Estela del Pino Pérez es de esas mujeres con tal poder de decisión, que nada la ha frenado en su vida, con la particularidad de que hacer el bien a los demás es una filosofía vital para sus empeños.
Y lo desgaja su memoria de guajirita de Los Limpios que quiso y un día lo logró, hacerse operadora telefónica de larga distancia.
“Siempre me gustó, desde muchacha y trabajando como activista en la escuela primaria Ignacio Agramonte, de Banao, supe de una convocatoria para ello y sin pensarlo dos veces me lancé al reto sin temores”.
Fue el 15 de julio de 1984, recuerda Estela, con la memoria tan fresca como en aquel instante en que aprueba y comienza su preparación.
“Ese fue el inicio del giro de mi vida, con una historia ligada fundamentalmente al oficio de comunicadora nacida el primero de enero de 1986, cuando por vez primera establecía comunicación entre dos personas como operadora del entonces centro telefónico de Sancti Spíritus. Me inspiró desde siempre ayudar a quienes por una u otra razón tenían necesidad de comunicarse, eran aquellos tiempos iniciales donde la tecnología ni era amplia ni tan desarrollada, pero había motivos.
“Cuando alguien, por emergencia, enfermedad o novedad en la familia, necesitaba un enlace telefónico, el esmero y la dedicación llegaban a lo máximo, aun cuando esa llamada tuviera que pasar por una línea donde estaban conectadas varias públicas, en lugares distantes. Pero se hacía la comunicación, que es en fin nuestra razón”, relata con una sencillez deslumbrante
“Hacerlo posible iba más allá de tu responsabilidad, pues sumaba el complemento del humanismo, la solidaridad, la cooperación, valores presentes en quienes han sido operadoras telefónicas en algún momento. Son esos los instantes que te hacen crecer como ser humano —dice— y es más tierno el compromiso”.
El tiempo no se detiene. Llegan las nuevas tecnologías para la comunicación y al igual que en otros territorios, esa revolución tecnológica se afinca en la Empresa de Telecomunicaciones (ETECSA) del territorio.
“Asumir todas esas novedades fue un reto. Se aprendía sobre la marcha, pues siempre hubo espacios y alternativas para la capacitación y logramos el propósito, alimentado por varias generaciones de ejecutivas, muy unidas y comprometidas. Me satisface haber sido de las protagonistas y eso me inspira a siempre enseñar, aconsejar, sugerir a las que se inician en este oficio, difícil, pero que enamora”.
Estela del Pino Pérez, ejecutiva A en telemática y supervisora del Centro de Atención Telefónica de Sancti Spíritus es también una mujer que, desde su escenario laboral, ha multiplicado razones y motivos.
“Nada como hacer el bien a los demás, es una máxima universal, bien abrazada por quienes ayudan a establecer conexiones, comunicación entre personas, desde un centro telefónico. Por ello nunca esquivé tantas madrugadas y largas jornadas en la noche, viviendo distante. Nunca llegué tarde, nunca estuve ausente”, comenta mientras su memoria se aviva.
“Trabajar de manera bien comprometida en este centro me posibilitó conocer a Fidel en un congreso de la CTC. Lo tuve a menos de cuatro metros y todavía escucho su verbo pausado, atrapo su mirada y me emociona la pasión con que defendía cada idea. Solo quien lo vive sabe cuanto eso inspira”.
Con la razón que le confiere la experiencia y dedicación, Estela reitera que es el cliente la razón y el motivo vitales de quienes, como ella, asumen el oficio.
“Si alguien necesita de tu servicio eficiente es porque tiene una premura determinada y le urge comunicarse o precisa una orientación. Nada justifica la insatisfacción y hay que ponerse en el lugar del necesitado —refiere quien intenta no hablar de la jubilación—.
“Aquí he estado casi toda mi vida, mis compañeros son mi familia y este Centro de Atención Telefónica es hoy y seguirá siendo mi hogar, desde donde siempre estaré comprometida con el cliente y también guiando, enseñando, acompañando y preparando el relevo”.
Calla por un instante. De sus manos cuelga el audífono. De su alma brota la exclamación de una mujer decidida.
“Escríbelo firme, soy y seré siempre comunicadora, un orgullo sin comparación”.
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