empresa ha tenido resultados positivos en términos de generación, entre otras cosas por el gardeo a presión sobre esa actividad, y por contar con un equipo muy profesional y consagrado que ha puesto sustancia gris y conocimiento en función de reducir consumos, sustituir motores sobregirados, compactar aún más el proceso…
Fe de ello siguen dando la caldera de 60 toneladas instalada años atrás, y ese par de turbogeneradores (de la era soviética), con una capacidad de ocho megawatts, entre ambos, y que cuando el central muele bien, generan siete. La fábrica consume alrededor de cuatro y, por tanto, tres van limpiamente a la red nacional.
Luego de oportunas valoraciones, se logró un pago más justo de la energía que entrega el sector azucarero, siempre que la fábrica se autoabastezca, concepto por el cual Melanio Hernández ha ingresado unos 19 millones de pesos que no solo se hacen sentir de manera positiva en las finanzas de la empresa, sino también en el bolsillo de los trabajadores.
Nada de ello cae del cielo. La descarga de un rayo es natural. La energía que un central produce, utiliza en beneficio propio, o le aporta a la economía cubana, viene por intermedio de la inteligencia y de la capacidad humana para emplear bien los equipos que intervienen en el proceso, y aprovechar al máximo un recurso o subproducto aparentemente trivial llamado bagazo, cuyo destino final no puede ser mejor que el dado por los especialistas y trabajadores del Melanio Hernández, al convertirlo en luz y en divisa.
La pregunta puede parecer innecesaria, pero… ¿sería igual la situación en todas partes si cada central lograra autoabastecerse y aportar un extra?
En vez del «entierro del dinero del país» a decir de nuestro querido Presidente en el Central Ciro Redondo de Pina en Ciego Ávila, donde se invirtió 180 millones de dólares y un total de 300 millones en ambas monedas. En una Biolectrica que ha estado más tiempo parada por avería que generando vapor para el Central y generando electricidad. Se hubiera invertido en sistemas de riego para garantizar la materia prima de caña y baterías, gomas etcétera para la transportación y las combinadas . Hoy la realidad del eficiente Melanio Hernández fuera otra.
Pero además si al Grupo AZCUBA el MEP no le hubiera «congelado de forma centralizada» el precio del azúcar crudo y el refino. A pesar que todos sus insumos de empresas estatales le han incrementado más de 5 veces su valor en los últimos 2 años. Que es su actividad principal. Hoy el sector azucarero estuviera en un proceso de crecimiento económico.
Por otro lado las producciones secundarias de los derivados. También andan descapitalizadas. Melanio está en un proceso de negociación de una empresa mixta con una empresa española. Hace más de 2 años y el MINCEX no se la acaba de aprobar. En cualquier momento ese inversionista extranjero se cansa y se lleva sus millones a invertir en México, República Dominicana o Brasil que son países más proactivos , rápidos y flexibles que nuestra querida Cuba.
Melanio sigue la marcha a pesar de las limitaciones.