Hizo falta casi una década para que Argentina recuperase parte de las reservas de oro que habían sido vendidas en los años 90 bajo la presidencia de Carlos Menem. Ahora, una cantidad indeterminada de los 4.500 millones de dólares en oro que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) decía tener en sus reservas el 15 de agosto, se han enviado a Londres con un objetivo y un coste aún desconocidos para los argentinos.
Tampoco ha trascendido el número exacto de lingotes que se han puesto rumbo a tierras inglesas, aunque algunas publicaciones periodísticas hablan de entre cuatro y cinco partidas camiones cargados de oro por un valor de 1.500 millones de dólares, que tuvieron lugar desde junio hasta la actualidad. El último de ellos, según contó Página 12, pudo ser a mediados de agosto.
La acumulación de interrogantes sobre esta operación ha acentuado la preocupación por la situación económica del país y ha dejado en el aire la duda sobre cuáles son los riesgos reales que corre el país con el traslado de parte de su oro al extranjero. Hay que tener en cuenta que el valor de este mineral resiste los envites de la inflación, por lo que funciona como el muro de contención –un «activo refugio»– de la economía nacional ante posibles crisis financieras. Además, las reservas de oro de un país cumplen un papel fundamental en su credibilidad y confiabilidad ante los mercados y entidades financieras internacionales. Perderlas supone el hundimiento de su economía.
Esto es lo que más inquieta a la oposición y a los economistas críticos con la gestión del ultraliberal Milei. El velo de opacidad con la que se han cubierto los movimientos de oro, si bien es algo habitual, no han ayudado a calmar las aguas. De hecho, informaciones no oficiales sobre esta operación estuvieron circulando más de una semana en la prensa argentina a principios de julio sin confirmación estatal. Una semana en la que el Gobierno de Milei guardó silencio.
A finales de julio, Luis Caputo, quien fuera presidente del BCRA en 2018 y actual titular de la cartera de Economía con Milei, confirmó los hechos en una entrevista en el canal La Nación. En ella aseguró que tener las reservas de oro en el BCRA no genera rendimientos y que, por tanto, «es mucho mejor tenerlo custodiado afuera, donde te pagan algo». Para Caputo, este es «un movimiento muy positivo» porque «la realidad es que el país necesita maximizar los retornos de sus activos».
Si las declaraciones de Caputo hicieron sonar algunas alarmas, las que hizo Milei generaron aún más ruido. El presidente ha asegurado en varias ocasiones –la última poco después de la confirmación del ministro de Economía– que devolvería «como sea» los préstamos que el país ha ido contrayendo con diferentes entidades financieras en los últimos años. Para ello, según la prensa argentina, podría estar planteando un acuerdo de recompra o repo del oro –del inglés repurchase agreement–.
Esta operación supondría la venta de parte del mineral a una entidad financiera con el compromiso de recomprarlo en una fecha y a un precio previamente fijado. Si en la fecha acordada Argentina no contara con el dinero para volver a adquirir el oro, lo perdería. Otra posibilidad que se baraja, según tres expresidentes del BCRA citados por Página 12, es que dichos rendimientos sean usados como garantía de un nuevo préstamo, lo que vendría a endeudar aún más al país.
Sin ninguna información clara por parte del Gobierno, a día de hoy siguen existiendo lagunas acerca de los objetivos que persigue esta operación. A ellas se suma el riesgo de que el oro sea retenido en su tránsito a Reino Unido, como parte de un embargo por alguno de los litigios internacionales en los que el país argentino está implicado y que están pendientes de resolverse: los relacionados con la nacionalización de la petrolera YPF en 2012 y aquellos vinculados con la cesión de pagos de su deuda externa tras la crisis de 2001.
Una operación opaca
Las declaraciones del ministro de Economía en el canal argentino fueron las primeras que ratificaron que, efectivamente, parte de las reservas de oro estaban saliendo del país. La confirmación llegó una semana después de que la prensa se hiciera eco de informaciones que dieron a entender que se estaba movilizando parte de las reservas.
El silencio del Gobierno argentino llevó a Sergio Palazzo, diputado peronista y líder de La Bancaria, la sección de trabajadores de la banca del sindicato CGT, a hacer varias peticiones de información pública para conocer los detalles de la operación: cuántos lingotes, a dónde se dirigen exactamente, quiénes tomaron la decisión de sacarlos del país, qué seguros contrataron, para qué fin, etc.
Tal y como publicó el diputado en X, todas estas peticiones fueron denegadas en virtud del artículo 8 de la ley de transparencia argentina (ley 27/275), que dice que el organismo competente puede desestimar conceder la información solicitada, entre otras razones, si la publicación de la misma «pudiera poner en peligro el correcto funcionamiento del sistema financiero o bancario». Las autoridades del BCRA alegan que dar a conocer el dato de la ubicación geográfica podría comprometer la seguridad de los activos.
Hipótesis 1: empeñar el oro para un repo
La falta de información oficial sobre el objetivo que tiene el traslado del oro ha dado lugar a la especulación. De todas las hipótesis que barajan expertos y oposición, la que está teniendo mayor acogida en la prensa argentina es la de la garantía de recompra o el repo.
El último informe de la deuda argentina, relativo a julio de 2024, eleva la deuda argentina a 452.071 millones de dólares. En enero de 2025 vencerá el plazo para el pago de una parte y Milei ha asegurado que Argentina podrá hacerle frente. Para ello, dice tener varias estrategias, entre las que se encuentra un repo, que según declaró en un programa de radio, sería el plan B para pagar la deuda de 2025 en el caso de que otras opciones fallen. Apenas diez días más tarde, la cabecera Bloomberg publicó que Milei estaría negociando un repo con el banco Santander.
Algunos economistas desconfían de que el presidente argentino pueda hacer frente a los pagos de capital del próximo año. Otros, como el exministro de Economía argentino, Martín Guzmán, advierten del riesgo que supondría la operación. En su cuenta de X aseguró que el uso de las reservas de oro para el pago del repo vendría a ser «como empeñar las joyas de la abuela: Das el oro a cambio de dólares. Luego toca devolver los dólares para recuperar el oro. Si no tenés los dólares, la casa de empeño (en este caso, un banco internacional) se queda con el oro».
De confirmarse esta operación, este sería el mayor riesgo al que se enfrentaría Argentina. Si el país no tiene liquidez para recomprar su propio oro podría perder sus reservas, y con ello, la escasa confiabilidad internacional en el mercado argentino.
Hipótesis 2: usar el oro como garantía de un préstamo
Otra de las tesis que se barajan es que el Gobierno argentino use el oro extraído del BCRA como garantía del pago de un nuevo préstamo. Para ello, según explicó Palazzo en una entrevista que recogió Chequeado, llevarían el oro «a través del Banco Internacional de Pagos, en Basilea (Suiza), que es una congregación de bancos centrales, donde te dan como préstamo la misma cantidad de oro que vos dejás en garantía».
Esto vendría a contradecir las palabras del presidente argentino en el Consejo de las Américas celebrado a mediados de agosto, donde prometió que no contraería nuevas deudas. Para ello anunció que modificaría el diseño del Presupuesto nacional para que no pudiera darse un déficit fiscal.
Hipótesis 3: lograr rentabilidad
La última opción, también nombrada por Palazzo en la entrevista en Radio con vos, sería similar a la planteada por Caputo inicialmente: depositar el oro en algún banco extranjero para sacarle un retorno en forma de dólares. Esta operación la han realizado otros países, aunque no es muy habitual. De hecho, España también tiene una parte de este activo tangible fuera del país, principalmente en el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de Nueva York.
Esta opción es la que resulta menos creíble para los críticos de Caputo y Milei, que adelantan que la salida del oro de la bóveda del BCRA tiene un objetivo más turbio. Además, ninguna de estas opciones, apunta Germán Ortega, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Málaga, deja en una buena situación a la economía argentina y al BCRA. Es más, todas ellas «tienen un importante coste de credibilidad y de expectativas sobre la economía argentina, que son igual o más importantes que los hechos reales en la economía especulativa». Al sacar parte de sus reservas de oro del país, Milei «estaría generando unas expectativas muy negativas sobre su propia economía».
A los peligros que entrañan cada una de estas hipótesis se les suma el riesgo de que el oro sea retenido –embargado– en su traslado al extranjero.
Peligro de embargo
Mover las reservas de oro es, per se, peligroso. La razón es que, una vez fuera de las instalaciones del Banco Central y de la jurisdicción nacional, está a merced de fallos de tribunales internacionales o del Estado en el que haya depositado el mineral. Le ocurrió a Islandia y a Venezuela con Reino Unido, cuando el país europeo les impidió disponer de parte del oro que habían depositado en su territorio en 2008 y 2019 respectivamente. En el primer caso, Londres quería impedir que Islandia recuperara su oro tras el quiebre de sus bancos durante la crisis financiera. En el segundo, consiguió que Nicolás Maduro no dispusiera del oro latinoamericano tras las elecciones celebradas en el país caribeño. Reino Unido no reconoció los resultados electorales que daban de nuevo la victoria a la herencia chavista.
Argentina lleva años arrastrando varios juicios en tribunales internacionales. Uno de ellos está vinculado con la estatización de la petrolera YPF que llevó a cabo Cristina Kirchner en 2012, al aprobar una ley que permitió la adquisición por parte de la República Argentina de un 51% de las acciones de la empresa. En 2023, un tribunal de EEUU falló a favor de un fondo buitre que había adquirido los derechos para litigar en nombre de los antiguos accionistas de YPF. Argentina apeló el fallo.
En segundo lugar están las demandas relacionadas con el impago de deuda que se produjo a raíz de las crisis de 2001 y que en el pasado ya le causaron problemas al país. Ejemplo de ello fue la retención de la Fragata Libertad en Ghana por orden de un tribunal de Nueva Yorken 2012, con cuyo embargo trataba hacer cumplir su fallo. Finalmente, el Tribunal Internacional de Derecho al Mar de Hamburgo falló a favor de Argentina y propició la liberación del barco.
Aunque, tal y como ha recogido El País, la jurisprudencia demuestra que las reservas de oro de un banco central son bienes inembargables, los juicios para resolver dichas retenciones son largos y costosos. Ello impide al país propietario del oro disponer de ellos y asfixia aún más su economía.
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