El 2 de enero de 1959 el líder histórico de la Revolución Cubana, acompañado por el Ejército Rebelde, emprendería un glorioso viaje hacia La Habana; una invicta caravana que recorrió la historia de la nación.
Dicen los que tienen edad para contarlo que, en esos días en cada ciudad, y en cada pueblo por donde transitaban los guerrilleros, multitudes gigantescas dieron su saludo a Fidel quien calificó el acontecimiento como un baño de multitudes, un baño de pueblo.
Acerca de su entrada a La Habana, los periódicos de la época reseñaron que todos los sonidos de la ciudad se unieron al vocerío de las muchedumbres, las sirenas de los barcos, las campanas de las iglesias, las bocinas de los autos, los silbatos de las fábricas.
La entrada a La Habana de la #CaravanaDeLaLibertad con Fidel al frente, el 8 de enero del 59, es el más bello símbolo de la victoria y el momento de mayor júbilo del pueblo de #Cuba. Comenzaban 65 años de obra y realizaciones. #EstaEsLaRevolución pic.twitter.com/nR05D8p9PI
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) January 8, 2024
Se escucharon las salvas de 21 cañonazos disparados por dos fragatas de la Marina de Guerra. La garganta del pueblo enronquecía en un grito de libertad.
El punto final del histórico recorrido fue el 8 de enero de 1959 en el campamento militar de Columbia, bastión de la tiranía Batistiana. Lo que ocurrió allí lo recuerdan los más veteranos, y los más jóvenes, lo han aprendido de la historia de una nación que no olvida como llegamos hasta aquí.
En la memoria de muchos permanecen las nítidas imágenes con el vibrante discurso del Comandante en Jefe. La presencia cercana del intrépido y valeroso Camilo Cienfuegos y la simbólica paloma en el hombro de Fidel.
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