De Yaguajay —paraje norteño de muchas anécdotas infantiles—, a Sancti Spíritus. Del borrador y las tizas, a las artes escénicas. De impulsar producciones para las grandes salas, a recorrer toda la geografía provincial con una mochila a la espalda. Juan Carlos González Castro se ha convertido en un experimentado integrante del gran gremio que hace palpitar las esencias de la vida espirituana.
“Para mi bien, me incorporé en 1994 como miembro de un colectivo dentro de la Cultura y ese colectivo fue el de las artes escénicas. Ya suman tres décadas. Pero digo con orgullo que estuve 20 años como docente. Soy fundador de la formación de maestros y, posteriormente, laboré en el pedagógico”, resume sin prisa su trayectoria laboral.
Mas, solo sabe él cuánto ha significado, primero, el cambio de un sector a otro. Romper con el miedo que suscita un riesgo. Luego, empezar de cero, despojado de conocimientos y, más tarde, asumir la dirección de muchas otras personas.
“Tengo un compromiso con quienes me acogieron sin ser de ellos. Ha sido una de las razones por las que en estos últimos 30 años he dedicado el tiempo a superarme. Por ejemplo, hoy puedo decir que sé trabajar con títeres porque estaba convencido de que solo con mis esfuerzos tendría un techo técnico que me permitiera entender los procesos de las artes escénicas”.
Puesta a puesta, diálogo a diálogo, Juan —como la mayoría lo nombra— aceptó ser el presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas; un reto inmenso, sobre todo en un territorio donde esa manifestación languidece con el paso de los años. Tanto es así que, aunque todos los proyectos tienen sedes y el Teatro Principal se mantiene en pie con sus 185 años, cada vez son menos los actores y hablar de estrenos es casi una quimera.
“Creé dos eventos que defiendo a capa y espada y no podemos permitir que mueran: la Cruzada Teatral y el Festival de las Artes Trinifolk. Muchas personas no ven bien que nos vayamos a recorrer los municipios con nuestro teatro. Pero cada año insisto, toco puertas y ahí vamos ya por 30 ediciones. El propio Abel Prieto, en su última visita a Sancti Spíritus, donde habló de la colonización cultural, nos pedía que fortaleciéramos ese evento por su importancia en tiempos tan complejos”.
Si Juan Carlos González Castro toma la palabra le resulta difícil encontrar fin. Habla siempre desde la pasión y el compromiso. Tal vez por ello su colectivo lo eligió como representante a la II Conferencia Provincial del Sindicato de Trabajadores de la Cultura y hoy es el único espirituano que asistirá a la cita nacional con la condición de delegado directo.
¿No resulta contradictorio que el máximo directivo también sea voz del sindicato, cuando debería ser su contrapartida?
“En mi caso, no, y creo que tiene que ver con mi forma de ser. Soy partidario de las instituciones no gubernamentales, de las asociaciones porque eso te permite tener una visión un poco más allá de lo que diriges. He aprendido en las artes escénicas a escuchar. Y te aseguro que en nuestras instituciones básicas el sindicato funciona. Claro que tiene que ser la contrapartida de quien dirige. A mi juicio, en los colectivos escénicos hemos logrado que los trabajadores tengan la confianza de dialogar.
“Ahí están las razones por las que hemos dado el paso al frente más allá de nuestro quehacer como en la participación de la campaña de fumigación contra el mosquito Aedes aegypti. Sucedió similar cuando se pidió ir a la zona roja. En cuatro ocasiones estuvimos junto a los enfermos y cuando la pandemia se logró que no quedara ningún trabajador interrupto porque asumieron otras responsabilidades necesarias”.
No hace falta conocerlo mucho para confirmar que ha sido el primero en salir con bazuca en mano por las calles de la ciudad del Yayabo o pasar el umbral de la Escuela Elemental de Arte Oscar Fernández Morera forrado hasta los dientes para contribuir con la asistencia de quienes ahí libraron sus batallas contra la covid.
“Nunca he querido ser un dirigente sindical, simplemente ser un activista del sindicato. Y lo digo desde el convencimiento de que tiene que ser la voz diferente a la administrativa”.
¿Qué temas de la agenda cultural espirituana crees que no deben dejar de estar en los análisis de la cita sindical?
“Hay que hablar de empleos y presupuestos. No se puede pensar en desarrollo cultural ni trabajo cultural comunitario ni excelencias si no hay un respaldo económico. Y lo digo consciente y con los pies sobre el complejo contexto en que vivimos; pero nuestros presupuestos hoy son similares a los existentes antes del reordenamiento monetario. Ejemplos: resulta prácticamente incosteable traer una compañía y alojarla en un hotel, comprar los zapatos para nuestro Folclórico o conseguir dinero para pagar un pulóver con la imagen de la edición del evento que nos hace estar por ocho semanas en las comunidades.
“Somos subvencionados y eso es un logro de nuestro país, pero un artista escénico, de primer nivel, no puede seguir cobrando 5 500 pesos. Las ausencias en los escenarios nos lo confirman. Igual sucede con la diferencia entre los bailarines. Los del Folclórico cobran mucho menos que el resto. Incluso, en la danza se mantiene la clasificación en seis niveles. Cuando comparas lo que gana el del primer grupo con el último, es casi preferible asumir las labores de limpieza”.
Convencido de que hay mucho por hacer para revertir esos y otros tantos tropiezos, sobre todo en la búsqueda de alternativas para evitar que el teatro siga sobre los hombros del país, Juan Carlos González Castro se refugia en sus experiencias para aliviar los problemas que laceran a su gremio. Se siente comprometido con el hoy y el mañana del teatro cubano.
“Me jubilé y me reincorporé”, alega y el tono deja escapar un hálito de resistencia a separarse de su trabajo.
Se dice que pronto la Presidencia del Consejo Provincial de las Artes Escénicas será asumida por otra persona, ¿ya es definitivo?
“Desde que el nuevo presidente tenga la aprobación como cuadro, lo que responde a un proceso, inmediatamente se comunicará. Aclaro que no seré su asesor. Contribuiré desde mis experiencias en campos como la programación, la comunicación y la producción. Desde adentro, creo que ayudaré muchísimo y como siempre lo he hecho, no soy persona de buró”, concluyó.
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