“Existe una diferencia entre lo que hago aquí y allá. Mi obra se nutre de lo que me rodea”. Adaptada al sosiego de su terruño natal, lo conocido e indiferente para muchos provoca a Gabriela Pérez Díaz.
Cuando el movimiento de la gran ciudad aturde a la estudiante del Instituto Superior de Arte (ISA) hilvana sensibilidades con los encantos y las agitaciones cosmopolitas. Hace dos cursos matriculó la licenciatura en Comunicación Audiovisual en la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA).
“En Cabaiguán me apoyo en mi mundo: la casa de mi abuela, los espacios más serenos y familiares, las tradiciones locales. La soledad, el deseo de descubrir y el extrañamiento caracterizan mi obra en La Habana”, asegura la joven que decodifica la vida con otra mirada al formarse en las especialidades de dirección y fotografía impartidas en esa casa de altos estudios.
Las letras le abrieron el camino en la edad de la inocencia. No pocos títulos de cabecera la condujeron a los talleres literarios infantiles auspiciados por la casa de cultura Arturo Alonso. Bastaron la asesoría, la imaginación y sus aptitudes para coleccionar borradores de textos en la memoria de esas tertulias.
Un punto y aparte merecieron aquellas historias desbordadas en fantasías. Gabriela Pérez Díaz lidió en su adolescencia con el nasobuco, las incertidumbres de un mundo contagiado por la covid y el aislamiento social. En tan dantesco panorama epidemiológico permaneció aferrada a la creación.
“La cuarentena vivida durante la pandemia marcó un antes y un después. En mi caso descubrí la fotografía, experimentada de una manera infantil a través collage y mucho color, e incursioné en la edición. Comencé sin muchos referentes hasta apropiarme de nuevas perspectivas. Así me enamoré del lenguaje audiovisual”.
La realizadora cabaiguanense firma las entregas como Gabriela Príaz. Ella engorda su currículo con exigencias de la propia FAMCA y demás proyectos que encaran la colonización cultural.
Su más reciente lanzamiento fue el videoclip del tema Vudú, canción interpretada y compuesta por Maria Karla Hernández e incluida en la banda sonora de la telenovela Los hijos de Pandora.
“Con el equipo siempre lo tuvimos claro. Nos interesaba mucho hablar sobre lo sucedido tras bambalinas o lo que pueda estar pasando por la mente de un artista en su momento de creación y antes de presentarse a un público desconocido.
“Hice la obra no para consumirla en mi pantalla, sino para difundirla y cada persona tiene una interpretación distinta. Me han llegado lecturas infinitas que tal vez se alejan un poco de lo quería decir de la vida del artista, pero me hacen reflexionar sobre lo que realmente perciben los espectadores cuando ven un plano. Esa es la intención del videoclip, hacer sentir con imágenes y la música”.
La propuesta audiovisual que contó con la colaboración de educandos de la FAMCA, de los perfiles teatral y danzario del ISA y de integrantes de la compañía CirCuba la llevó ante las cámaras y los micrófonos del proyecto Lucas, la capital del videoclip cubano. Varios medios de comunicación han promocionado sus materiales.
“Actualmente trabajo en una serie de fotografías expresionistas. Personifico lo que ha sido mi experiencia, el cambio al llegar a la urbe. Desde el punto de vista metafórico muestro personajes extrapolados, maquillados de una manera teatral, para representar mediante la visualidad cómo se siente la transición provincia-ciudad”.
Más motivaciones ocupan a Gabriela Pérez Díaz, enfocada ahora en la fotografía fija, “sin dejar de mirar el cine, la televisión y el videoclip”, producción esta última que considera un vínculo entre la pequeña pantalla y el celuloide, al facilitare “explorar y apoyarse en la música”.
Al ganarse el derecho de soñar en una de las aulas de la universidad de las artes o en cuanto escenario demuestra lo aprendido, entre tantos intereses insiste en captar la atención de los públicos y de profesionales consagrados en la realización audiovisual.
“Mientras más estudio me doy cuenta de que no sé nada. Una vez dominado el abc fotográfico o cinematográfico, cuestiones muy básicas que permiten narrar, comprendes que detrás de esos códigos ciertos detalles marcan la diferencia y te posibilitan hacer sentir y emocionar. Eso no se aprende en un día. La exigencia mayor es seguir estudiando para descubrir más aristas desde las cuales pueda superarme”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.