Justo a la entrada del Aeropuerto Nacional Alberto Delgado Delgado, de la ciudad de Trinidad, se levanta el nuevo monumento que rinde tributo eterno a los combatientes caídos en las acciones del 13 de agosto de 1959, uno de los primeros intentos de derrocar la naciente Revolución cubana, con el apoyo de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), y la participación del gobierno títere de Rafael Leónidas Trujillo.
Por largo tiempo se valoró la pertinencia de trasladar el obelisco construido en un lugar poco visible, hasta la aprobación final de la Comisión Nacional de Monumentos. Se tuvo en cuenta además las regulaciones de la Aeronáutica Civil de Cuba en cuanto al acceso a la pista de la terminal aérea.
Ahora, la primera mirada al arribar al aeropuerto trinitario se dirige al sitial histórico, obra del reconocido artista de la plástica Israel Rondón. Hasta allí llegarán en patriótica concentración una representación del pueblo, junto a las autoridades del municipio y de la provincia, para evocar los sucesos y la eterna presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro, quien a solo unos metros dirigió personalmente las acciones en su cumpleaños 33.
Como un “hecho trascendental” lo califica Roberto Félix Cornelio, profesor de Historia y especialista del Museo Nacional de Lucha contra Bandidos, donde se conserva numerosa evidencia en torno a los acontecimientos. «Entre los fondos más valiosos están las fotografías del armamento recuperado a los contrarrevolucionarios y también testimonios de personas que participaron en las acciones y exponen de forma clara lo sucedido esos días.
“Es un orgullo para nosotros que Fidel estuviera aquí el día de su cumpleaños para enfrentar y neutralizar una posible invasión desde el exterior; hay que recordar que Trinidad era el lugar idóneo por sus cercanías a las montañas, contar con un puerto de mar y un aeropuerto y estar, asimismo, ubicada en el centro del país, lo que posibilitaría irradiar la invasión a otras provincias», apunta.
Previo a la conmemoración del 13 de agosto, se ejecutaron labores de limpieza y embellecimiento de este lugar sagrado que inmortaliza el valor de los jóvenes Frank Hidalgo-Gato, Eliope Paz Alonso y Oscar Reytor Fajardo, caídos en los combates, y también el genio estratega del líder cubano, quien puso punto final a la conjura.
No todos los aeropuertos atesoran una historia tan valiosa como el de la sureña urbe. Además del monumento que da la bienvenida, el salón principal muestra un cuadro de Alberto Delgado, donado por su hijo, y que muestra casi en tamaño natural la imagen de uno de los más grandes héroes de la Seguridad del Estado.
En realidad es un monumento, el obelisco es otra cosa.