En medio de limitaciones materiales, fundamentalmente relacionadas con la falta de envases y materias primas, la empresa de Laboratorios Biológicos Farmacéuticos Labiofam Sancti Spíritus se reinventa cada día con la búsqueda de diversas alternativas y el emprendimiento de múltiples proyectos de producción, comercialización y prestación de servicios.
“El pasado año logramos cumplir el plan de ventas netas y de ingresos totales de la empresa. Estamos concentrando esfuerzos en desarrollar líneas de producción con posibilidades exportables, en este caso tenemos el Trichoderma A-34 polvo humedecible y el Ferrical, que es un suplemento nutricional”, comenta a Escambray Rosaida Pérez López, la directora de esta entidad.
El colectivo ha logrado consolidar la elaboración de productos naturales, fundamentalmente los destinados para las ventas a la Empresa Comercializadora de Medicamentos: Mieleo, Asmasan, Ferrical y Flormat.
“En el caso de este último tenemos un encadenamiento productivo con la AgroFAR para aprovechar su mayor capacidad de producción y mejor equipamiento. Nosotros ponemos la materia prima. También logramos acceder, a través del proyecto de colaboración Consas, a un financiamiento de 70 000 euros para la cría intensiva de Galleria mellonella, un insecto que permitiría potenciar varias líneas de entomófagos y entomopatógenos” detalla la ejecutiva.
Además, han intercambiado con diferentes formas de gestión no estatal, incluida Villa Plast, que garantizó en gran medida los envases para las producciones alternativas; y se han insertado en el mercado nacional con el fin de obtener materias primas endógenas y sustituir importaciones.
Labiofam en el territorio resulta un puntal en la elaboración y comercialización de los bioproductos para la agricultura y ha presentado paquetes tecnológicos para varios cultivos que han alcanzado reconocimientos en eventos científico-técnicos.
Uno de ellos, por ejemplo, se aplicó en el cultivo de la papa agroecológica con muy buenos resultados el pasado año en la provincia; en tanto, hace más de una década existe un programa de manejo integrado de plagas en los silos de semilla de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro con bioproductos de esta entidad.
En cinco puntos de ventas y dos farmacias comercializan desde lociones para después de afeitar y talcos, hasta desincrustante, detergente y varios medicamentos de uso humano y animal, todo con reconocida calidad y mucha demanda.
“La comercialización es lo que más aporta a la economía de la empresa. Vendemos mercancías propias y elaboradas en otros territorios, productos naturales y farmacéuticos como las vacunas, los antiparasitarios inyectables y otros medicamentos de uso animal. También ofertamos varios servicios veterinarios y de manejo ambiental, tanto para las empresas como para el sector privado, por ejemplo fumigación, desratización y desinsectación”, amplía Rosaida.
Entre los resultados más interesantes de Labiofam últimamente se encuentra el complejo comercial que presta servicios en la calle aledaña el bulevar espirituano, donde se fusionan la comercialización de diversas mercancías, un punto de venta de la agricultura, una clínica y farmacia veterinarias.
“Allí nos faltan algunos detalles de documentación y se ha presentado un problema con el agua, que ya estamos resolviendo. Vamos a hacer una cisterna, tenemos una turbina. Esa clínica es una belleza, fue un proyecto que salió por el fórum de ciencia y técnica, donde se unen la consulta y la farmacia. Esa idea promete. Queremos abrirla para junio, por el aniversario de la ciudad”, asegura.
Además, pretenden trabajar en otra clínica veterinaria en Cabaiguán, abrieron una tienda on line con buena aceptación y mantienen alianzas con universidades y centros de investigación del país para el desarrollo de nuevos productos.
A pesar de las dificultades presentadas el pasado año en el proceso productivo —roturas en la Planta de Bioproductos, falta de materias primas para la fabricación de detergente y otros surtidos, carencias de envases, entre otras—, Labiofam Sancti Spíritus logró comercializar más de 35 productos de alta demanda, participó en varios evento científicos con trabajos de alto impacto en materia de soberanía alimentaria y desarrollo local, y mereció la Condición 8 de Octubre, máximo reconocimiento que otorga la ANIR.
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