Mr. Coffee: la aventura de mezclar la cultura y el café de Trinidad (+fotos)

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Fisioterapeuta y licenciado en Cultura Física, Emil Bravo Portieles, se labró, desde el año 1991, un merecido lugar en el patinaje cubano. Primero como practicante y luego como profesor, este deportista espirituano no solo entrena a Los Ángeles de Trinidad, sino que también hace de juez en disímiles eventos como los Skate Marathon que sesionan en La Habana y en Varadero con carácter internacional.

No obstante, si bien Emil no deja de lado ese vínculo indeleble que lo une a las competiciones sobre ruedas, en las cuales ha dejado poco más de dos tercios de su vida, por estos días, trinitarios, nacionales y foráneos se refieren a él cariñosa y quizá también jocosamente como Mr. Coffee, en honor a la cafetería que desde octubre pasado capitanea.

“Nada tiene que ver con su imagen, pero en mi país, por ejemplo, adaptamos el nombre del dueño para que sea el mismo o, cuando menos, se parezca al de su institución”, comenta un cliente austríaco en perfecto alemán.

Es cierto. Emil no tiene el porte del Gusteau de Ratattoille ni nada que lo asemeje con el logo del café, que simula más bien a Aquiles Chávez, uno de los mejores chefs de México, conocido mundialmente como el mejor bigote de la gastronomía.

A pesar de ello, su proyecto acabó por ganarse la simpatía del público gracias a la mezcla poco común que hizo en Trinidad, no solo del café con ingredientes variopintos, sino con propuestas culturales de primerísimo nivel.

EN LA ESENCIA, EL CAFÉ

En el quid de toda cafetería estará, por supuesto, alguna propuesta que se elabore siempre a base de café. Esta no es la excepción. Mr. Coffee oferta cafés de tipo expreso, lungo y americano, pero también bombones calientes y fríos, capuchinos, cortaditos y hasta té.

“Pero no es todo. Lo que inicialmente sería una propuesta exclusiva de ciertos productos elaborados con una base de la bebida creció para convertirse en un servicio donde se preparan además comidas rápidas como frapuchinos, batidos de helado, tacos, sándwiches y algunos dulces; y comidas con todo tipo de carnes”, confirma el dueño del local.

No fue tarea sencilla posicionarse en los primeros puestos en una ciudad tan plagada de establecimientos de este tipo ni ofrecer productos que rivalizan con aquellos establecimientos que son ampliamente reconocidos por su posición privilegiada en la villa y por su marcada calidad, confiesa.

“Para ello tuvimos que diseñar la carta de productos hasta cuatro veces. En cada una de estas reediciones no agregábamos nuevos alimentos y ya, sino que optimizábamos un tema tan complejo como el de los precios. Agradezco mi formación como cantinero y todo el tiempo que invertí en aprender sobre servicios”, agrega.

A la postre, luego de trabajo, esfuerzo y no pocas noches de desvelos, logró un listado de precios que, desde su perspectiva, evalúa como justo, donde puso un tope asequible y competitivo a un tema tan complejo.

“Tenemos surtidores que nos apoyan y también tenemos surtidores del Gobierno. Buscamos productos durante todo el día y constantemente verificamos costos, tanto nuestros como de la clientela para, por un lado, lograr el mayor beneficio posible y, por otro, hacer del nuestro un establecimiento justo”, sentencia.

SAZÓN PARA EL COLA’O CON CULTURA Y CON CAFÉ

Un día Yudith Hernández Urquiza, presidenta de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Trinidad, se levantó por ese lado de la cama por el cual se ponen de pie en ocasiones los emprendedores. Relata que le dijo a su esposo: “Emil, vamos a abrir un café”. Y sin saber cómo, ni cuándo, ni dónde y mucho menos con qué comenzó a dar rienda suelta a un sueño.

“Un café para jóvenes amantes del arte, algo así como uno de esos cafés literarios que abundan en las cabeceras provinciales, pero con una propuesta cultural diversa y novedosa, que atraiga a un público que hasta el momento carece de este espacio en la ciudad”, narra Hernández Urquiza.

Comenzaron con poco más que ganas de hacer. Luego hicieron el contrato con la AHS y comenzaron a trabajar junto a ellos, en búsqueda de una propuesta lo bastante fresca como para satisfacer a sus públicos. Entonces, tuvieron una epifanía.

“Para 2019 se hizo un levantamiento del estado constructivo de la Casa del Joven Creador, lo cual arrojó serios problemas en las estructuras, presencia de comején, paredes deterioradas y sin repellar, entre otras deficiencias. Se le hizo una propuesta a la nacional y accedieron al proyecto de reconstrucción, pero luego llegó la covid”, asevera Víctor Manuel Echenagusía Bastida, director del local.

Durante los años de pandemia, producto al ordenamiento monetario y a la inflación consecuente, fue más bien poco lo que se pudo hacer en material edificativa. A pesar de ello, en un acopio gigante de voluntad, este espacio de nexo cultural mantuvo algunas actividades, siempre con las medidas necesarias para evitar el contagio.

“Todo cambió cuando a inicios de 2023 hicimos una propuesta a Mr. Coffee: deseábamos mezclar sus servicios gastronómicos a las proyecciones propias del lugar y felizmente accedieron”, concreta Echenagusía Bastida.

Desde su inauguración el pasado 8 de octubre, luego más de medio año de preparación, el café ha brindado espacios frecuentes para el enriquecimiento del alma: “Encuentros de poesía dramatizada, conciertos, exposición de pinturas como apoyo a jóvenes creadores locales, eventos para otakus, conversatorios e incluso pactamos con magos, títeres y teatro infantil para dedicarles un momento de esparcimiento sano a los más pequeños del hogar”, expone Yudith.

No solo desean crear un negocio sostenible, donde el componente económico sea la preocupación primaria, sino que prefieren dotar a Trinidad de un espacio cultural sin precedentes. Hace poco tuvieron, como muestra del alcance de sus políticas culturales, un concierto con Elaín Morales y las aspiraciones, culmina, apenas pueden contenerse.