Hace solo algunos meses, en los inicios de la campaña, hablamos desde el mismo asiento. Entonces fue una especie de banquillo de acusado, tras nueve derrotas seguidas que lo pusieron en el ojo del huracán público.
Luego, hacia fines de mayo, volvimos a hablar desde el mismo lugar cuando los Gallos andaban por el lugar 13 de la tabla a falta de 21 juegos y su equipo dejaba mucho que desear sobre el terreno. Había acabado de sentar a Rodolexis Moreno por no correr y su voz era un hilo. Aun así, Lázaro Martínez Alfonso tenía la esperanza de que llegara el levantón y afirmaba que no estaban muertos.
Pero lo que me olió a exceso de optimismo al pronosticar —como al principio— que en el juego 75 lograrían la clasificación era un acto de fe y de convicción; en parte, porque no les toca a los directores hablar de rendición o porque quizás conoce como pocos a los Gallos, tras su segundo año al frente y más de 20 entre ellos.
Ahora hablamos otra vez desde el mismo asiento, pero en el trono de los clasificados a la postemporada en una lid que les exigió como pocas para montarse en el ultimo vagón del tren de los ocho.
¿Qué cambió en el equipo?, pregunto. Su rostro se ilumina y su presión cede.
“Primero que todo voy darle gracias a Dios. Tengo que decir que los jugadores tienen momentos difíciles, por cosas que pasan en la vida, pero con conversaciones se llega siempre a un consenso con ellos, porque son humanos. Analizamos que hubo problemas de actitud y empezamos a trabajar individualmente y en colectivo, les hicimos saber que el campeonato no era un día, sino 75 juegos en los que se podían hacer muchas cosas.
“Llevo ya 25 años, primero como delegado, entrenador y ahora director, y siempre este equipo tiene una etapa que gana 13 o 14 juegos y por eso estábamos no confiados, pero sí estimulados con que esa etapa iba a llegar; y por suerte llegó, más todas las cosas que hicimos porque nunca los entrenadores dejaron de actuar todos los días, porque si a uno las cosas no le salen bien, hay que seguir trabajando sobre los defectos, y eso pasó: el trabajo diario, la confianza sobre ellos, y el hecho de que se enfocaron en que sí se podía y se pudo”.
Y hablamos de la subserie de Industriales que para él y para muchos fue crucial en los finales: “Aquí comenzamos con Artemisa, un equipo de gran calidad y ganamos esa subserie, que fue muy importante. Después jugamos con Industriales, que es la potencia en el béisbol por ser el de la capital de Cuba, por su forma de jugar y se le ganaron tres juegos; pero nos faltaban ocho con elencos que estaban en los penúltimos lugares y que, por no tener presión, podían darnos batalla”.
Y la tuvieron. “Con Holguín los aficionados decían: ‘Oye, con tres; mas pensé en cinco, porque usted para aspirar tiene que pensar en grande, y se dio el resultado. Holguín jugó tremendo y nosotros también porque cada día decíamos: Estamos en play off, y se logró el objetivo, que fue ganar esos cuatro juegos que nos pusieron a las puertas de un octavo lugar, con tres o cuatro equipos detrás que podían echarnos a perder la fiesta, pero llegamos a Cienfuegos, donde para mí se echaron los partidos más peleados, más tensos que he tenido como director o entrenador”.
A pesar de que algunos dicen que les regalaron los juegos…, lo provoco y su reacción no se hace esperar. “Las personas dicen, pero la realidad es otra, ellos salieron a jugar al igual que nosotros, fueron partidos de estrategia, de muchas tensiones, de hacer jugadas, de pitcheo, y el resultado salió”.
Salió a pesar de no tener a su principal cerrador, de que debió cambiar jugadores en el cuadro, improvisar… “Bueno, ustedes me dicen que improvisamos con Rodolexis Moreno en el siol, pero pensamos que él es mejor siol que tercera y mejor center field que siol, hablamos con él para esa posición y cumplió magníficamente su rol”, apunta.
Acerca de Duardo aceptó que fue la parte más difícil: “Es nuestro caballo de batalla, se incorporó en Holguín, se vio con 88 de velocidad, pero se avecinaban juegos tensos y temimos que, queriéndole poner más, se lesionara de nuevo. También Mauris estaba luchando por ser el mejor cerrador y Duardo se podía recuperar un poco más”.
Desde el box, Yohannys Hernández fue un bálsamo y eso lo pondera Lázaro. “No pensaba jugar este año, le timbramos y me dijo: ‘Ponme en el equipo’, su función era de relevista, pero al lesionarse Grandales por primera vez le echamos mano porque él fue abridor en la provincial y lo ha hecho antes, y entrena al 120 por ciento”.
Sobre la defensa, la peor de la campaña, también dialogamos. “Este año hicimos una buena preparación como tiempos atrás, pero ahora incorporamos elementos nuevos porque Rafael Muñoz, coach del equipo Cuba, vino con jugadas técnico-tácticas del béisbol profesional, eso nos dio días de trabajo pero para bien, lo que pasa es que en el momento que han cometido tantas pifias es falta de concentración, de preparación, el jugador tiene que estar concentrado que el fly o el rolling es para él, tiene que jugar a veces con el lanzamiento porque está de frente, entonces, a una mala ubicación, un mal fildeo, cometimos muchos errores en tiros innecesarios. Ya cuando se puso a Rodolexis para el siol cambió la tónica, aunque Liuben Gallo lo hizo bien y entró Varona a segunda base, es un buen fildeador y eso redondeó un poco la defensa”.
Hablamos de las bujías, de esas que hacen falta en un equipo que, como este, necesitaba despertar. Y pone un aparte para Frederich Cepeda y Yunier Mendoza: “Ellos son la historia, los que año por año hacen su papel y dan su aporte positivo”. También para Duniesky Barroso, que bateó a sus anchas en los finales.
Pero se detiene también en otros. “Cuando se le llamó la atención a Rodolexis y asumió la actitud que le toca como primer bate, como jugador clave, el equipo despertó; como que estábamos durmiendo hoy para levantarnos mañana y ahí está. Tuvo un despertar espectacular y ahí están sus números, dio 107 hits, anotó más, empezó a correr como es él y tenemos que hablar de Alexis Miguel Varona, que asumió la responsabilidad en el terreno, en aliento, en aplauso, en echar pa’lante, en reuniones y tengo que darle un mérito grande al psicólogo por el trabajo que hizo y está haciendo porque hay cosas que le dicen a él que no me dicen a mí”.
Y a seguidas habla de otros nombres, con el temor de que alguno se quede; “son todos y no quiero dejar ninguno fuera porque esto es un equipo”.
Minutos antes de este diálogo, llegaba al “Huelga” la noticia del rival de cuartos de final a partir del jueves. Es, como ya suponía, Pinar del Río, un conjunto ante el cual los Gallos no van con la etiqueta de favoritos.
“Les dije a los muchachos: Tenemos que pensar en grande. Si estábamos metidos en el infierno y salimos, tenemos que ir por la gloria. Vamos a ir juego a juego porque, es de siete al mejor en cuatro. Estamos haciendo la estrategia para ese play off, y siempre vamos a ir por la victoria. No somos favoritos, pero el que más haga es el que se va a llevar la victoria y nosotros estamos encargados de hacer, hacer y hacer, nunca nos vamos a cansar, como dije al principio: si Dios nos dio la oportunidad, la vamos a coger hasta el objetivo final”.
¿Y cuál es el objetivo final?
Discutir el campeonato de Cuba.
¿No es demasiado soñador?
Soy realista y si estoy sentado aquí tengo que pensar en grande. sabemos que hay equipos que son buenos, pero nosotros también miramos a nuestros jugadores, nuestro picheo y creo que sí podemos.
Los Gallos clasificaron sin apoyo, sin público y terminaron solos. ¿Cómo encontrar fuerzas?
Eso existe en todas partes del mundo cuando un equipo se queda así, los que nos quieren siempre están, y los que no nos quieren pero están pendientes, aunque lejos, también. ¿Qué hay que hacer? Jugar bien, estar concentrados, ir al terreno con alegría, no darnos por vencidos porque si es público viene y ve un equipo que no tiene todas esas cosas, abandona. Con esfuerzo, sacrificio, deseo y fe en la victoria se dan muchas cosas. Queremos que nuestro estadio se llene para darle a nuestro pueblo la alegría de que vengan a vernos y ofrecer el aporte también por el 26 de Julio.
Con ustedes siempre, a dar la batalla, y confiemos en el resultado, saludos.
Soy un admirador literal de Elsa por sus artículos realistas y porque sus enfoques son completamente imparciales y sustentados en el comportamiento que han tenido los gallos en la actual contienda y por lo tanto, lo artículos críticos que ha hecho en versiones anteriores con respecto a las múltiples deficiencias e insuficiencias del equipo, los considero inobjetables y aun en este inusitado despertar, los considero validos y con total vigencia, porque un equipo de beisbol, como cualquier equipo en otras modalidades, no puede aspirar al éxito teniendo altas y bajas por razones puramente subjetivas y lo afirmo categóricamente basándome en las expresiones del propio mentor Lázaro Martínez cuando respondiendo a una pregunta de Elsa, él le manifiesta que en esta última etapa se le hizo un llamado al equipo, tanto individual como colectivamente y a ello ha obedecido la reacción demostrada en los últimos juegos y que les posibilito la clasificación y yo me pregunto, ¿este tipo de labor psicológica, el trabajo individual con cada jugador y en general lo que se ha echo para levantar el espíritu del equipo, no se ha estado haciendo desde el primer día que comenzó la serie e incluso, en la etapa preparatoria?, porque si ese trabajo no se ha mantenido como método y filosofía de trabajo, ha sido un gran error por parte del manager y en general del equipo de dirección, que debe ser valorada críticamente y suficiente motivo para que se adopten las medidas que yo he propuesto crudamente en comentarios anteriores.
Quiero aclarar que tengo la mejor de la opiniones sobre Lázaro Martínez como persona, pero lastimosamente y muy a pesar mío, no como director de la selección de Sancti Spiritus y no digo que se desestimen sus conocimientos y experiencia como jugador, pero, por favor, que se utilicen en categorías menores que constituyan canteras de la selección provincial, donde sigo diciendo que tiene que haber un director y un equipo de dirección con alto nivel profesional, con conocimientos pedagógicos y didácticos, con actualización y dominio de los métodos más novedosos y avanzados en el beisbol de mayor desarrollo a nivel internacional, que posea métodos adecuados para trabajar individual y colectivamente en las deficiencias que tenga el equipo y use métodos adecuados para superar las mismas, que sepa aglutinar, que sepa lograr disciplina en el equipo y no me refiero solo a la disciplina referida a las ausencia injustificadas, falta de respeto, etc., sino, a la disciplina en la preparación física y al entrenamiento sin necesidad de estar cayéndole detrás a cada jugador, ningún jugador de las grandes ligas necesita que le exijan y controlen las horas que diariamente tiene que dedicar a entrenar, pero lamentablemente esa disciplina no existe y no lo digo solo por el equipo de Sancti Spiritus, también ocurre en cualquier otro equipo de nuestra liga nacional.
Alguien pudiera preguntarse que donde puede encontrarse ese director que reúna esas cualidades y yo estoy claro que no resulta una tarea fácil encontrarlo, pero tenemos que trabajar en buscarlo y lograr la formación que requiere y ya otras veces lo he puesto de ejemplo, pero Serbio Borge, que fue un manager triunfador en múltiples eventos internacionales y nunca jugo pelota, fue un referente en su época, pero tenía métodos de enseñanza y de dirección, estudiaba exhaustivamente a los equipos contrarios y sabia antes de cada encuentro cual era la estrategia y la táctica a emplear frente a cada equipo y eso siempre le dio resultados y lamentablemente ese método no se utiliza en Cuba y si se utiliza es muy superficial y con falta de mucha información actualizada.
No puedo terminar si desearle el mayor de los éxitos a los Gallos en esta nueva fase y por supuesto, que en próximas ediciones seguiré brindando mis modestos comentarios.