A Lietis Nieve Arcia Martínez le suben al rostro los colores; los del uniforme, que aún conserva, aunque esté en casa, descansando las tensiones de su segundo título mundial en el béisbol five y las emociones del recibimiento de la gente de su barrio actual, en el Camino de La Habana, de Sancti Spíritus.
A la muchacha nacida en otro barrio, el de Alunao, en Mayajigua, Yaguajay, le cuesta asimilar la hazaña de su equipo, único de la disciplina en Cuba en liderar un podio universal, no solo por dos veces sucesivas, sino por única ocasión hace rato.
Tampoco se cree del todo la grandeza de ella, que tiene reservado ya un lugar en la historia del deporte espirituano, a la que entra como la primera bicampeona universal de su disciplina, algo conseguido por muy contados atletas: Frederich Cepeda, Eriel Sánchez, Yulieski y Lurdes Gurriel y la voleibolista Taimaris Agüero, esta última titular juvenil y tres veces como parte de las Morenas del Caribe.
Logra reponerse y cuenta lo que pasó en Hong Kong, que reafirmó que su deporte ya no es tan emergente, por la popularidad que alcanza a potencias universales como Japón, Francia, China, Australia y al extremo de incluirse como oficial en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Senegal 2026.
“Los dos mundiales son una experiencia única y maravillosa, pero en cuanto a la competencia los equipos eran un poco más fuertes, venían un poco más preparados; pero nosotros también lo estábamos, tuvimos un año intenso, fuimos a darlo todo”.
Comenta sobre Japón, la potencia a derrotar. “Fue el equipo que más fuerza nos hizo, el único que nos ganó un set —contados los dos mundiales— y volvió a discutir el título, fue un gran rival. Cuando perdimos el set estábamos un poco tensos, pero conversamos: No pasó nada caballero, hay que seguir, lo que vale es el partido; nos sobrepusimos y lo ganamos. En la final no podíamos perder esos dos años que veníamos entrenando desde la escuela Giraldo Córdova Cardín, haciendo el mayor esfuerzo, estando lejos de la familia. Siempre lo decimos antes: es salir a divertirse, a no presionarnos ni pensar que estamos en una final, sino que estamos en Cuba jugando en el barrio”.
Y existe una química más allá del béisbol five. “Siempre hemos tenido un buen compañerismo entre todos, no solo el equipo Cuba, sino la preselección entera que estaba en la escuela. Somos buenos compañeros y nos llevamos bien tanto varones como hembras”.
Con la expansión del deporte, después de que Cuba se convirtiera en pionera en noviembre de 2017, han nacido más practicantes, y más rivalidad, algo que sobrelleva muy bien esta niña de apenas 21 años. “Es bueno tener la competencia para uno siempre esforzarse un poquito más y saber que tienes que hacerlo bien para integrar el equipo; y de verdad, porque la otra vez no lo hice porque me lo gané, sino porque una integrante estaba enferma. Ahora me propuse ganármelo por mis méritos, mi trabajo, y lo pude lograr”.
En el camino de conquistar el triunfo debieron mostrar una gran capacidad para readaptarse a los cambios de terreno: “Son diferentes, acá en Cuba lo hacemos en asfalto, pero siempre tenemos un día de entrenamiento que tratamos de aprovecharlo al máximo para acostumbrarnos. En realidad, me gustaba más en el México 2022, no sé si por sus colores, sus cosas, aunque el estadio de Hong Kong es bello y van muchos niños”.
A sus manos agradece Cuba sus títulos, sobre todo cuando entra al terreno a defender ventajas ganadoras, aunque sean cortas como ahora, de solo dos carreras: “El trabajo mío fue salir a defender las carreras que teníamos, tratar de que el otro equipo no hiciera más y siempre se logró ese objetivo. Hay que prepararse siempre, pensar que van a ir por ti y tener una gran movilidad y vista. Miro a los jugadores, su forma de golpear, si amagan para un lado y después van para el otro, eso es importante tenerlo en cuenta. Siempre me ha gustado más la defensa que la ofensiva, pero sí he venido trabajando también en el golpeo, he mejorado un poco y lo debo seguir haciendo, pero mi trabajo principal siempre va a ser defender”.
Leitis está en casa, no tranquila, por cierto, debido a un problema familiar que puso en peligro su viaje: “A pesar de todo, mi esposo me apoyó, conversamos cada vez que se podía y me alentaba; lo quiero mucho, por él y por mi hijo fui a buscar esta medalla”.
Alivia y reconforta también el reconocimiento: “En La Habana fuimos recibidos por las autoridades del Inder, estamos muy contentos porque nos reconozcan lo que hemos logrado. En el barrio me recibieron las autoridades del Deporte de la provincia, el municipio; incluso llegué bajo la lluvia, pero fue un momento muy bonito”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.