En la memoria de Mario Félix Bernal se resguardan con exactitud los días que le antecedieron al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, con sede en nuestro país en 1978. Integró el grupo que gestionó desde diferentes parajes creaciones auténticas cubanas para que, además, de impregnar de colores el evento, sirvieran de recuerdo a los asistentes.
“Aquello lo organizó el entonces Consejo Nacional de Cultura, aún no tenía la nomenclatura de Ministerio. Fuimos por todos los talleres, los lugares donde sabíamos que se creaba para acopiar lo que podíamos utilizar para ambientar las sedes y para que se convirtieran en souvenires. Así se llevarían auténticos recuerdos de Cuba”.
La anécdota está en la memoria de quien egresó un poco antes como técnico en Pintura, Rótulo y Decoración, en La Habana, para dar comienzo a una labor que ha cosechado a la par de su trabajo como instructor de arte y artista visual.
“Soy fundador aquí del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) y de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA). Si hago un recuento, creo que he sido testigo de la creación de casi todas las instituciones y organizaciones de la cultura”.
¡Y cómo no hacerlo! Al hojear el currículo de Mario Félix Bernal se tropieza de frente con pinceles y colores, creaciones en telas teñidas, enseñanzas a diferentes generaciones en escuelas, comunidades y casas de cultura, así como el título de Licenciatura en Filología otorgado por la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Justamente, tanta entrega en obra y pensamiento fue reconocida con el Premio Huellas, que otorga la ACAA por los años de trabajo dedicados a los órganos de dirección y contribución al desarrollo de los objetivos culturales de esa asociación.
“Desde hace años, mis compañeros de aquí confiaron en mí para integrar la Junta nacional de la ACAA. Ese lauro lo merece toda aquella persona que ponga empeño en reordenar la fuerza artesanal y artística del país, a fin de colocarla en los escenarios que más fuerza tengan en la identidad cultural de Cuba, en el rango de la artesanía”.
Heredero de muchos hombres y mujeres capaces de crear con las manos como Rafaelito Tiemblatierra y sus juguetes a tejido, Benita Martín, Veneranda Raya…, Mario Félix no pierde oportunidad para dejar escapar con su verbo punzante cuánto le duele que no se reconozca la artesanía con su justo valor.
“Estamos activos, pero la base material está muy difícil de obtener. Por ejemplo, en mi caso, la tela y el tinte, ¿dónde se consiguen? Con excepción de Sancti Spíritus, todas las filiales provinciales de la ACAA cuentan con sede; es una realidad que no se entiende, cuando aquí está Trinidad, Ciudad Artesanal del Mundo y Creativa de la Unesco en Artesanía y Artes Populares. No ha quedado espacio, ni quedará, donde no lo digamos. No se trata de un capricho, sino de una verdadera necesidad porque en este territorio, a mi juicio, hay muchas aspiraciones y pocas perspectivas reales”.
Y mientras ese anhelo se concreta, Mario Félix, tal y como expresó en el último encuentro de la Junta Nacional de la asociación, alerta sobre la necesidad de fomentar un movimiento de cultura comunitaria con las raíces del arte.
“Hay una artesanía de carácter popular tradicional y otra de carácter popular, o sea, me refiero a las nuevas cosas que ha hecho la gente como coger una lata de cerveza y hacer un cenicero. Pero todo no puede ser de materiales de desechos o recorterías. La artesanía exclusiva requiere de materias primas con calidad, a las que hoy apenas podemos acceder por las limitaciones que todos conocemos.
“Pero no debemos cruzarnos de brazos. Hay que impulsar el movimiento. En una escuela, banco, en la esquina de nuestras casas podemos encontrar a personas que saben bordar, tejer, esculpir… Tenerlos aislados no es saludable”.
Habla con orgullo de sus visitas a varias naciones y cómo le han pedido que les comente sobre las raíces más autóctonas de nuestra cultura.
“La artesanía es vida. No es un detalle, es una fuerza. Precisa que siempre se le otorgue su valor y se promocione. Aquí existe el salón que reúne a los mejores exponentes. Pero, aunque ha marcado un acento, no es el mismo por la cantidad de obras ya que asisten menos artesanos que en otros momentos por problemas con el transporte u otras dificultades. Pienso que lo mejor es recorrer el corazón de las comunidades para, en esos contextos, fortalecer de forma colectiva el ingenio creador”.
Mario Félix Bernal ha demostrado con creces que no es hombre de deponer las armas. Desde sus propias creaciones o como representante del gremio artesanal defiende a ultranza la identidad cubana.
“No abogo porque rechacemos la modernidad, pero nuestra casa no es de brillos, es de detalles que indiquen nostalgia, amor, fidelidad…, nuestras verdaderas esencias”.
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