La Zurda de Oro brilla en canchas salvadoreñas

La espirituana Eilen Gilbert Salgado incursiona con éxito en la principal liga profesional de baloncesto de El Salvador

La experiencia en la liga salvadoreña ha enriquecido su carrera profesional.

Tiene unas cuantas libras de más, pero mantiene su pose de modelo, con sus 1.83 de estatura, su sonrisa espontánea y la elegancia de siempre. También preserva, y eso es lo más importante, la puntería, el talento y la habilidad para jugar.

Con esos atributos y las referencias “de una amiga”, Eilen Gilbert Salgado llegó a El Salvador, donde incursionó en la principal liga profesional de baloncesto en ese país, que ha organizado 11 campeonatos de este tipo en los últimos seis años, con la incursión de nueve equipos.

En lo que constituyó su retorno a la competición internacional, regresó incluida en el top ten de las mejores jugadoras, a pesar de que llegó al país centroamericano cuando ya su club Salvadoreñas había jugado el primer partido de la Liga Mayor de Baloncesto Femenino de esa nación.

“Estaba de vacaciones y me llegó el aviso vía WhatsApp. No era que no estuviera entrenando porque siempre me mantengo activa, haciendo ejercicios, tirando al aro. Pero allá tuve que hacer lo que llaman un doble doble, ir completando la preparación en medio del torneo. Jugaba el día que me tocaba y luego entrenaba con la selección principal porque el director de mi club era, a su vez, el mismo de ese equipo. No tuve ningún problema para compenetrarme con el conjunto, pues fue como si siempre hubiésemos jugado y eso claro que favorece el team work”.

Y así fue tomando “carretera” en medio de los tabloncillos: “Es una preparación y una competencia totalmente diferentes, hay muchos factores que influyen, como la alimentación, las canchas, los instrumentos y equipamientos para trabajar, que no los tenemos en Cuba, pero te facilitan los entrenamientos”.

Por tanto, lo que consiguió en lo individual y por su equipo, que avanzó a instancias de semifinal, la dejó complacida por su accionar ofensivo, que incluyó marcajes de más de 20 unidades por partido en varias oportunidades y mucha utilidad defensiva en los rebotes, recuperaciones, asistencias.

“Fue mejor de lo que esperaba, pues hacía rato no competía y fui con la preparación incompleta.  La liga me ha dado mucha experiencia, en lo personal me permitió probarme una vez más como atleta contratada en el extranjero y sentí que había recuperado lo que por un momento había tenido retenido por el embarazo. Me sentí superbién y contenta conmigo misma por haber podido volver con tanta fuerza. También me enseñó que hay que seguir trabajando en el baloncesto de Cuba y buscando más oportunidades.

“Allá hay muchas categorías, desde pequeñas hasta mayores, y se trabaja, pero el deporte es como algo opcional porque todas trabajan o estudian, no es como acá, que hay una escuela y demás; todos los clubes tienen una o dos extranjeras. La vi bastante competitiva y a las personas, al público, les gusta mucho el básquet, asisten a las instalaciones y apoyan los juegos”.

Tampoco es que haya llegado en cero. Eilen tiene una reserva que le dan sus casi dos décadas en la práctica del baloncesto, casi la mitad de ellos en los principales equipos cubanos, con los que ha asistido a varios eventos internacionales, tanto en la modalidad tradicional como en la de 3×3.

También la trayectoria como una de las mejores jugadoras espirituanas, integrante de la selección que se coronó en 2014 como titular de la Liga Superior, bajo la égida de quien considera su padre: Gabriel Alexander Álvarez, fallecido en trágicas circunstancias en medio de ese torneo.

Sin sacudirse el sudor salvadoreño, la muchacha de 26 años ahora entrena en La Habana como integrante de la selección nacional; “para ir a un Centrobasket en noviembre, ahora mismo mi objetivo no es volver a la escuela, pero siempre que pueda apoyar a Cuba, voy a ayudarla”.

Comenta también lo que significa para ella el baloncesto, luego de un accidente que la tuvo en cama por meses.

“Nunca me di por vencida y siempre supe que regresaría a la cancha, esa fuerza me permitió recuperarme y volver. Mi primera motivación es que, además de que me gusta, está mi hijo Yeremy Jael, que es mi razón de ser y mi inspiración para seguir adelante. Hay muchos factores ajenos a nosotros que no nos favorecen, pero a uno le gusta esto, hay que trabajar para poder tener oportunidades”.

Y aclara que El Salvador no es el responsable de sus libras de más y que han dejado atrás a aquella muchacha que casi no se advertía en la cancha, de no ser por sus tiros, cuando le decían la Zurda de Oro: “Allá debo haber cogido dos o tres libras, pero normalmente después que parí no he vuelto a ser flaquita como antes… Ojalá”.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

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