El rostro femenino de la locución

Cuando se piensa en esa profesión en predios espirituanos, Katia García Álvarez forma parte ya de los nombres imprescindibles de esa expresión artística, de fiesta cada primero de diciembre, Día del Locutor en Cuba

Katia García Álvarez se reconoce como una de las locutoras más versátiles de Sancti Spíritus. (Foto: Alien Fernández)

Del sueño infantil a su realización profesional pasaron los lógicos años y algún que otro tropiezo. ¡Cosas de la vida!, dirán unos. Otros, destino, talento, entrega… Mas, no hay dudas, la consagración es su sacerdocio.

“He sido en ese aspecto de mi vida bendecida porque siempre quise ser locutora”, deja escapar Katia García Álvarez, una de las voces femeninas espirituanas más reconocidas en esa profesión, en una entrevista a punta de preguntas contra la pared porque prefiere estar del otro lado del micrófono.

El anhelo por las letras la condujo, luego de concluir sus estudios en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Eusebio Olivera, de Sancti Spíritus, a marcar en la boleta la Licenciatura en Filología. Cinco años después de beber de toda la sabia hallada en las aulas de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas se vio, en 2005, entre estudios de grabación, cabinas y discursos radiales.

“Llegar a la emisora provincial Radio Sancti Spíritus fue el primer paso. Me ubicaron como editora en el área donde se gestan los contenidos para su sitio web. Al conocer que impartirían un curso de locución me matriculé. Incluso, siempre recuerdo que no salí bien en la prueba que daba el aval como habilitada y me permitieron volverla a hacer. No creas, no ha sido nada fácil el camino porque las cosas cuestan muchos sacrificios, muchos madrugones”.

Bien lo sabe esta hija de El Plantel, comunidad rural de Zaza del Medio, lugar al que siempre vuelve en sus cuentos de infancia feliz. Luego, la familia estableció el hogar en Olivos II y desde allí Katia García Álvarez ha madurado como ser humano y profesional. Incluso, en esa propia área espigada de edificios disfruta del crecimiento del mayor tesoro: Mauro, su hijo.

“Ya como locutora habilitada comencé en Hola. Posteriormente, ese espacio lo ocupó Despierta. Estuve muchos años en Serenata y así, poco a poco, he incursionado en programas diversos de nuestra parrilla de programación”.

Muy de cerca a cada uno de los pasajes que narra —ya desenfadada— le sigue Ernesto Valdés Barceló, el único Premio Nacional de Radio y Maestro de Juventudes de Sancti Spíritus. En una pequeña pausa del diálogo, deja escapar una confesión que se convierte en el mejor de los premios: “La primera vez que te escuché en Como lo oyes sabía que serías locutora. No pude formarte por mi jubilación y tampoco te dije entonces lo que creía. Pero, para mi alegría, al reincorporarme te encontré como mi compañera de trabajo”.

No demoran en asomarse en los ojos perfectamente maquillados, después de presentarse en Centrovisión, las huellas del agradecimiento. En su personalidad comulgan sin discrepancia alguna la fuerza y la sensibilidad que la lleva a llorar, incluso, cuando habla de anécdotas que demuestran que su hijo ya camina hacia la adolescencia.

Y en esa otra conversación, Katia revela que guarda por algún lugar de su casa el papelito con algunos consejos que le dejó Valdés Barceló, tras escucharla en la sección Red de redes, su debut en el éter, aún desprovista de los saberes teóricos sobre locución.

“He sido también premiada con las oportunidades que me han dado de incursionar en las diferentes especialidades de esa expresión artística. Por ejemplo, me encanta narrar. Siento que soy privilegiada porque no en todas las emisoras del país existe un grupo dramático y, mucho menos, predominan las mujeres que desempeñen ese rol. Y, además, asumir el género de la información es siempre retador. Se asocia a la seriedad, sobriedad y quizá tiene que ver con mi forma de ser. Pero hay que interpretarla, leerla; más que eso, disfrutarla. Lo importante es que lo que se haga detrás del micrófono se asuma como lo más trascendente del mundo”.

Por años, junto a Juan Carlos Castellón —que le abrió las puertas como director en Radio Sancti Spíritus—, dio los buenos días a varias generaciones mediante Un paso más, programa con el sello de un dúo de lujo en el mundo de la locución. Luego, Como lo oyes, Al día, propagandas, la revista cultural Pensamiento… Escuelas todas que le permiten hoy —aunque nunca los exhiba, ni tan siquiera los mencione— contar con varios premios provinciales y nacionales.

A pesar de ser una locutora versátil, ¿qué tipo de programa te resulta más complejo?

“Si me oigo, me odio, porque puedo hacerlo siempre mejor. Te digo que todos me cuestan trabajo. Por mi forma de ser leo rápido y lucho contra eso en todo momento”.

Fuera de las cabinas radiales y del set de Centrovisión —donde su presencia debería ser más recurrente— Katia García Álvarez ha sabido cosechar resultados frente a numerosos públicos. Actos, desfiles del Primero de Mayo, galas con repercusión nacional como la más reciente por la efeméride del 26 de Julio… le permiten reconocerla como el rostro femenino de la locución espirituana.

“Eso se lo debo también a Juan Carlos Castellón. Mi primera vez en un acto de gran magnitud fue un 28 de octubre, en Yaguajay. De su mano, realmente todo sale bien. Pero también reconozco que asusta muchísimo porque son muchos ojos mirándote. En esos espacios no solo vale cómo se escuche la voz, sino la posición en que te pares, los gestos, si ocurre algo fuera del guion y debes improvisar… Ahí se tiembla desde el pelo hasta las uñas de los dedos de los pies”.

Mencionas a Juan Carlos, definitivamente tu alter ego en lo profesional. ¿Cómo se siente más cómoda Katia en la locución, sola o acompañada?

“Acompañada, sin dudas, porque me siento mucho más cómoda, segura, tranquila, confiada si es posible hacerlo y mucho más al lado de Juan Carlos porque ya sabemos su calibre como locutor. Ya con solo mirarnos sabemos qué hacer”.

Confesaste ser bendecida por trabajar en lo anhelado desde niña; pero, ¿qué sueños profesionales quedan en el tintero?

 “Todo aquello que demande desdoblarme. Salirme de mi zona de confort. A veces no soy tan creativa, pero sí necesito salirme de mi zona de confort”.

¿Es Katia García Álvarez una locutora que se deja dirigir?

“Sí. Al final, los directores de los programas son los que saben lo que quieren. Me encanta que me pidan que saque mucho más de mí. Soy un instrumento en sus manos. Aunque, pensándolo bien, esa respuesta deberías responderla tú”.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

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