El capítulo espirituano de la XXXII Feria del Libro dejó caer su telón este domingo, tras poner a disposición del público unos 34 000 ejemplares de las editoriales Letras Cubanas, Oriente, Arte y Literatura, entre otras.
De acuerdo con Antonio Hernández Cervera, director del Centro Provincial del Libro y la Literatura, durante la cita se expendieron en Sancti Spíritus textos y otros materiales didácticos por un valor de más de 630 000 pesos, cifra que, si bien resulta inferior en comparación con otras ediciones, se adecua al contexto, pues solo llegó al territorio un centenar de títulos y el resto de lo vendido salió de los almacenes del sistema de librerías del patio.
Volvieron a destacarse los volúmenes infantiles entre los más comprados como La Edad de Oro y las pancartas didácticas; mientras que para los adultos se distinguió Arte y Libros. Dos universos y una isla, de Carina Pino Santos Navarro, una verdadera joya editorial bajo el sello de Letras Cubanas.
La cita convocó al resto de las manifestaciones, aunque fue necesario realizar ajustes al programa dado el déficit de generación eléctrica que ha vivido la provincia —especialmente este fin de semana— pero aun así se realizaron acciones varias.
Lo más ovacionado, por supuesto, fue la presentación de la obra Fátima y el parque de la Fraternidad, interpretada por Ray Cruz, así como las propuestas infantiles y los sonidos y colores de un fragmento de las Parrandas de Guayos en pleno bulevar yayabero.
Esas propuestas en centros culturales y espacios públicos confirmaron que en esta tierra se pensaron todas las alternativas posibles para hacer una fiesta, principalmente con los recursos humanos y materiales del territorio.
“La posición más fácil es decir no podemos hacer la Feria —aclaró Víctor Ángel Fernández, uno de los invitados a la cita—. Es cierto que añoramos aquellas en que había miles de libros y no se podía caminar. Pero no la hemos dejar perder, a pesar del sacrificio y esfuerzo que implica”.
Por su parte, Ariel Dacal Díaz, autor habanero, describió que si bien el suceso es un reflejo de los compases de la vida actual no se podían dejar caer las intenciones que oxigenan el hábito de la lectura.
“Una de las cosas más hermosas que hizo la Revolución fue la sed de lectura y yo creo que reformular la Revolución implica realimentar otra vez esa sed, a fin de que le preguntemos al mundo constantemente”.
La clausura oficial de la Feria del Libro en Sancti Spíritus fue pretexto para honrar a Juan Eduardo Bernal Echemendía, Juanelo, —a quien se le dedicó esta edición—; así como a Ramón Luis Herrera, a quien se rendirá tributo en la de 2025.
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