Cuando en a finales de la primera década del 2000 Yoan Manuel Negrín Benavides tuvo en la mano la carrera de Ingeniería Mecánica, vencía su primer compromiso de alma: seguir el sendero de su padre, el resorte vital para desandar esa ruta profesional, que no estaría libre de exigencias.
Para ello contaba con la vocación, el empuje familiar y la convicción de que por allí edificaría su futuro, premisa que poco a poco fue moldeando en la Universidad Central Marta Abreu de las Villas, donde la exigencia del centro de altos estudios y la vinculación práctica a la profesión le fueron creando el blindaje necesario para ser un profesional competente.
“Me gradúo en el año 2013 y mis primeros pasos como ingeniero están vinculados a la Brigada No. 3 Obras Trinidad Alberto Delgado, de la Empresa de Construcción y Montaje Sancti Spíritus, de mi ciudad natal, en una inversión que sigue siendo un reto: el Hotel Palacio Iznaga, en el corazón de la urbe —refiere—. Fui especialista responsabilizado con instalaciones hidrosanitarias y mecánicas, en una edificación muy vieja, que multiplica las exigencias, el cuidado y el control sobre todo cuanto se hace. A pesar de la juventud paso a ser jefe de la obra y vendría después mi otra gran escuela”.
Respira, despoja de su cabeza el casco verde de constructor. Mira y ve, desde un tramo del recién asfaltado vial de la península de Ancón, al majestuoso Hotel Meliá Trinidad Península.
“Allí estuve desde la cimentación, en un reto profesional que por unos instantes pensé que sería bien complicado. Pero el paso del tiempo y esos deseos de ver caminar una obra de ese tipo fueron espantando dudas. No solo yo, era un colectivo de ingenieros y técnico jóvenes en su mayoría que fuimos día a día aprendiendo, en una inversión novedosa y compleja en cada una de sus áreas. Nos codeamos con especialistas extranjeros, en cotidianas mesas de debates y fue allí donde con más certeza pude valorar la calidad de nuestros especialistas, de la preparación en nuestras universidades.
“En el Meliá todos crecimos como ingenieros, pero también los obreros, que han logrado hacerse especialistas. Ha sido, diría yo, una etapa imprescindible, donde es válido el reconocimiento a los ingenieros de la Empresa Provincial de Construcción y Montaje, de la OSDE, a los de aquí de Trinidad, que siempre estuvieron al tanto del trabajo, nos asesoraban, nos ayudaron y eso también consolida y enriquece tu quehacer profesional, tus conocimientos.
“La construcción de ese majestuoso hotel deja un mensaje claro: tenemos en el territorio y en el país una fuerza especializada, técnica y de obreros y operarios también especializados capaces de meterle el pecho a las futuras inversiones del turismo en Trinidad y la nación, que creció con la edificación de esta instalación”.
Por un instante el joven calla. Sobre sus hombros recae hoy la responsabilidad de organizar y hacer funcionar a la Brigada No. 3 Obras Trinidad Alberto Delgado, en la cual tuvo un tránsito como jefe de producción, un eslabón vital. Y su verbo se hace escuchar.
“Me siento orgulloso de seguir los pasos de mi padre y también de tener el sostén de hombres y mujeres, ingenieros, técnicos y obreros, que comparten tu día a día y de quienes siempre se aprende. Esta es otra Universidad”.
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