Sus manualidades rozan la perfección. Tejidos, bordados, deshilados y otras maravillas textiles muestran el sello indiscutible de María Caridad (Mery) Viciedo González, a quien la artesanía trinitaria le debe mucho. Y no solo por la maestría —que también distingue a muchas mujeres y hombres en la tercera villa cubana—, sino por su vocación para enseñar las técnicas del hilo y de la aguja; y preservar la esencia de una práctica tradicional, orgullo de esta ciudad creativa.
Por eso sus talleres en el Museo Municipal de Historia, las exposiciones en el proyecto Siempre a mano, la hermosa labor con las niñas de la Escuela Especial Jesús Betancourt, su trabajo con la seda, la participación en ferias internacionales de artesanía, su reciente nominación al Premio Iberoamericano de Textiles y Cestería 2024… La inspiran sus sueños y la pasión por la artesanía.
Entre las técnicas de la aguja, Mery prefiere el deshilado. “En un tejido desbaratas y vuelves, pero cuando cortas un hilo ya todo se acaba”, dice y por sus ojos pasan, a ráfaga, los preciosos detalles que ha encontrado en las antiguas colecciones de los museos y reproduce en sus obras con similar nivel de preciosismo.
“Algunos elementos de la randa, lamentablemente se han perdido. Yo no pretendo que se haga, por ejemplo, un mantel como el que se exhibe en el Museo Romántico, deshilado todo y bordado, pero el que se haga hoy sí tenga un pedacito de ese que está allí.
“Al menos es lo que pretendo; que quien lleve un souvenir y diga, lo compré en Trinidad, que sea lo mejor y más auténtico. No es que lo popular no tenga su valor también, pero la máxima principal es que, lo que se muestre como producto final, sea expresión de nuestra cultura e identidad”.
Nació así el proyecto Siempre a mano, un taller de formación y perfeccionamiento de las técnicas de la aguja, del cual se han nutrido cientos de personas. “Tiene un enfoque doméstico porque les da oportunidades a las amas de casa, a las madres de niños pequeños, de contar con un ingreso económico. Y funciona también como una especie de encadenamiento; ellas realizan la parte del trabajo que se les encarga y nosotras les damos el acabado a las piezas. Es muy ventajoso para todos”.
Mery Viciedo es ingeniera agrónoma y nació en Sancti Spíritus; mas, esos hilos invisibles que tejen a veces el destino la trajeron a Trinidad y le mostraron el don que muy bien ha sabido aprovechar.
“Lo de Ciudad Creativa no es un simple título, es un modo de vida; creo estar en línea con ese concepto de aprovechar todo ese potencial que aquí en Trinidad es casi genético y convertirlo en bien familiar, pero con buen gusto y apegado a la tradición.
“La ciencia también avala esta afirmación. Estoy cursando una maestría de estudios históricos y de antropología sociocultural cubana, el tema en cuestión aborda las labores del calado en Trinidad, desde 1990 hasta 2020. Lo más novedoso de este estudio consiste en el registro de saberes que propone.
“Dentro de todas las técnicas, la randa es la que más arraigo tiene, la de mayor difusión. Pero gracias al proyecto Siempre a mano se han desempolvado otras, como el frivolité, el encaje de Tenerife y el encaje de bolillos, presentes en piezas antiguas que se desempolvaron para poder replicar estas labores.
Puntada a puntada, Mery ha consolidado una obra de gran maestría artesanal, que ya trasciende lo local.
Ser parte de un programa de la Unesco, con financiamiento de la Unión Europea y participación de mujeres y jóvenes del Caribe, le dio la posibilidad de impartir un taller sobre los calados en las confecciones textiles, con una gran acogida. En noviembre de ese propio año asistió al evento Original, de las artesanías del textil en México.
“Es importante mostrar al mundo lo que hacemos. A Trinidad vienen personas de más de 12 mil kilómetros de distancia, pero no solo para apreciar la arquitectura o el paisaje, sino también lo que hacen las personas; y no hay dudas de que la actividad artesanal es un hecho social, que dio subsistencia en los orígenes, en el tiempo de esplendor y en el presente también. Unos con el barro, otros con la madera y el textil, todos participamos en este proceso creativo.
“Pero estamos muy lejos de empujar ese carro que tenemos entre las manos, todavía no se entiende, entre algunos decisores, lo importante que es el tema de las artesanías en Trinidad. Otros sí son capaces de percibirlo”, asegura y un gesto de pesar se percibe en su rostro.
¿Cómo recibió la noticia de la nominación al Premio Iberoamericano de Textiles y Cestería 2024?
Fue una grata sorpresa porque hay excelentes artesanas entre los países de Latinoamérica. Compito en la categoría textil con un conjunto de piezas que complementan el ajuar femenino: chal, abanico y un pañuelo, confeccionados con la técnica de encaje de bolillo.
Ya fueron enviadas al Comité Organizador las fotos de nuestro trabajo, el cual nos parece interesante por el uso de los hilos de seda producidos en Cuba de manera artesanal y totalmente naturales, lo que le confiere un tremendo valor agregado al producto.
Precisamente en esa búsqueda incesante de la creatividad ha tratado de impulsar por aquí la sericultura.
Hace dos años que trabajo en coordinación con expertos de la Estación Experimental Indio Hatuey de Matanzas, pioneros en Cuba en la producción de este tipo de hilo y la aspiración es que se incorpore a nuestro hacer. Debemos apostar por este material, pero que el proceso se realice íntegramente en Trinidad.
La responsabilidad de dirigir la filial de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) llega en un momento complejo para el gremio en esta ciudad…
Es un gran reto, la pandemia afectó el desenvolvimiento de la organización y muchos de sus miembros perdieron la motivación y el interés. Reactivar el trabajo en medio de tantas limitaciones es difícil. Quisiera que nuestra organización recupere el lugar que merece. Que los creadores y sus obras tuvieran todas las oportunidades para brillar.
Es una ingeniera agrónoma devenida artesana, ¿hay puntos de coincidencia?
Sí, todo parte de las manos; con ellas trabajas la tierra, moldeas la planta, tomas el hilo y la aguja y elaboras un producto.
Hacer un bonsái requiere de mucha paciencia y sensibilidad, igual que un calado o un tejido. Ambas labores las considero obras de arte y vitales para mí. Cada mañana cuando salgo al patio, las plantas llenan un espacio, que se complementa cuando me quito la tierra de las manos, preparo el lienzo y nace una pieza.
Mery es una excelente artesana y una profe muy especial , tiene la habilidad no solo de enseñar , también de q sus alumnos trabajen con el corazón y además posee una fuerza y un empuje envidiable