A pesar de enredarse a golpes con su rival de punta a punta en su combate, Alejandro Claro Fiss no pudo asegurar, como quería, una medalla en su debut en unos Juegos Olímpicos.
Porque eso sí hizo el sierpense: fajarse de tú a tú con un rival que le aventajaba en abolengo, con tres medallas mundiales, contra una de bronce él, y que, por si fuera poco, tenía la ventaja de la localía ante una afición delirante que lo aupó en cada golpe y exacerbó las decisiones, de cierto modo.
Al final, aunque ganó el primer asalto 4-1 y perdió el segundo más cerradamente 3-2, cargó con la derrota 2-3 ante el francés, Billal Bennama y dejó atrás su sueño olímpico en cuartos de final.
“No perdí ese pleito”, dijo el espirituano a la prensa cubana acreditada en la sede francesa, pero en verdad en un combate de constantes intercambios y tan cerrado es difícil que pierda un local, mucho más este que terminó dando golpes.
Con la derrota de Claro al boxeo cubano se le fue otra opción de medalla y ahora solo le restan dos: Erislandy Álvarez (63.5 kilogramos) y el bicampeón olímpico Arlen López, en los 80, ambos con medalla de bronce, las primeras aseguradas por la delegación cubana en París 2024 y con opciones de cambiar el color.
Al propio tiempo, concluye la presentación de los espirituanos en la cita olímpica, pues antes había terminado la tiradora Lisbet Hernández, la otra representante de esta tierra en la cita parisina.
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