Podría ofrecer lecciones de perspectiva de género porque defiende como nadie la condición de mujer y despide adrenalina por cada poro de su cuerpo. En su sicología femenina solo permanece un yo sí puedo rotundo y, aferrada a este principio, conquista las alturas con espuelas en ristre, casco, botas y otros medios que ya le resultan cómodos; todo ello sin demeritar su delicadeza.
“Me motiva mucho este trabajo, me gustaría que otras mujeres también vieran en mí un ejemplo de que sí se puede hacer y se lancen a cumplir su sueño mientras sea lo que deseen. Quizás muchas quieran desempeñar este tipo de trabajo y, por aquello de la sociedad machista que hoy en día predomina, se ven limitadas a realizar esta función. Me incliné a ser liniera porque es una forma más de sentirme bien conmigo misma, realizada, demostrar al mundo, en el mejor sentido, que yo puedo, soy útil. Los linieros somos personas importantes con un valor en la sociedad. Nuestro trabajo es fundamental”.
Su complexión delgada le resta edad, aunque ha recuperado algunas libras que no le son impedimento para el ejercicio de la profesión, imbuida en lo que ella califica como un amor a primera vista, un tanto inusual para las mayorías.
“Yo vi el trabajo, vi subir, escalar un poste, eso me llamó mucho la atención, vi cómo se empalma, cómo se hacían todas las tareas del patio y me gustó. Es un trabajo muy importante, dependemos mucho de la electricidad y de la energía, quizás muchas personas no lo vean así, puesto que carecen de ciertos conocimientos, nosotros los linieros tratamos de remediar cualquier situación; se trata de proteger las líneas, si hay una avería se le da solución y es una manera más de ayudar a la sociedad. Le atribuyo gran importancia a este trabajo. Siempre me voy con la satisfacción del deber cumplido”.
Ni las constantes advertencias de su esposo José Luis Cañizarez Herrera, experimentado liniero especializado Grupo 6 del Centro de Operaciones de Sancti Spíritus, detuvieron la aspiración de materializar su sueño y he aquí el resultado fruto del emprendimiento y osadía: María Isabel Valdivia Benítez es liniera de la Organización Básica Eléctrica del municipio de Sancti Spíritus
“Al principio él se sentó conmigo, me explicó, estaba un poco renuente, después se dio cuenta que yo podía y no iba a desistir, comenzó ayudándome con sus folletos y cuadernos, todos sus conocimientos. Yo llegaba a la casa y me preguntaba cómo te fue, qué hiciste hoy, mis primeros nudos los aprendí con él aquí en la casa con un cordón y un palo de escoba, mis primeras espuelas fueron las de él, fuimos a una mata de coco y me dijo: ‘Pues, arriba, aquí hay que empezar a dar espuelas’, y fueron las primeras que me coloqué una tarde en el Jardín Botánico de Sancti Spíritus. Qué mejor consejo que el suyo, que ya ha transitado por este camino, me guía, me transmite sus saberes y experiencias, me siento afortunada”.
Amante de la vida en familia y dueña de un verbo incontenible, no titubea ante las interrogantes de esta reportera y despojada de temores, deja entrever cada detalle de una mujer apasionada y satisfecha de sentirse útil en la sociedad que la admira, sin más armas que su virtuosismo
“Yo digo que hacerte liniero se resume en tres palabras: interés, perseverancia y resistencia, y esa cualidad que debe describir a todo liniero es la disciplina, nosotros estamos expuestos a riesgos constantes, es una profesión un poco compleja, peligrosa, sea para una poda, trabajo en la línea, apoyo en la sucursal. Y todo lleva una disciplina”.
¿Cree que la labor del liniero pudiera contribuir a mejorar en cierta medida el servicio de electricidad?
El liniero cumple un papel primordial en el momento que estamos viviendo, puesto que somos los protagonistas de las líneas; hay un transformador roto, pues vamos, lo cambiamos; hay una línea partida, pues se arregla, se trata de solucionar, nunca se dejan trabajos sin hacer.
¿Cómo aprendió a lidiar con tantos hombres?
Me siento cómoda, siempre ha habido respeto, consideración por el hecho de ser mujer, me han apoyado, enseñado, nos tratamos por igual. Aquí no se hace fuerza, predomina la técnica, el buen uso de los medios de protección; cumpliendo con todas las normas, se realiza cualquier ejercicio.
La Tercera Feria Internacional de Energía Renovable celebrada recientemente en La Habana la acogió como mujer empoderada. ¿Qué experiencias le aportó este certamen?
Allí se habló del liderazgo de la mujer en el fortalecimiento de la energía renovable, la biomasa, los paneles solares, las bombas de agua solar, implementaciones que facilitan el manejo y desarrollo de la energía. Se habló mucho de que la mujer es capaz y tiene los mismos derechos; sobre la no discriminación de género y la necesidad de fomentarlo desde todos los rincones de la sociedad.
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