La televisión cubana mantiene programas en formol

La pequeña pantalla necesita explorar nuevas fórmulas para conquistar a sus públicos ante la gran variedad de opciones de consumo cultural

Ilustración: Ramsés/ Archivo de Escambray

Hay programas en la televisión cubana que son puramente caritativos: están allí, en la parrilla, para que la mujer trabajadora que llega a casa a las mil y quinientas y come frente a la pantalla con el plato en la mano, tenga el tiempo necesario para fregar y darse una ducha entre la telenovela de turno y la película o la serie que pasan una hora más tarde, si esa noche tiene corriente, por supuesto.

En la categoría de “programas humanitarios”, a la que no se le ha hecho justicia suficiente, clasifica, por ejemplo, Cuando una mujer, cuya música de presentación suelo escuchar de lejos, con el chorro de la ducha cayéndome sobre la espalda, y a seguidas, la frase que cualquiera pudiera recitar tan de memoria como la recita la conductora: “Hola, soy Tamara Castellanos, agradeciéndoles estos minutos de su tiempo para juntos dialogar”.

Después viene el dramatizado que plantea la situación, el collage de opiniones tomadas al azar con una cámara que pareciera estar fija en La Rampa, el desenlace con la moraleja explícita y, para rematar, el inamovible parlamento: “Recuerde que somos su programa Cuando una mujer, un espacio para meditar. Nosotros solo le proponemos, el camino a transitar, ese lo escoge usted”.

Nadie duda que el espacio cumple un rol imprescindible, que mucho ha contribuido a visibilizar los conflictos de la mujer en una sociedad machista como la nuestra; ahora, también está claro que pudiera actualizarse, ensayar otras fórmulas, introducir algunos cambios, por leves que sean, para demostrar que lo útil no está reñido con lo agradable.

El consejo de “cambiar todo lo que deba ser cambiado” se le aplica igualmente a Vale la pena, esa especie de sesión psicológica televisiva que, salvo algún que otro retoque en las imágenes de inicio y cierre, luce como hace décadas, cuando Manuel Calviño entró por primera vez en nuestros hogares para evitar que el período especial nos agobiara demasiado.

Aquel propósito —librarnos del agobio— no lo consiguió entonces ni lo va a conseguir ahora, pero en tantos años de consultas en pantalla Calviño nos ha venido convenciendo de la importancia de la comunicación, el consenso, la empatía, la participación… con argumentos tan sólidos que a veces me pregunto si todos ven el espacio y para cuándo surtirán efecto sus exhortaciones en abstracto.

Vale la pena, Cuando una mujer, De la gran escena, Mundo mágico… Ojalá fueran solo esos los programas que la televisión cubana mantiene conservados en formol.

Gisselle Morales

Texto de Gisselle Morales
Periodista y editora web de Escambray. Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2016). Autora del blog Cuba profunda.

19 comentarios

  1. Pienso que el mismo problema lo presenta la televisión local. Es un mal generalizado porque es un patrón copiado. Por eso prefiero escuchar música desde YouTube y ver las series o peli que selecciono. Así que no vale la pena decir más.

  2. !Excelentes y valientes tus criterios Giselle! De acuerdo en un 100 % ! La creatividad en nuestra Televisión tiene muerte neurológica, solo personas como tú pueden oxigenarla!

  3. La programacion de la tv cubana esta deprimida como todo en en el pais como han acotado otros anteriormente, algunos muy viejos ,añejados en el tiempo pero siguen ahi, del humorismo mejor no hablar y el programa de roclan un fracaso total pues quien imita fracasa.
    solo deseo agregar que las ultimas novelas cubanas que se han hecho ultimamente han mantenido un aceptable nivel de teleaudiencia,aunque con desniveles en la actuacion

  4. Rosa María Moros Fernandez

    No me parece que toque a la periodista hacer propuestas o sugerencias para mejorar la programación televisiva, para eso hay cualquier cantidad de personas en ese medio a quienes compete esa tarea, bien urgente además. Creo que lo publicado por «Escambray» es exacto, y me preguntó si en la Televisión no existen: control de la calidad, monitoreos sistemáticos, sondeos de opinión, y por supuesto, los análisis que corresponden según sea el caso. Parto de la experiencia de casi 50 años de trabajo en Radio Cadena Agramonte, dónde el vínculo emisora-oyente siempre fue exquisito, necesario y muy provechoso para ambas partes, pues radica ahí el termómetro que marca hacia donde enrumban los intereses de los públicos. Creo que además de tener una nueva ley de Comunicación, sus esencias aterricen con realismo en nuestros medios de prensa, empezando por la televisión que es el más costoso de todos. Los televidentes lo agradecerán. De

  5. Y qué decir de la falta de programas humorísticos que puedan relajarse un poco las tensiones de la vida cotidiana. Hasta Vivir del Cuento ya prácticamente desapareció.
    Demasiados espacios políticos y donde solo se escucha guerras, problemas, reuniones, películas de terror y muertes.
    En fin, hay que seguir acudiendo al llamado paquete semanal.

  6. Muy acertado este artículo y de esta joven periodista. Considero que para mantener una buena audiencia la TV cubana tiene que competir y no emular. Son muchos los adversarios que tienes y las personas eligen por su gusto, no por su conciencia. Ya ese tiempo pasó. Son muchos los desafíos a diario de la familia cubana para estar observando nuevamente obras repetidas como El Naranjo del patio, Julito el pescador, En Silencio……y muchas más
    Es hora de corregir el trabajo y complacer al televidente o lo pierdes.

  7. Se habla de los programas que se mantienen en formol, pero cuando tengan un tiempo hay que dedicarle un tiempo a los que nunca debieron haber nacido como el de Roclan, pésimo, es uno de los peores desde el surgimiento de la televisión en Cuba

  8. La tv cubana no va a cambiar, el criterio de que no se cambia lo que hasta ahora ha «servido» parece premisa. Pongo la revista matutina, hasta que Lázaro dice los mw previsto, veo en ocasiones meridiano deportivo, el noticiero los titulares, no se ve novelas, solo algunas series históricas, y en mi opinión el peor 23 y M, un programa para resaltar la conductora y poder ver el «gran esfuerzo y todo el trabajo de nuestros artistas para llevar la música cubana a todas partes.

    • Del formol sacaron a Julito el pescador.
      Por lo que parece, los guionistas tienen los brazos enyesados
      Y los noticieros y programas de «opinión» están «a pululu».
      Y Multivisión es como la Calabacita: Hasta mañana.

  9. Bueno, de la gran escena es un musical, variado, y de calidad, pero hay algunos que viven del cuento y al menos hace rato que no me esbozan ni una sonrisa y dice que son humoristas

  10. Y peor, los del verano que nadie rueda, y parece que siguen ahí. O al menos se extendieron un poco después de este.
    Ya cuadro a cuadro necesitan jubilar ese formato, no cumplió ningún rol este año. ¿Gravity falls solo en vacaciones???
    Y un buen anime en el programa de aventuras sería un regalo interesante.
    Quien no recuerda el formato antiguo de multivision cuando pusieron Yu gi oh??
    Mientras, tal parece que toman esas decisiones «equivocadas» a propósito, porque les resulta más fácil o no les interesa.

    • Analisis quizás interesante de la periodista, pero como siempre sin propuestas o sugerencias, q fácil es criticar , que difícil es hacer…en fin otra q vive del cuento

      • Y los que deberían pensar en lo que decimos aquí, a veces por nostalgia y otras por «experiencia», ¿Dónde están? ¿Están trabajando??
        Porque el mes que viene pueden volver a escribir un artículo similar y estoy seguro que caeremos en los mismos comentarios, muchos con razón.
        Evidentemente cuando escribí mi primer comentario, al inicio, me refería al programa de roclan, no cumplió. Otro más al olvido.
        Nunca han retransmitido el primer sitcom, de los médicos, con lo que inauguraron Multivision. Con la falta que hizo en la pandemia que lo hubieran puesto. El domingo en la noche sigue siendo un buen día para recuperar ese espacio. Si siempre ponían uno en las tardes.
        Hay cosas y cosas como todo, pero muchas veces, si miras a reojo, como siempre digo, tal parece que no quieren trabajar.

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