Los 40 de la Sala Yara

Con la celebración del prestigioso Torneo Internacional de Boxeo Giraldo Córdova Cardín, abrió sus puertas por primera vez una de las salas deportivas que prestigian a Sancti Spíritus

En la calle Raimundo de Sancti Spíritus se alza la que fue por años la vedette de las instalaciones deportivas por su majestuosidad. (Foto: Alien Fernández/ Escambray)

No ebulle como hace cuatro décadas, cuando estremeció a Sancti Spíritus, privilegiada con la celebración del prestigioso Torneo Internacional de Boxeo Giraldo Córdova Cardín, que en su XVII edición fue una especie de miniolimpiada en el año en que varios países socialistas, entre ellos Cuba, declinaron participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

En la calle Raimundo le nacía a la villa del Yayabo la que fue por años la vedette de las instalaciones deportivas por su majestuosidad, polifuncionalidad e inigualable ubicación geográfica al centro de la ciudad espirituana y de la isla.

GÉNESIS

La Sala Yara nació de los vestigios de lo que fue el famoso Yara Park, primer estadio con gradas y cercas de Sancti Spíritus, inaugurado el 2 de julio de 1922 y que fue sede de importantes torneos beisboleros de la época, incluida la participación del elenco del mismo nombre (Yara). Acogió, además, la práctica de otros deportes y formas de recreación.

Concebidas para unas 500 personas en un inicio, las gradas se ensancharon en 1940 hasta una capacidad de 3 500 aficionados, pero a mediados de la década del cincuenta dejó de ser parque beisbolero para entregarse al olvido y renacer como sede de varios organismos del territorio, que la usaron como oficina y almacén, básicamente.

De aquel estadio heredó el nombre y el graderío, que constituyó el atractivo esencial para que al entonces director de Deportes en la provincia, Heriberto Moreno Donate, se le azuzara la idea de construir una sala polivalente cuando constituía una rareza en Cuba.

Fue la obra de los espirituanos. Así lo recuerda Roberto del Rey, Director Municipal de Deportes en 1984. “Se hizo un esfuerzo extraordinario para adaptarlo, se salvó el graderío y se construyeron las paredes para darle uniformidad a la instalación. Fue un trabajo agotador, mañana, tarde y noche, de todos los organismos del territorio, los recursos no eran fáciles ni en aquellos momentos, el acero fue lo más dificultoso y se hacían no sé cuantas llamadas a La Habana y también fue difícil lo de la madera para el tabloncillo. Contábamos con mucho apoyo del Partido, el secretario era Joaquín Bernal Camero y del Gobierno con Hipólito Rodríguez Migollo como presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, y José Azcanio Ruiz, presidente del municipio.

Y en meses —unos cuatro—, la instalación se puso a punto. “No se puede nombrar a alguien individual, todo fue colectivo, incluyendo a electricistas, plomeros, constructores; se ha conservado bastante por lo que han hecho los trabajadores del sector”.

EL CARDÍN: LA APOTEOSIS

“La cola para entrar a la Sala Yara, muy organizada, por cierto, cogía toda la calle Raimundo hasta la actual sede de Materias Primas, mucha gente no pudo entrar”, recuerda Ángel Pablo Cepeda Rodríguez, entonces director del combinado deportivo rural, mientras Claudio Montes, un veinteañero de entonces, se embelesa en el tiempo. “Yo no podía perderme ver a Armandito Martínez, mi ídolo… Ni sé cómo entré, hasta me rompieron la camiseta, pero entré”.

“Me parecía que estaba como afuera al ver aquella sala tan enorme y llena de gente”, suspira Carlos Paz, mientras observa de reojo los cristales rajados y algunos canelones caídos.

Fue la apoteosis que generó el primer certamen internacional que organizara Sancti Spíritus y que dejara inaugurada la sala el 9 de junio de 1984. Durante varias jornadas 47 boxeadores de 10 países, entre ellos los espirituanos Restituto Monteagudo, Delvis Ramírez y José Siscal, animaron los carteles.  Aunque se lamentaron ausencias como las de Teófilo Stevenson y Adolfo Horta, parte de lo mejor del pugilismo nacional prestigió el cuadrilátero, compartido con otra sede en Cabaiguán: Ángel Herrera, Bernardo Comas, Pablo Romero, Armando Martínez, Orestes Solano y otros grandes del “buque insignia” timoneado por Alcides Sagarra, en un torneo donde tres grandes dijeron adiós: Omar Santiesteban, Juan Bautista Hernández y Andrés Aldama. “Las figuras que pelearon aquí eran dignas de un evento mundial”, acuña Del Rey.

Fueron miles y miles los espirituanos que colmaron la naciente sala, tal como lo reseñaran los periodistas Alberto Águila y Ramón Barreras en Escambray que en sus páginas diarias llevó golpe a golpe el torneo. Tal protagonismo fue reconocido por el presidente del Inder en Cuba Carlos Galván Vila y premiado por un trofeo de la delegación de la entonces Unión Soviética.

“Fue un lleno total con un comportamiento muy correcto. Las colas cogían la Avenida de los Mártires por la pizzería. Había que ver la gente allí desde las cuatro de la tarde para un evento que iba a empezar a las ocho y treinta de la noche”, comenta Roberto Del Rey.

 “El mejor pleito fue el de Armandito y Solano. ¡Qué manera de darse golpes! Parecía que las gradas se iban a caer”, recuerda Evangelino Ramos.

“Disfruté mucho el torneo —rememora Cepeda—, había aportado mucho en los trabajos voluntarios y luego trabajé en la parte del protocolo, por eso no me perdí ni un pleito”.

La chispa de la Yara encendió a la familia deportiva espirituana, que expandió la ejecución de instalaciones diversas como los gimnasios de Garaita y Colón, y la EIDE Lino Salabarría.

LA YARA DE HOY

Ateneo, sala polivalente, polideportivo…; la Yara es hoy para los espirituanos, un emblema. El éxito del Cardín, atrajo otros eventos de valía internacional como el Moncada, de gimnasia; el José Ramón Rodríguez, de judo; el Cerro Pelado.

“Se hicieron eventos de mucho nivel y varios equipos nacionales venían a hacer bases de entrenamiento aquí, en especial el femenino de voleibol cuando estaba en la élite”, añade Del Rey.

“A las Morenas del Caribe y su director Eugenio George les gustaba la sala —argumenta Jorge Luis Morell, director municipal de Deportes en Sancti Spíritus—, dicen que por la saltabilidad del tabloncillo que, aunque precisa reparación, la conserva y es de las mejores de Cuba. Tiene la misma madera original que creo se trajo de la antigua URSS; se le dio un tratamiento, se metió en unos tanques con una sustancia, además de estar montado en unos calzos de goma especiales que se hicieron en aquel momento por los mismos trabajadores”.

La calidad de su construcción la mantiene intacta cuatro décadas después, aun cuando el paso del tiempo, el azote de ciclones y la dejadez de años atrás, han roído la estructura, sobre todo el techo y los ventanales. Además de ser la sede de la Dirección Municipal de Deportes, con toda su estructura socioeconómica y metodológica, el centro acoge los más importantes eventos deportivos del territorio cabecera y algunos de la provincia.

“El techo que cubre el centro es nuevo, aunque le queda una parte de canelones que le pusieron cuando empezó hace 40 años —detalla Morell—.  A pesar de que el tabloncillo por un tiempo sufrió a causa de las lluvias porque se filtraba, aún es salvable; por él y por las condiciones de la sala, la hemos convertido en un polideportivo. Todas las tardes tenemos grupos que practican el taekwondo, la gimnasia rítmica, el bádminton, el wushu y otras artes marciales. Se practican muchos deportes. Rescatamos el lobby y la Sala de Historia”.

Recientemente, el polideportivo acogió el Playa Girón de Boxeo, el nacional de voleibol y la Liga Superior de Baloncesto, justo cuando Sancti Spíritus se coronó por única vez campeón entre las mujeres.

“Antes lo único que había para hacer un evento grande era la cancha de la escuela Julio Antonio Mella —se enorgullece Morell—. Es un privilegio entonces tener dos salas techadas en Sancti Spíritus y que una de ellas sea la Yara”.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

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