Hace unas mañanas, cuando el reportaje aún no aparecía ni por asomo en la agenda, esta reportera acudió como una cliente desconocida más al mostrador minúsculo donde sobrevive la venta en moneda nacional de la tienda El Perla, a un costado del más céntrico parque espirituano, para intentar comprar la pasta dental Colgate que allí ofertan.
La vendedora, una mulata ya madura con elegante porte, no esperó preguntas cuando me vio sumando y preguntando para ver si podría, con el menguado dinero de mi cartera, comprar dos tubos. Con una sonrisa espontánea, bien escasa en estos tiempos duros, me comentó: “Pero si usted tiene tarjeta también puede pagar por el código QR, aquí tenemos esa opción”.
La miré dudosa, por esa indecisión que las nuevas tecnologías y medios de pago virtual aún despiertan en mi generación, pero ella agregó solícita “Yo la ayudo”. Empezó a explicarme y en un minuto me mostró más satisfecha que yo el resultado: “Mire, listo, ya pagó, es muy fácil y se ahorró más de 20 pesos”.
Cuando supe que escribiría sobre los 30 años que este sábado cumple Tiendas Caribe regresé a El Perla para encontrar a aquella cajera anónima que se nombra Laritza Blanco, quien ya suma unos cuantos años en esta cadena, donde ha sabido sobreponerse a sus muchas estrecheces personales para prestigiarla cada día con la exquisitez en el trato a sus clientes.
Porque esa excelencia se mantiene quizás hoy como la primera aspiración a generalizar en el colectivo actual de más de 600 trabajadores de Tiendas Caribe, esos centros comerciales que han pasado —como casi toda Cuba—, por las verdes y las maduras desde aquel ya lejano 1994, cuando abrieron sus puertas como Tiendas Recaudadoras de Divisas para ayudar a capear el temporal del duro período especial.
LUCES INICIALES
Sancti Spíritus abrió la primera de estas unidades comerciales en la villa del Yayabo, la Súper Tienda Oriente, el 3 de septiembre de 1994. Después se sumaron La Tienda Nueva, en Jatibonico, y El Encanto, en Trinidad.
“Yo empecé ahí como custodio. Todo era nuevo para nosotros. Se presentaban sus complicaciones, días de irnos a las tres de la mañana porque nos enredábamos con el cuadre, las computadoras. La tienda no tenía aire acondicionado, no teníamos uniforme ni carro, pero así empezamos y vendíamos muchísimo”, recuerda Julio Alberto Berroa, uno de los fundadores aún en activo.
Poco a poco, el asombro inicial por aquella alternativa se convirtió en otra opción donde concurrían unos más y otros menos a adquirir las más disímiles mercancías. Las bautizadas en aquellos tiempos como tiendas del barrio ya suman 84 —incluidos los puntos de venta—, de las cuales todas comercializan productos en las dos monedas —CUP y MLC—, excepto El Triunfo y La Espirituana, que no expenden en pesos cubanos.
“Hoy quedan pocos lugares donde no tengamos representación. Siempre hemos trabajado a tono con la política del país, por ejemplo, asumimos el cambio monetario inicial de dólares por CUC y luego en el 2021 la Tarea Ordenamiento”, recuerda Kenier Aguiar Ramos, director de Tiendas Caribe en la provincia desde el 2017.
Más recientemente, algunas de estas unidades comerciales también han asumido el encargo del comercio electrónico en diferentes monedas, desde dentro y fuera de Cuba: “Para las compras desde el país hemos puesto algunas regulaciones para que puedan acceder la mayoría de los clientes posibles y evitar los revendedores. Ahí garantizamos productos básicos que no podemos llevar a toda la población de manera equitativa. Es difícil satisfacer a todos, pero quienes logran comprar siempre lo agradecen”.
¿Cómo sobrevive Tiendas Caribe en medio de las tantas limitaciones con los abastecimientos?
“En el 2023, desde el punto de vista de productos necesarios como pollo, aceite, picadillo y detergente, tuvimos una mejor situación de entrada de estas mercancías subsidiadas. También mantuvimos buen surtido del proveedor Unilever, que es una empresa mixta radicada en el Mariel, pero las dificultades económicas del país entorpecen la llegada de otros productos a la población.
“En el caso de las ventas en MLC hemos estado muy afectados en los electrodomésticos, con entradas muy bajas en comparación con años anteriores. También tenemos la competencia de las mipymes, que en cualquier esquina tienen un punto de venta abastecido y es más fácil para las personas sacar su billetera y pagarles ahí en efectivo.
“Esa es la realidad que hoy tenemos con la comercialización, pero hay una visión positiva desde el punto de vista empresarial, se están haciendo muchas gestiones y consideramos que el futuro debe ser distinto a como se han comportado los últimos meses”.
COMO BUEN SAMARITANO
Durante estas tres décadas Tiendas Caribe ha debido montarse en el tren de la realidad cubana, sortear no pocos obstáculos, destapar la creatividad para no cerrar sus unidades principalmente por falta de abastecimientos y hasta vestirse muchas veces de buen samaritano.
Por ejemplo, en estos años de escasez poscovid han asumido las ventas coordinadas con Comercio para repartir más equitativamente los productos de primera necesidad por la libreta de abastecimiento.
Además, por iniciativa propia han desarrollado expendios de productos específicos a diversos segmentos de la población espirituana como familias vulnerables, embarazadas, alfabetizadores, niños menores de dos años, educadores y comunidades intrincadas.
“Al igual que los compañeros de la corporación Cimex, siempre tenemos la voluntad de ayudar a todo el que tenga un enfermo, un encamado, una situación difícil porque resulta complejo en las condiciones que tenemos hoy. A través de los Trabajadores Sociales y en coordinación con el Gobierno, siempre apoyamos con todo lo que podemos”, asegura Kenier.
Durante estos 30 años, ¿qué saldo positivo ha dejado la cadena en Sancti Spíritus y cuáles insatisfacciones persisten?
“Los cambios han sido notables. No podemos dejar de mencionar a Zoila Gómez, Manuel Crestelo y José Francisco Reina, que nos antecedieron en el cargo. También nos quedan cinco fundadores activos. Ha habido avances significativos en la atención al público. Durante la covid fuimos de las primeras empresas en trabajar en los centros de aislamiento y hoy nos enfrascamos en el proceso de bancarización, por solo mencionar algunos ejemplos.
“Entre las insatisfacciones nos queda haber sido incluidos entre las 43 medidas dejadas por Donald Trump, porque eso nos impide comercializar libremente en el mercado internacional y provoca que no podamos tener las tiendas abastecidas como quisiéramos.
“Estamos incansablemente buscando vías de abastecimiento, en la provincia y en territorios cercanos, tanto en el sector estatal como no estatal. Hoy ya tenemos productos contratados con más de 12 mipymes, vendemos helados, muebles de la Cooperativa No Agropecuaria La Esperanza, peletería, algunas confecciones. También tenemos relaciones contractuales con las Empresas Militares Industriales para la ferretería, con la fábrica de cemento Siguaney, entre otros proveedores. No nos detenemos, estamos buscando siempre alternativas para poder avanzar”.
Sería muy inteligente y satisfactorio, que los productos que se venden normados en las tiendas caribe y Cimex, se comercialicen en las llamadas bodegas, les digo con absoluta seguridad, que esa medida es reclamada por el pueblo y estoy seguro ”que si se puede» eso evitaría muchos disgustos de la población pues solo te dan dos días para comprar esos productos de alta necesidad para el pueblo y en ocasiones no se pueden adquirir en esos dos días y ya, los perdiste y ?????.
Ya en otras provincias se están vendiendo estos productos en las bodegas, ¿porqué Sancti Spíritus no?