A los espirituanos nos define la música. Son pocos en el mundo los capaces, como nosotros, de atesorar géneros tan diversos como la trova, la música campesina y la clave. Ese don nos identifica como un pueblo genuinamente musical.
Sancti Spíritus tiene una peculiar banda sonora que incluye la trova, los tríos en las madrugadas, con cuerdas y voces que se amplifican en los recovecos de las calles desiertas; los coros de clave que cantan al espíritu del otoño y la nostalgia de diciembre.
La ciudad tiene también su parranda campesina que rememora el julio del Santiago, la bullanguera fritanga, el sombrero, la guayabera y el olor a puerco asado.
Desde niño la ciudad se va acomodando en tus oídos, y deja una estela sonora que te acompañará siempre, y a la que se incorporan las congas y los pasacalles, también de julio; y como compendio integrador lo majestuoso de su banda de música,que lo mezcla todo en una paleta musical que tiene los colores de las soleadas mañanas de domingo.
Leí alguna vez que una ciudad no lo es hasta que no tiene su banda de música. Original manera de resumir el espíritu de una institución que acompaña la alegría y la muerte, y que tiene pertinaz presencia en una retreta, un concierto, un baile, en una peregrinación o un sepelio.
Integrar la banda de música es un honor para cualquier músico que se precie de serlo. Es como un blasón que en la mayoría de las ocasiones se lleva por años, con prestancia y orgullo.
En la mañana del 10 de octubre de 1904 se registró la primera retreta de la Banda de Música Espirituana.
En tan lejana fecha sus integrantes eran adolescentes y jóvenes amantes de la música, que voluntariamente sostuvieron la institución hasta el año 1914. Un año después el propio Gobierno Municipal decidió subsidiarla y adquirió, entonces, el título de Banda Municipal Sancti Spíritus.
En este octubre nuestra Banda de Música celebra su aniversario120, y por más de un siglo ha mantenido con estabilidad su participación en los más importantes acontecimientos de la villa:actos políticos, conmemoraciones y galas culturales engrosan su dosier.
La historia de la Banda espirituana no puede escribirse sin dedicarle un capítulo a Jesús María González Pérez.
Su relación con la institución comienza en los primeros años de la década del 50 del siglo pasado; en ella se inició como trompetista, hasta que en el año 1974 es nombrado su director. Allí permaneció hasta su fallecimiento en el año 2013.
Por más de tres décadas,Jesús González dirigió la banda y se convirtió en uno de los músicos espirituanos más queridos y respetados.
La agrupación me trae el recuerdo de mi asombro la primera vez que vi y escuché a aquellos músicos de porte marcial y paso seguro en un desfile. La banda es el recuerdo de la mano de mi padre en la mía, el olor a violeta de mi madre, un domingo cualquiera,en el frescor musical de una retreta, con valses, boleros y danzones. Eso también era la felicidad.
Si la historia de los pueblos puede escribirse por su música, en la nuestra no puede faltar esa mezcla de melancolía, amor al terruño y alegría contagiosa que se impregna en el aire cuando se escuchan las claves, rumbas, tonadas, pasacalles y nuestra banda.
Cada domingo, en la quietud de las mañanas que invitan al paseo familiar, en actos y conmemoraciones patrias, la banda de música nos acompaña en nuestra ciudad desde hace más de un siglo.
La banda es el himno; es la añoranza; es el terruño querido; la banda, nuestra banda, es también un canto a la patria.
(Texto de Carlos Sotolongo)
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