La física e ingeniera Claudia Sheinbaum es la gran favorita para ganar las elecciones de México el próximo 2 de junio y ser la primera presidenta del país.
Las encuestas señalan que le lleva unos 20 puntos de ventaja a su principal rival, la exsenadora opositora Xóchitl Gálvez.
Sheinbaum, de 61 años, es la candidata de la coalición oficialista Sigamos Haciendo Historia. Y ha hecho su campaña alrededor de la idea de continuar la llamada “cuarta transformación”, la marca del gobierno del actual presidente Andrés Manuel López Obrador.
La candidata fue jefa de gobierno de la Ciudad de México desde 2018 hasta 2023, cuando se apartó del cargo para lanzarse a la presidencia.
Si gana usted o si gana su rival, México va a tener a su primera mujer presidenta. ¿Qué tan importante le parece ese momento para un país como México?
Lo primero es que vamos a ganar. No hay ninguna posibilidad, o al menos una muy pequeña, de que la oposición gane las elecciones.
Y es un símbolo para México. Creo que es un símbolo para el mundo.
México ha sido llamado un país machista por muchos años. Y, cuando tienes una mujer presidenta, significa que ya no es tan machista como era antes.
Y vamos a trabajar para las mujeres también.
¿Y qué diferencia real marcará eso si no se abordan los asuntos del machismo en el corazón de la sociedad, como la violencia de género, la violencia contra las mujeres, los feminicidios en México, la desigualdad en el trabajo?
Si no se abordan esas cuestiones y siguen igual, no importa si hay una mujer o un hombre en el poder.
Nosotros vamos a atenderlas.
El presidente López Obrador, por primera vez, tiene un gabinete igualitario, el mismo número de mujeres y hombres. Y hay mujeres en la Secretaría de Seguridad, de Energía, de Economía, de Educación Pública.
Y al mismo tiempo, tenemos muchas mujeres como gobernadoras, y eso es gracias a la legislación mexicana durante la presidencia de López Obrador.
Los mexicanos ahora son gobernados por muchas mujeres. Y eso es un cambio.
Veo que a las niñas les emociona que una mujer vaya a ser presidenta. Eso cambia la cultura para las mujeres y para los hombres.
Y hay que desarrollar políticas para reducir la violencia contra las mujeres.
Usted está diciendo que México está cambiando, que México está pasando por un proceso de cambio en lo que se refiere al lugar que ocupan las mujeres, a la representación de las mujeres en la política, en los negocios.
Hay quienes dicen que esa es una fachada muy superficial, y que en el fondo los problemas siguen igual. Y particularmente en estados como este. En las montañas de Veracruz o en Chiapas por ejemplo, las cosas se mantienen en gran medida como siempre.
Bueno, los cambios culturales no se dan en un día, ¿verdad?
México está cambiando de muchas maneras. Lo que llamamos ‘la cuarta transformación’ está cambiando el objetivo del gobierno, está cambiando el modelo económico, está cambiando la forma en la que la gente ve a su gobierno. Y está cambiando también para las mujeres. Está comenzando a cambiar. Y claro, tenemos que desarrollar políticas.
Te voy a contar algo que me dijo una mujer en Los Altos de Chiapas. Ella me dijo: “Eres el sueño no cumplido de nuestras abuelas”. Era una mujer indígena. Si atiendes al corazón o a lo profundo de esta frase, es lo que está cambiando en México.
¿Siente mucha responsabilidad sobre sus hombros cuando las mujeres le cuentan ese tipo de cosas en México, en los pueblos remotos?
Siento responsabilidad porque voy a ser la próxima presidenta de México. Claro que siento la responsabilidad, y estoy dispuesta a asumirla.
Usted habla extensamente sobre la idea de un segundo piso o una segunda etapa de la llamada “cuarta transformación”. Para un público que no sabe lo que eso significa, para un público global, ¿puede intentar explicar lo que quiere decir cuándo utiliza esa frase?
Bueno, primero tengo que explicar lo que significa para nosotros la cuarta transformación.
México ha tenido en su historia tres transformaciones: la independencia, la reforma que dividió a la iglesia del Estado, y la tercera, que fue la primera revolución social en todo el mundo en el siglo XX, la Revolución Mexicana.
Y la cuarta transformación es esta. ¿Cuál es la esencia de esta transformación? Separar el poder económico del poder político.
El poder económico tiene sus males. Y el gobierno tiene que estar dirigido sobre todo a la gente pobre de México. Y haciendo eso, todos vamos a estar mejor. Esa es la cuarta transformación. Y es pacífica, al contrario de las otras tres.
López Obrador puso los cimientos en el primer piso y nosotros vamos a construir sobre este cambio que ha hecho López Obrador en el país. Significa más derechos. Significa Estado de bienestar. Significa que la educación, la salud, el acceso a la vivienda y un buen salario son derechos de los mexicanos, no son privilegios.
Esa es la diferencia entre el neoliberalismo y nuestro modelo, al que llamamos el humanismo mexicano.
Sus críticos dirían que es simplemente una extensión del proyecto político de López Obrador, y que usted misma terminará siendo simplemente una extensión de él, que usted fue elegida a dedo como su sucesora y que de alguna manera su gobierno será simplemente otro gobierno López Obrador. ¿Qué responde a esa crítica?
Esa es la opinión de la oposición. Me siento segura de mí misma. No me importan esas cosas que dice la oposición de que el mío sería otro gobierno de López Obrador.
Por supuesto que soy del mismo movimiento que López Obrador, luchamos juntos durante más de 20 años para tener el gobierno que tenemos ahora y las oportunidades y los derechos para los mexicanos.
Y, por supuesto, yo voy a vivir un momento diferente en la historia. Voy a gobernar con los mismos principios, y eso es bueno para los mexicanos.
Y vamos a tener nuestros propios objetivos, por ejemplo la energía renovable y acelerar la transición. No vamos a vivir la pandemia, esperemos, así que podemos lograr más nearshoring (relocalizar empresas extranjeras en el país), que ya está ocurriendo ahora mismo en México.
Es un muy buen momento para México. Vamos a construir sobre lo que tenemos y poner nuestra propia visión.
Asumiendo que usted gane, heredará un país con serias dificultades también. Estuve en el evento en el que usted lanzó su campaña en el Zócalo y le pregunté a la gente qué les gustaría que mejorara en los próximos seis años. Obviamente estaban ahí como simpatizantes suyos. Todos y cada uno dijeron que la seguridad. ¿Acepta que las políticas de seguridad de López Obrador realmente no han funcionado de la manera que él esperaba? Y las cifras siguen siendo impactantes: 186.000 homicidios durante su gobierno. Es una situación gravísima.
La forma que nosotros tenemos de verlo es: ¿qué hubiera pasado si López Obrador no estuviera en la presidencia desde 2018?
Él cambió el rumbo de lo que habíamos tenido. Los homicidios venían en una trayectoria creciente. Y logró, en los primeros años, detener el crecimiento y ahora están disminuyendo. Eso es muy importante. Y tenemos que acelerar esta disminución, y tenemos un proyecto y una estrategia.
Tengo la experiencia de lo que hice en la Ciudad de México. Reduje en un 50% los homicidios y en un 60% otros delitos. Así que tenemos una estrategia. Lo que es diferente y la gente tiene que saber esto en México y en el extranjero es que no queremos guerra.
[Felipe] Calderón (presidente entre 2006 y 2012) declaró una guerra en nuestro propio país. Y puso a cargo de esa guerra a alguien [Genaro García Luna] que ahora está en la cárcel en Estados Unidos porque estaba directamente relacionado con los criminales, con los cárteles de la droga.Ahora queremos construir la paz. Es un enfoque completamente diferente, así que probablemente tome tiempo, pero es mejor. Antes no había oportunidades para los jóvenes. Y ahora estamos creando oportunidades para los jóvenes. Se trata de seguir atendiendo la causa de la violencia y al mismo tiempo reducir la impunidad en el país.
Pero la parte de la seguridad me imagino que la seguirá dejando en manos del ejército y los militares. ¿Tiene la intención de utilizar el ejército y los militares en la misma medida que el señor López Obrador?
Es diferente. Cuando declaras una guerra, tienes permiso para matar. Calderón usó el ejercito para matar, sin justicia. Él dijo en ese momento ‘no importa, va a haber daños colaterales’ y estaba hablando de vidas mexicanas. Lo que López Obrador está haciendo ahora, con el ejército también, es construir paz y construir justicia con instituciones. Es completamente diferente. Hay algunos pueblos en México que, si les quitas el ejército, no tienen nada.
No estamos usando al ejército como militares del país. Es que tienes una fuerza que puedes usar contra los carteles de la droga, pero buscando la justicia, para meter a una persona en la cárcel en nuestro propio sistema, no para matar a alguien sin ningún juicio. Tenemos que consolidar la Guardia Nacional. Y puede estar dentro de la Secretaría de Defensa Nacional, pero tiene un comandante diferente al del ejército.
Además de las elecciones que se celebrarán aquí muy pronto, también hay una campaña electoral en Estados Unidos. ¿Se siente cómoda trabajando con cualquiera de los dos candidatos principales a la presidencia? ¿Se sentiría cómoda con el presidente Trump? ¿Podría trabajar con el presidente Biden?
Vamos a poder trabajar con el presidente Trump o con el presidente Biden. López Obrador lo hizo y nosotros lo vamos a hacer. Somos el primer socio comercial de Estados Unidos en este momento. Ellos nos necesitan y nosotros los necesitamos en términos económicos. Y tenemos 40 millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos.
Pero cuando la retórica se vuelve contra México, como pasó durante el tiempo de Trump en la Casa Blanca, ¿cómo respondería?
Nosotros vamos a defender a los mexicanos siempre, a los mexicanos en Estados Unidos, a los mexicanos en México o donde quiera que estén. Va a haber mucha retórica en la campaña de Estados Unidos. Tenemos que defender siempre a nuestro país, nuestra soberanía. Pero tenemos que esperar hasta noviembre, cuando se hagan las elecciones.
Y no se trata sólo de retórica. Habrá una presión extrema sobre el próximo presidente para que haga más para frenar la inmigración que pasa por territorio mexicano y se dirige a Estados Unidos. ¿Cree que su política sobre eso será de línea dura? ¿Piensa impedir que la gente atraviese México en su ruta hacia el norte?
Vamos a insistirle a Estados Unidos, ya sea con el presidente Trump o con el presidente Biden, que la mejor política es la cooperación para el desarrollo.
Lo dijo el presidente Biden cuando estuvo en la Ciudad de México en el encuentro con el primer ministro de Canadá [Justin Trudeau] y el presidente López Obrador, que la gente no se mueve porque quiere o hay un porcentaje muy pequeño de gente se mueve porque quiere. Se mueven por necesidad, por necesidad económica o por otras necesidades.
Vamos a seguir diciéndole al gobierno de Estados Unidos que la mejor manera de reducir la migración es invertir en los lugares de donde viene la gente. Y en algún momento creo que van a entender eso.
Uno de los temas más polarizantes en México es el aborto. Y, por supuesto, eso afecta a las mujeres a lo largo y ancho de México. Y también en Estados Unidos, ya que puede que muchas vengan aquí a abortar a medida que las leyes se hacen más estrictas allá. En una cuestión que divide mucho, ¿cuál es su postura sobre la legalización del aborto en México?
La Corte Suprema en México dijo lo contrario que la Corte Suprema en EE.UU. Es algo que ya está decidido. [En septiembre de 2023, la Corte Suprema de México despenalizó el aborto en todo el país]
¿Y su posición propia al respecto?
Ya está decidido por la Corte Suprema y los estados tienen que desarrollar leyes al respecto.
Pero eso no está pasando…
Sí está pasando. Muchos estados en México han decidido, la Ciudad de México lo hizo.
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