Apenas tres crudas verdades bastan para develar, ahora mismo, el lado más oscuro del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por el gobierno de Estados Unidos, cuyos daños en los espirituanos que padecen diferentes tipos de tumores malignos resultan dolorosos.
Primera certeza: la tensa situación económica vivida por el país en estos momentos, recrudecida por esta política genocida, afecta la sostenibilidad de la red de radioterapia de la isla, lo cual implica que los espirituanos con cáncer reciban, como tendencia, tratamientos fuera del tiempo óptimo.
Segunda certeza: la disponibilidad de citostáticos es severa y afecta con creces la calidad de vida de los enfermos.
Tercera certeza: la escasez de medios diagnósticos, igualmente, hace tardía, en no pocos casos, la detección de las enfermedades oncológicas.
Estas tres verdades las corrobora el doctor Francisco Fernández Quintero, director general de Salud en Sancti Spíritus, quien reconoce que el peso del bloqueo resulta abrumador en los Servicios de Oncología del Hospital Provincial General Camilo Cienfuegos, institución donde la obsolescencia de las tecnologías ha provocado el no funcionamiento, por ejemplo, del Tomógrafo Axial Computarizado, equipo con el cual se realizaban exámenes complejos con inmediatez y alta resolutividad.
La imposibilidad de importar equipamientos con más del 10 por ciento de componentes estadounidenses y el incremento de los costos de comercialización, impiden comprar las piezas y dispositivos que dicho equipo de alta tecnología requiere. En consecuencia, los pacientes deben viajar hacia otras provincias cubanas para acceder a algunas pruebas diagnósticas.
Sin dudas, median las barreras del bloqueo y ello provoca la disminución de la sobrevivencia de los pacientes con cáncer, padecimiento que en las últimas cuatro décadas figura entre la primera y segunda causa de muerte en el territorio, donde los especialistas diagnostican anualmente no menos de 2 000 casos con neoplasias malignas.
En torno a la importancia de diagnosticar los tumores cancerígenos en estadio temprano, el doctor Jorge Álvarez Blanco, jefe del Grupo Provincial de Oncología, asevera enfáticamente: “Hoy, en Sancti Spíritus, es muy complejo este diagnóstico en cualquiera de las localizaciones, incluso, más que cinco años atrás.
“La Oncología —subrayó— trabaja con confirmación histológica; son necesarios estudios para saber la extensión del tumor, la etapa en que se encuentra y el estado actual de los órganos. En dependencia de ello, se aplican los medicamentos de quimioterapia combinados dos y tres hasta formar un esquema, que al administrarse incompleto no se logran los resultados deseados”.
Aun cuando el derecho humano a la salud debería ser sagrado, el bloqueo los pisotea demencialmente tal como lo denunciara, este 30 de octubre, el ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
“El gobierno de los Estados Unidos conoce perfectamente bien el impacto directo e indirecto que su política tiene sobre el sistema de salud cubano. Está bien enterado del sufrimiento y la angustia que provoca, y de las consecuencias en términos de tratamientos incompletos o demorados, cirugías pospuestas y materiales sanitarios escasos. No puede ocultar que su objetivo, con plena conciencia, es provocar daño a la población”.
¿Quién puede mirar de soslayo esta realidad que genera tensiones en el personal de salud y angustias en familiares y pacientes afectados?
Para los médicos, personal de Enfermería, laboratoristas y farmacéuticos, cada día se hace más complejo laborar en estas condiciones y se trata, en muchos casos, de terapéuticas que en pacientes oncológicos marcan la diferencia entre la vida y la muerte; cruda verdad que conmociona y exige, definitivamente, parar.
Segun las excepciones del llamado embargo o bloqueo los medicamentos y equipos medicos pueden ser adquiridos por Cuba, de hecho Cuba ha comprado en años reciéntes tres millones de dolares en equipos de tomografías segun datos publicados por la organización que supervisa las ventas de Estados Unidos a Cuba.