Ha llovido bastante desde la vez que cogió por las riendas la inspiración para dejar plasmadas en el papel las primeras décimas. Nacían sin imaginar que existía un género y que la literatura era un asunto demasiado serio. Mas, inspiración a inspiración, Ildefonso Díaz Ibarra, Tico, creció en el mundo de las letras.
“La décima no es lo único que cultivo, pero es donde mejor me siento. Lo que sí recuerdo es el primer trabajo que envié a Guateque en la agricultura, de Radio Sancti Spíritus, titulado El vicio de fumar y allí lo cantaron los poetas. Me encanta que mis obras tengan acompañamiento musical. Soy un guajiro nato”.
El gusto viene de casta. Su padre Ramón Díaz Álvarez amenizaba con sus creaciones en la lejana década de los 40 a las audiencias de una pequeña emisora, perteneciente al actual municipio de Cabaiguán. De ahí que sus datos, al igual que los de Tico y uno de sus hermanos, engrosen las páginas del Diccionario de la Literatura de ese territorio, publicado por Ediciones Luminaria.
“No me considero un gran escritor, sino un ser humano atrevido, indudablemente. En la vida hay que atreverse, trazarse metas altas. Hay que luchar, no podemos desmayarnos jamás”.
Es una divisa imprescindible para este hijo de Vega del Paso y quien actualmente reside en Jíquima de Peláez. Así se refleja en la contraportada de Desde la gleba y el libro, de 2017, que reúne, en cuatro secciones, 23 poemas. La venta del título en la biblioteca Julio Antonio Mella, en su última visita a esta ciudad, lo sorprendió.
“Pero desde antes fui incluido en colectivos de autores de textos publicados en Canarias y aquí”, puntualiza.
Es así que sus creaciones trotan por el mundo, gracias a Las cuerdas de mi laúd, Todo el amor en décimas, La leyenda de Cuquillo, el poeta isleño de Mazo y Cabaiguán y Décima escrita espirituana 1997-2013. Sus textos tienen las huellas de cuando señoreaba en casa con los guateques familiares; mas, de una publicación a otra, se reconoce que ha esculpido el talento.
“En los años de la década de los 80 descubrí el Taller Literario Rubén Martínez Villena, de Cabaiguán. Soy autodidacta, no tengo nivel universitario. Allí aprendí reglas literarias, por lo que siempre digo que para mí estar en ese espacio ha sido imprescindible”.
De esas enseñanzas ha podido abrazar con mucha más fuerza los versos, la narración y el repentismo. Lo conocen bien quienes lo han visto como un gigante en la peña de música campesina Rumores de Zaza, en el poblado de El Saltadero, o en el Taller Literario Herminio Mirabal. No importa cuán agotadora sea la jornada laboral en la Cooperativa de Crédito y Servicios Mártires de Taguasco; él no deja escapar el momento de inspiración para contar su mundo interior.
“Dispongo de muy poco tiempo porque tengo que trabajar. Me golpea la falta de tiempo; no obstante, hago mi esfuerzo, como se dice en la calle, a la brava, me siento y escribo, voy a un guateque. Si mi economía un día da un salto me compraré una computadora para poder escribir mucho más. Confío que ese sueño se me dé”.
Lee todo lo que cae en sus manos. Fue así que conoció de la convocatoria del Concurso XLV Aniversario de Escambray en el género décima. Personalmente, cruzó el umbral de nuestra pequeña sede y entregó Remanso de tinta, considerada sin titubeos la obra merecedora del lauro.
“No tenía esperanzas de ganar porque es para todo el país y hay muy buenos decimistas que, como yo, son herederos de Naborí. Pero me atreví. Por eso, mi agradecimiento a quienes consideraron que mi décima es el premio. Leo el Escambray porque ahí está nuestra provincia, no como en el Granma, por ejemplo, donde encuentras al resto de Cuba”.
Los vínculos de Tico con este semanario tienen raíces. Colaboró en la otrora sección Correspondencia. Luego, la firma del guajiro de Jíquima se hizo asidua en programas radiales de música campesina en las emisoras nacionales Radio Progreso y Radio Rebelde, la provincial Radio Sancti Spíritus, y las municipales de Yaguajay, Jatibonico y Cabaiguán.
“Mi novela en décimas Romance bajo el sol fue radiada en Jatibonico. Además de escribir, soy artesano. Hace un tiempo, en la fiesta tradicional de La Larga, gané un premio con una jaba de yarey. También he incursionado en la cerámica. Pero lo mío es escribir”.
Tal pasión la cultiva con el mismo amor con que le da vida a la tierra. Y, aunque en ocasiones parezca que el contexto asfixia y resulte menos el tiempo para que florezcan los versos, Ildefonso Díaz Ibarra no abandona la inspiración.
“Ser guajiro, heredero también de Chanito Isidrón, no me impide leer, luchar e investigar. Estoy en este momento escribiendo una novela en prosa. Resulta la primera, por lo que sé que me va a llevar mucho tiempo. Estoy seguro de que, si la muerte no me sorprende prematuramente, la terminaré”.
Gracias lisandra. Excelente trabajo, conosco desde niño la obra y la humildad de ese gran poeta. Sería muy bueno so obra se conosco en toda cuba atravez de otros medios, hoy lo veo atravez del Internet desde tierras bien lejanas y me da tremenda alegría. Gracias, excelente articulo. Mis saludos a mi amigo tico y a mi primo Ricardo Fernández que esta haciendo muy buen trabajo. Éxitos para todos.
Gracias por tanto talento. Merecido premio. Orgullo de mi siempre terruño NUESTRA JIQUIMA DE PELÁEZ.
ENHORABUENA!!!