El reciente fallecimiento de la talentosa actriz Ofelia Núñez deja un vacío profundo en la escena cultural cubana. Su carrera, marcada por una dedicación incansable y una pasión por la actuación, fue un reflejo del profesionalismo que ha definido a la televisión cubana desde sus primeros días.
Ofelita fue una de las grandes figuras fundadoras de este medio, y su legado se construyó sobre una carrera que abarcó más de seis décadas, y dejó huella en innumerables obras que hicieron historia en la pantalla chica. Con una trayectoria llena de éxitos, participó en programas como La comedia del domingo, Tele Teatro, El Cuento y Estudio 15, además de haber interpretado personajes memorables que aún permanecen en la memoria colectiva de los televidentes.
La génesis de su carrera comenzó de manera fortuita. Recitadora de poemas en su juventud, Ofelia se presentó en el programa Buscando estrellas, de la CMQ, lo que marcó el inicio de su incursión en el mundo de la actuación en 1952. Desde sus primeros papeles en dramatizados y comerciales, fue destacándose por su versatilidad y profundidad interpretativa. Directores de renombre como Roberto Garriga y Carballido Rey la convocaron para obras icónicas de la televisión cubana, como Papá Goriot, Conflictos humanos y, en particular, El dulce pájaro de la juventud, donde interpretó a Celeste, un personaje que la consolidó como una de las grandes actrices de su generación. Su trabajo con grandes actores como Enrique Santisteban, Ángel Espasande y Amparo Pérez la convirtió en una figura clave en la televisión de la época.
Uno de los momentos más significativos de su carrera fue su regreso a la pantalla en la novela Más allá del límite, en 2007, después de una retirada de varios años. Ofelita, quien ya había alcanzado los 70 años, aceptó el desafío de interpretar a Sonia, una madre que enfrenta la difícil decisión de salvar a su hijo de la prisión o preservar su hogar. Esta interpretación no solo demostró su talento intacto, sino que también consolidó su lugar como un referente para las generaciones de actores que vinieron después. En una entrevista, Ofelia confesó que lo que más valoraba de la actuación era su capacidad para «comunicar ideas, intimidades, sensaciones» que impactan a la audiencia de manera profunda y dejen una huella imborrable.
A lo largo de su carrera, Ofelia Núñez no solo dejó su marca en la televisión, sino también en la radio, siendo merecedora de varios reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Radio “Por la Obra de toda la Vida”. Para ella, sin embargo, el reconocimiento más valioso era el cariño del público, que siempre la acogió con calidez y admiración. Su legado como actriz, tanto en televisión como en radio, representa la excelencia de un arte que ha sido parte esencial de la cultura cubana. Su partida nos deja un vacío, pero su legado, que continúa vivo en sus obras, seguirá siendo una referencia para las futuras generaciones de artistas y televidentes.
La televisión cubana nunca olvidará a Ofelia Núñez, una actriz que, con su talento y su dedicación, logró convertirse en un símbolo de la profesionalidad y el compromiso con el arte.
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