Entre la inocencia y la responsabilidad (+infografía)

Sancti Spíritus mantiene en lo que va de año una notable incidencia en los índices de embarazo en la adolescencia, el llamativo comportamiento es seguido por las instituciones de Salud; mas es asunto también de preocupación social y familiar

“Desde que supe que tenía esta cosita creciendo dentro de mí fui la persona más feliz del mundo”. “Esta será mi niña pase lo que pase”. “Mi sueño era ser mamá”. “Sentí un miedo enorme”. Son apenas algunas de las frases que más abundan entre las adolescentes en estado de gestación que Escambray encontró en sus indagaciones. ¿Qué está pasando en la sociedad actual cuando uno de los mayores problemas sociales se convierte en algo cotidiano?

La idea de la maternidad despierta en todas las mujeres un sentimiento de felicidad, pero puede tornarse una pesadilla si acontece en edades tempranas por la inmadurez tanto física como mental. Esto desencadena riesgos de salud, puesto que el útero aún no está preparado para gestar y se ve frenado el crecimiento del cuerpo para poder desarrollar al bebé; dejan de realizar las actividades que corresponden a su edad para desempeñar un nuevo rol, además de no reunir las exigencias económicas necesarias para debutar como madre.

En lo que va de año, la captación de adolescentes embarazadas representa un 20.4 por ciento del total de gestantes en la provincia, cifra que supera a la del pasado año en un 3.5 por ciento; un disparo considerable en los indicadores, aunque ya se encontraban por encima de los niveles normales.

El municipio cabecera presenta un alto nivel de incidencia, con 56 adolescentes en periodo de gestación, lo que constituye un 14.2 por ciento del total de embarazadas en la provincia, según dijo a Escambray Vilma Torres Valdivia, asesora del Departamento Provincial del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI).

EL PESO DE LA MATERNIDAD TEMPRANA

La adolescencia es una etapa compleja, en la que se ven de lejos los riesgos y no importa demasiado prevenir problemas de cara al futuro; para una adolescente afrontar un embarazo en esta fase es como obligar una planta a florecer y, de inmediato, dejarla marchitar.

Lisandra Martín Rodríguez, asesora del Departamento Municipal del PAMI, señala que uno de los problemas que se manifiestan en este asunto es el riesgo preconcepcional. “Esto ocurre, en su mayoría, porque la adolescente no visita el Consultorio del Médico de la Familia, ya sea por el desconocimiento sobre dónde acudir o quién es su médico, negación o infravaloración de los problemas por parte del paciente u horarios poco flexibles y fallas en la citación, lo que dificulta el análisis de las jóvenes en esta etapa y conlleva a captaciones tardías del embarazo”, detalla.

Según Elizabeth Agramonte Romero, especialista en Ginecología, los principales problemas que presentan las adolescentes embarazadas son la presencia de infecciones vaginales, anemia y enfermedad hipertensiva.

Las consecuencias más frecuentes son los llamados CIUR o hipotróficos, o sea, que están por debajo del peso que debe tener el feto según las semanas de gestación.

Por otro lado, la psicóloga Maylen Rensolí Grau apunta que los riesgos psicológicos se generan a partir de la personalidad de las jóvenes y el medio en que se desenvuelven. Generalmente, las madres solteras, que no cuentan con el apoyo de su familia y tienen que dejar sus estudios, son más propensas a desarrollar problemas psicológicos como ansiedad y depresión porque no están preparadas para esta situación y no tienen mecanismos de defensa para enfrentarla, destaca.

LA NOTICIA

Cuando la confirmación de embarazo rompe el silencio estremecedor de una sala de espera, en la que predominan la inquietud y el miedo, son impredecibles las reacciones por parte de las que aguardan la noticia. Testimonios recogidos por Escambray muestran el sentimiento de dos adolescentes con algo en común: un embarazo en curso.

“Al enterarme de que estaba embarazada no paraba de llorar, sentí un miedo terrible al qué dirán, a cómo me verían mis amigos y en el barrio, pero con el paso de los días, cuando me di cuenta de esa cosita que crecía dentro de mí, sentí la felicidad más grande del mundo”.

Así comienza la asimilación de una nueva vida una joven que durante su embarazo solo tenía 16 años; hoy, dos años después de dar a luz, nos narra su experiencia.

“Decidí contarle primero al padre del niño, aunque me aterraba su reacción, que no quisiera aceptarlo; tanto él como mi familia me apoyaron y nunca me dejaron sola”, dice con voz de alivio esta joven mamá que prefirió el anonimato.

“Antes de aceptar la idea de que iba a ser madre —añadió— caí en depresión, sufrí ansiedad y bajé mucho de peso porque a esa edad nunca imaginé verme en tal situación y más que tuve que dejar mis estudios, pero con ayuda psicológica pude superarlo. Son días duros cuando el niño se enferma y tienes que estar sola en el hospital mientras lo cuidas, pase lo que pase, pero su sonrisa se convirtió en la luz que ilumina mi vida”.

Otro es el testimonio de una joven de 18 años que vio su embarazo de una forma completamente distinta desde el primer momento y, aunque con 28.2 semanas reporta problemas de bajo peso, hace lo necesario para que su niño nazca fuerte y saludable.

“En el momento que me dieron la confirmación estaba acompañada de mi madre, las dos nos sentimos muy contentas por la noticia, mi sueño era ser mamá. El padre de la niña también se puso muy feliz, pues era una meta que nos trazamos desde que empezamos a vivir juntos; no verme obligada a abandonar mis estudios por esta situación me ayudó mucho”, agrega la joven con alegría en su rostro. 

BÚSQUEDA DE SOLUCIONES

Desde las estadísticas del PAMI, se han registrado en la provincia 361 terminaciones voluntarias de embarzoss en estas edades, ya sean por métodos quirúrgicos, medicamentosos o regulación menstrual.

Melanie Lorenzo Martínez es una embarazada soltera de 18 años, desvinculada de los estudios y del sector laboral, que quiso encontrar en el aborto una salida inmediata al nuevo futuro que le esperaba.

“Me enteré hace cuatro días que estaba embarazada”, dice mientras dejaba escapar una risa nerviosa. “Fue una captación tardía de embarazo a las 20.3 semanas”, detalla.  

“Al descubrirlo, sin pensar, lo primero que hice fue ir a la Consulta de Legrados para abortar, con tanto tiempo me veo obligada a tenerlo, en ese momento tuve muchas emociones encontradas, pero ya lo acepté y esta será mi niña pase lo que pase”, dice con certeza.

LA VOZ DE LA INOCENCIA

Además del criterio de especialistas, adquiridos tras años de estudio y experiencia, hay muchas y disímiles opiniones. ¿Qué consideran los adolescentes sobre este tema? Una encuesta a los alumnos del grupo noveno tres de la ESBU 23 de Diciembre, del municipio de Sancti Spíritus, arrojó opiniones diversas: “La principal causa del embarazo en la adolescencia es no protegerse y querer quemar etapas solo para llamar la atención”; “trae riesgos para nosotras porque ocasiona enfermedades en el interior”, “los hijos serían de los abuelos porque a esta edad no tenemos dinero para mantenerlos”.

Ante la pregunta: ¿qué harían si se les presenta esta situación?, no dudaron en responder: “Con esta edad yo nunca tendría un hijo”; “Sin pensarlo trato de abortar”; “Dejo la escuela y trabajo para mantenerlo”, “Si mi novia me dice que está embarazada, la dejo, no la vuelvo a ver”.

Lo que en ocasiones se toma como un simple retraso en el periodo menstrual puede convertirse en un futuro truncado; cada vez son más las adolescentes que se enfrentan a la dura realidad de un embarazo y son tantas las cifras como las historias de desesperación detrás de las mismas. Nunca es tarde para adquirir conciencia. Las decisiones que se tomen hoy representan un antes y un después, mucho más cuando sus vidas apenas comienzan.

Fernanda Pérez Ramos

Texto de Fernanda Pérez Ramos
Estudiante de Periodismo

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