¿Más agua para Trinidad? (+fotos)

La primavera rompió el maleficio del agua en Trinidad. Fueron muchos los meses de intensa sequía, pero finalmente vecinos de varias zonas de la ciudad comenzaron a recibir el servicio a través de las redes, gracias también a la entrada en funcionamiento de nuevos equipos de bombeo que estabilizarán de manera gradual la entrega del preciado líquido.

Y aunque algunos deben conformarse aún con almacenar la que cae del cielo, la mejora de la fuente natural San Juan de Letrán es evidente, al aportar entre 40 y 60 litros por segundo que llegan a la Planta Potabilizadora. Allí el agua recibe tratamiento con hipoclorito de sodio, se filtra y se almacena para iniciar los ciclos de distribución, que se acortan y alivian el agobio de los trinitarios.

Pero la recuperación de las fuentes de abasto en el municipio, al menos hasta que se pongan en uso otras en proyección todavía, requiere del funcionamiento eficiente de todos los sistemas de bombeo, que semanas atrás pusieron en jaque el servicio con la rotura de varios equipos. Hoy son menos las afectaciones y más los trinitarios que acceden a este recurso vital.

EL CURSO DEL AGUA, TODO UN DESAFÍO

Trinidad posee tres fuentes principales que tributan a la red alrededor de 450 litros por segundo, una cifra por debajo de la demanda en esta ciudad, que en las últimas décadas ha crecido en el orden urbanístico y turístico, sostiene Michel Sorroche Ruiz, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Acueducto y Alcantarillado. Por ello, la estrategia desde la dirección de Recursos Hidráulicos apunta a contar con nuevos suministros de agua.

Además del surtidor natural que recorre 16 kilómetros desde San Juan de Letrán hasta la Planta Potabilizadora, los campos de pozos de Valdespino (Oeste) y Santiago Escobar-Las Piñas (Este) conforman el sistema de distribución de la ciudad, con emplazamientos más pequeños que abastecen la zona de Armando Mestre (Piñas 4), Casilda (Piñas 5), La Purísima (Oeste II) y La Boca y la Península (Los Mangos).

Todos en operaciones garantizan mayor disponibilidad del preciado líquido, pero cuando fallan uno o varios a la vez se afecta la distribución a través de las redes y se alargan los ciclos por más de tres meses, tal y como ocurrió en el período seco, con el manantial casi en cero y equipos en baja a causa de roturas.

Mas, hoy el agua parece que toma su cauce en la sureña urbe; y no solo por la recuperación del manantial, que dependerá siempre de la integridad de su conductora, sino por la entrada en funcionamiento de ocho bombas nuevas, de un lote adquirido recientemente por el país y destinado a los territorios con situación más crítica.

En el caso de Trinidad —ilustra Alexander Argilagos Moreira, vicepresidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos— con el montaje de estos equipos crecerá el aporte a la red, que dispondrá de mayor volumen y, por tanto, el agua llegará a lugares más distantes.

Pero los beneficios de esta recuperación —insiste el director de la UEB en el municipio— serán evidentes cuando el sistema de abasto funcione de manera estable, con todas las bombas en operaciones, San Juan de Letrán por encima de los 80 litros y la garantía de energía eléctrica. “No obstante, siempre habrá un déficit cercano a los 300 litros”, acota.

A pesar del apremio, esta vez la instalación de los equipos se realiza bajo el cumplimiento de todas las normas. Y no puede ser de otra manera. En el último año y medio son muchas las bombas reparadas una y otra vez por indisciplinas tecnológicas.

“Primero se trabaja en la reparación del banco de transformadores para que no haya ningún desequilibrio de voltaje; se comprueba que estén todos los componentes y la instalación incluye también la de los paneles eléctricos, de última generación, para proteger la bomba. Este modelo tiene una vida útil entre siete y diez años, y no se puede permitir que por negligencia o desconocimiento se exponga a roturas”, expresa Argilagos Moreira.

PESE A LAS COMPLEJIDADES, NO SE RENUNCIA A LAS INVERSIONES

Poco más de 100 litros por segundo es el aporte de los equipos que ya funcionan en Oeste 1, Santiago Escobar 2, 3 y 4 y Piñas 1, además del que garantiza el servicio a la comunidad de Manaca Iznaga. En los próximos días concluirá el montaje de los dos restantes, uno en Los Mangos y el otro en Oeste 2.

De igual modo —señala Sorroche Ruiz—, ya está totalmente rehabilitado el tramo de 4 kilómetros de la conductora de San Juan de Letrán en la zona de La Pastora. En cuanto se cierre el ciclo de distribución debe ponerse en servicio para aportar 20 litros por segundo que se pierden hoy a causa de los salideros.

Otros tramos de esta tubería de hierro fundido con casi 100 años requieren de una intervención más compleja, lo que evitaría las roturas que ocurren después de intensas lluvias. Trasladar los recursos para ejecutar la plataforma de concreto que protege la conductora del arrastre del río implica habilitar un vial en medio de la montaña para acceder hasta el lugar.

“Es una obra que no puede ejecutarse solo con voluntad, sino que lleva muchos recursos; estamos hablando de 30 o 40 toneladas de hormigón. Está previsto hacer el trazado por otra zona fuera del cauce del río, pero sería una inversión muy costosa que el país no está en condiciones de asumir en estos momentos”, acota el director de Acueducto en Trinidad. 

A ello se suma que desde el año 2019 no se ejecuta la inversión respaldada por el crédito extranjero, paralizado hasta hoy a pesar de las negociaciones. Las obras en las que se trabaja cuentan solo con financiamiento del presupuesto del Estado. 

Sin embargo, no se renuncia al proyecto que podría garantizar toda el agua que demanda Trinidad e, incluso, un excedente. Arenas de Algaba y Río Ay son las dos fuentes de abasto que harían posible el sueño de los habitantes de la urbe: abrir la llave y disfrutar del vital líquido las 24 horas del día.