Las Tunas: regio campeón

Los Leñadores se coronaron en la versión 63 de la Serie Nacional tras vencer sin tropiezos al favorito Pinar del Río

Los Leñadores retienen la corona nacional. (Foto: JIT).

No resultó la final trepidante que algunos auguraron y fue la más corta de las subseries de postemporada, mas lo que queda sobre el terreno de la Serie Nacional en su versión 63 es un regio campeón: Las Tunas.

Es verdad que se esperaba una rivalidad mayor, sobre todo por el desempeño de Pinar del Río en toda la campaña, la que lideró de manera soberbia al no perder ni siquiera una subserie y luego se impuso antes del límite en cuartos de final vs. Sancti Spíritus y en semifinales ante Industriales.

Por tanto, esto de que cayera en solo cinco juegos 1-4 ante los tuneros se lo esperaban pocos y ello, desde mi punto de vista, deslució la finalísima, antecedida como estuvo de unos cuartos de final de alta rivalidad, definidos tres de sus cotejos en el juego siete y el otro en el seis

Pero nada empaña el título de Las Tunas, que fue campeón desde que supo soportar la embestida avileña y se sobrepuso a un supernocaut y a un nocaut seguido.

Desde ahí sus hombres hicieron lo que mejor saben hacer: batear y batear bien cuando hace falta. Así, a leña limpia, eliminaron tempranamente a los Alazanes de Granma y anunciaron lo que sobrevendría después ante Pinar del Río. También contaron con un pitcheo eficiente y eficaz.

De tal modo, se convirtieron este domingo en los campeones de Cuba por tercera vez y por segunda consecutiva; porque cuando Jean Lucas Baldoquín le enderezó la curva al zurdo Rau­del Lazo todos supieron que la 63 Serie Nacional tenía el mis­mo vencedor de hace un año. El jonrón por el jardín izquierdo no solo rompió el empate a una carrera hasta el octavo capítulo, sino que mandó a los Vueltabaje­ros a pensar únicamente en los tres outs que les quedaban. Los Leñadores tuneros retuvieron la corona y su alegría conta­gia más allá de sus seguidores, de su terruño.

El quinto desafío resultó más cerrado de lo que muchos creyeron. Los abridores y relevistas se empeñaron en sofocar rebe­liones y no llegaron las conexio­nes oportunas, sobre todo por los visitantes, quienes dejaron 11 hombres en base sin poder an­clar en home. Y, como si la crónica quisiera terminar más arriba, el cerrador Alberto Pa­blo Civil sacó el último out con ponche fulminante a un jugador que le puso alma y corazón a su equipo: Alexei Ramírez.

Mucho podrá analizarse aho­ra de lo sucedido en esta final. Pero en ningún caso se puede dis­minuir la inspiración de los orien­tales, que sin ser tan mediáticos como los pinareños, tenían clari­dad de lo que querían: no soltar el cetro ganado en el debut como mentor de Abeysi Pantoja, un en­trenador que ha mostrado dotes de líder para unir, motivar y respetar a una afición que abrió la fiesta apenas cayó el out 27.

Los hermanos Alarcón, Yos­vani y Yordanis; sus similares Baldoquín, Roberto y Jean Lu­cas; el aporte integral de Rafael Viñales; la madurez de Denis Peña; la explosividad de Héctor Castillo y la estabilidad de Yu­niesky Larduet y Yudier Ron­dón son eslabones imprescin­dibles en este triunfo, que ubica ahora a Las Tunas como el no­veno equipo que logra dos títu­los en línea en la pelota cubana; y el octavo con tres coronas en sus vitrinas.

El reconocimiento también para los pinareños, que de un lugar 14 en el campeonato precedente, escalaron al segundo puesto.

Cierra así una temporada en que tuvimos más sombras que luces en muchos aspectos del arbitraje, estrategias de juego y estadísticas defensivas y en el pitcheo, por solo citar las más visibles y comentadas por juga­dores, público y especialistas.

Con el título de Las Tunas, concluyó la Serie Nacional en su versión 63, que volvió a tener en los play off a su tabla de salvación, luego de un calendario de graderíos semivacíos y hasta vacíos 

Deberá reevaluarse cómo retomar su calendario de antaño, que generalmente iniciaba en noviembre y solía concluir hacia los meses de marzo y abril, periodo en que el sol no es tan violento como en estos meses de verano y hace menos estragos que los vistos en esta oportunidad con varios jugadores afectados en pleno terreno.

Los tuneros se preparan ya para asistir en septiembre a un evento internacional y seguirán viajando luego con este nuevo éxito. Muy encomiable su pre­paración física y el balance de sus fuerzas para llegar a la pos­temporada con el nivel más alto. Ahora a festejar, a celebrar con una afición que jamás los trai­cionó. Y eso cuenta en esta cró­nica anunciada desde el tercer éxito. ¡Felicidades, Leñadores!

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

3 comentarios

  1. Felicitaciones a los Leñadores.
    Pienso que para los próximos eventos hay que poner un poco más de disciplina en todo.
    Por ejemplo para mí es inconcebible que Saavedra juegue con los tres botones superiores desabrochados, tres cadenas gruesas bañadas en oro? y una cinta negra en la pierna derecha.
    En la MLB eso no se permite y el ejemplo está en que el Pirineo fu mucho más sencillo en su uniforme.

  2. Coincido con Elsa, el calendario de la pelota debe ser cambiado. En estos meses jugar a las dos de la tarde es complicado. Ayer se notaron casos donde ya el pelotero no aguantaba más. El rendimiento no es igual. No recuerdo bien, pero creo que el cambio del calendario se dió bajo el pretexto de acomodarnos al internacional, que si la Serie del Caribe, el Clásico, la MLB, etc. Opino que lo primero es nuestro deporte, nuestra serie y si se da un evento internacional, entonces busquemos la solución para el momento porque los topes o eventos internacionales no son fijos ni siempre se aseguran. Muchos locutores y periodistas transmitían la impresión de que ajustándonos al mundo, íbamos a resolver los problemas propios y ocupar planos terrenales. Y el sol? Y la lluvia?

  3. Merecido el título para Las Tunas y el segundo lugar para Pinar. De nuevo pienso en el porqué de los Gallos. Les falta mucho de combatividad, amén excepciones, juegan noble, el aspecto técnico a la ofensiva y la defensa es pobre. Todo apunta a la concepción del juego y al entrenamiento insuficiente. Eso no es nuevo, viene desde aquella estela de buenos jugadores que jugaban bien, pero no ganaban . Se exige pensar y no hacer lo mismo, hay que cambiar desde la escuela hasta el equipo Gallo mayor.

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