La solidaridad hizo la luz

Durante la última semana, Sancti Spíritus, como el resto de Cuba, vivió días excepcionales marcados por la carencia del servicio eléctrico y el paso del huracán Oscar por el oriente de la isla

Compartir y multiplicar lo poco ha sido siempre una virtud de los cubanos. (Foto: Facebook)

Hasta aquel potrero en Boquerones, La Sierpe, repleto de novillas de la raza cebú bermejo y que parecía desconectado del mundo, llegó la noticia.

—Cuba completa está apagada, advirtió Alien.

Y como no suele irse con bolas de trapo, nuestro camarógrafo corroboró la mala nueva con el perfil en X del Ministerio de Energía y Minas: “Tras la salida imprevista de la CTE Antonio Guiteras, a las 11 de mañana de hoy se produjo la desconexión total del Sistema Electroenergético Nacional. La Unión Eléctrica trabaja en su restablecimiento”. Era el viernes 18 de octubre.

La noticia cayó como un cubo de agua fría sobre un país trasnochado, sobre su gente trasnochada, por tanto apagón tras apagón. Justamente, avanzada la noche del jueves 17 de octubre, en comparecencia especial televisiva el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz y directivos de Energía y Minas informaron acerca de la situación de emergencia energética que tiene en ascuas a Cuba debido, en lo fundamental, al déficit de combustible.

Aguijoneados por esa realidad, que condujo al anuncio de varias medidas, amanecimos el viernes. De esa fecha a hoy, hubo más de una desconexión del Sistema Eléctrico Nacional; y en medio de tanta desunión electroenergética, la solidaridad se encendió y nos hizo mejores colegas, mejores cubanos.

¿Qué otra lectura pudiera tener el fogón de leña improvisado en los bajos del edificio para preparar la caldosa, hecha con lo que cada cual pudo aportar? ¿Qué decir del freezer compartido entre muchos? Sí, entre muchos porque ni el anfitrión ni el resto de los “clientes” tenían cajas de pollo ni perniles de puerco que guardar.

¿Cómo interpretar el gesto del vecino, cuya casa dispone de planta eléctrica, de cargar los teléfonos móviles de medio barrio, al igual que lo permitieron los centros laborales con servicio de energía? ¿Cuál sería la palabra precisa para calificar a aquellos que brindaron una taza de café a la abuela que vive en frente o al custodio de la empresa contigua a la casa? En este caso, una disculpa sobrevenía casi siempre:

—Está un poco amargo.

El azúcar no ha venido este mes a la bodega, y no hay quién se empate con el precio al que llegaron a venderla algunos particulares por estos días: 500 pesos la libra. ¡Vaya!, casi el valor de una tonelada de este producto en el mercado internacional.

Suele ocurrir en tiempos de crisis. Los oportunistas aprovechan las carencias de otros para cebar sus bolsillos. Sucede en Sancti Spíritus, Nueva Delhi y Tokio. Pero existen oportunistas de toda clase de ralea; por ello, la vigilancia de las instituciones estatales no se dejó a la buena de Dios.

Hoy, Cuba entera mira hacia Guantánamo. Cuando todavía la sincronización del Sistema Eléctrico Nacional era un espejismo, el huracán Oscar entró con paso lento y demoledor por las inmediaciones de Baracoa. Era el domingo 20 de octubre; restaban 10 minutos para las seis de la tarde. La tierra, los ríos y los arroyos reventaron por tanta lluvia. El diluvio. Siete vidas perdidas como saldo preliminar. Duelen esas ausencias, duele aquella mujer intentando recomponer un cuarto —con la ayuda de los vecinos— para pasar la noche en su casa derrumbada. A no dudar, durante las últimas jornadas no solo el apagón encendió la solidaridad entre los cubanos.

Enrique Ojito

Texto de Enrique Ojito
Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida (2020). Máster en Ciencias de la Comunicación. Ganador de los más importantes concursos periodísticos del país.

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