Alegny Grasso Zamora llegó en pañales a la industria del ocio. Hoy domina las claves del servicio gastronómico y se entrega como jefa de brigada en el bar-cafetería El Guanche, unidad extrahotelera perteneciente al campismo Arroyo Lajas
Lustra la vajilla, los cubiertos. Con precisión milimétrica acomoda la mantelería. Perfila cada detalle. Terminado el montaje, las mesas lucen impecables. Alegny Grasso Zamora repasa en retrospectiva la que fue su cotidianidad en Arroyo Lajas durante siete años.
A la instalación llegó ante la crisis de personal en la rama del turismo. Se propuso contar sus pasos en el restaurante de esa base de campismo cabaiguanense, pero las responsabilidades la vencían.
“Fue una experiencia retadora para alguien como que se iniciaba en la esfera. Apenas teníamos la plantilla cubierta y, en ocasiones, permanecíamos más de una semana sin regresar a la casa con tal de garantizar la atención a los huéspedes”.
Desde 2016 y hasta diciembre último complació a vacacionistas seducidos por el turismo de naturaleza.
“Soy de formación empírica, pero aprendí mucho de mi mamá que es cocinera graduada, con varios años de experiencia, al igual que mi hermana. Así me inserté en este perfil. Agradezco también la tutoría que tuve de otro gran maestro, Manolo Morejón, incondicional en mi formación y en la de otros profesionales activos en la Empresa Provincial de Campismo Popular en el aquel momento”.
Una vez en el sector, cada cliente entraña un desafío. Sin pausa para la superación y con todos los sentidos en la actividad, de las habilidades de Alegny Grasso conocen en eventos nacionales.
El Festival de la Canchánchara, Tradición y Cultura resalta en el currículum de la tunera del Central Colombia, a quien Cabaiguán dio la bienvenida a los tres años y con 35 cumplidos afirma sentirse una más del municipio.
Cuando a Arroyo Lajas lo circundaban cintas amarillas e incertidumbres, al acoger a pacientes de la provincia en condición de sospechosos de la covid, las ojeras resaltaban por encima del nasobuco de una de las integrantes de la filial espirituana de la Asociación Culinaria de la República de Cuba.
“Había pasado poco tiempo de haberme convertido en madre y no me permitieron apoyar en zona roja; sin embargo, colaboré en la cocina. Rotábamos los turnos de trabajo cada dos o tres días para hacer estancia en el centro y ayudar en esas circunstancias”.
“Ciertamente el camino hacia el campismo resulta intransitable y en época de primavera se dificulta más el acceso en cualquier medio de transporte. En camiones, carretas e, incluso, a pie y con el fango a la altura de las rodillas, trasladaban la alimentación de esos pacientes”.
La maternidad la hizo elegir entre el mayor regalo que le ha dado la vida o continuar la Licenciatura en Turismo. En el instante preciso regresará a la universidad. Ahora se entrega como jefa de brigada en el bar-cafetería El Guanche, unidad extrahotelera adjunta a la instalación turística emplazada en la finca Cayajaca.
“Logré conformar un buen colectivo. Casi todos somos jóvenes y los resultados de esa química influyen en el trabajo. Asumí una gran responsabilidad. Me corresponde estar pendiente no solo de las atenciones a las personas, sino de los recursos y de llevar la documentación al día.
“Este es el único establecimiento estatal en Cabaiguán donde se oferta desayuno y almuerzo, aunque en fechas significativas también brindamos cenas, con precios asequibles a la población”. Alegny Grasso Zamora domina las claves del servicio gastronómico. Motivos tiene. “El equipo completo debe prestar las mejores atenciones donde quiera que esté para que el cliente se vaya satisfecho y se lleve la mejor opinión”.
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