Parranderos plantaron bandera en Guayos (+fotos)

El XII Evento Teórico Regional de Parrandas reunió a los defensores de una expresión cultural con una tradición digna de salvaguardarse

El encuentro propicia la gestión de nuevas rutas encargadas de mantener vivo ese patrimonio cultural. (Fotos: Alexey Mompeller/Escambray)

La parranda, auténtica expresión cultural, tiene ecos más allá de los límites guayenses. Esa efervescencia de pueblo, que deslumbra por las monumentales carrozas, el frenesí de las congas y la adrenalina del fuego provoca a otros protagonistas, que reservaron un espacio en el XII Evento Teórico Regional de Parrandas.

Representantes de las 18 comunidades del centro de Cuba confluyeron los días 1 y 2 de noviembre en Guayos, sede del certamen, que evoca una celebración arraigada en el país durante más de dos siglos y sobreviviente a un contexto de crisis.

LARGA VIDA A LAS PARRANDAS

“A los parranderos les puedes quitar cualquier cosa, menos su festividad. Ese sentido de perdurabilidad y resistencia cultural hace posible estas maravillas”, refiere Rafael Lara González, metodólogo nacional de Cultura Popular Tradicional, panelista habitual en el evento.

El debate recicla propuestas esbozadas en ediciones precedentes de la cita, pero los proyectos a favor de la gestión del sostenimiento financiero de las parrandas, con éxito en determinados poblados salvaguardas de tales festividades, solo quedan en la epidermis de la realidad.

“Antes de 1959, ningún gobierno dotó fondos para la realización de las parrandas al mediar la autogestión de los barrios e iniciativas de sus seguidores, empujes que deben de renacer.

“Enfoquémonos en cómo autosustentar los bandos, dentro del sentido de la pugna y desde una visión económica que les permita mayores posibilidades, porque el componente cultural lo tienen. Predominan ejemplos de pueblos parranderos que han encauzado propuestas gracias a la voluntad de sus protagonistas”, aclara Lara González.

La fórmula aseguraría la celebración en tiempos de perturbaciones financieras,  desde los quehaceres artesanales hasta el mínimo detalle, con meses de antelación al día cero de activarse la diana parrandera.

“Sin dejar de meditar en la labor concerniente a los gobiernos, que no siempre sucede, y la sensibilización que les compete, a favor de estas fiestas como parte de la memoria viva de los pueblos”, añadió.

La reciente edición del Evento Teórico Regional de Parrandas se dedicó a los practicantes-portadores de Calabazar de Sagua.

SAPOS Y CHIVOS EN TERRENO AJENO

Las experiencias de los barrios encrucijadenses Cantón-Sapos y La Loma-Chivos, defensores de la tradición en Calabazar de Sagua y homenajeados en el actual capítulo del Evento Teórico Regional de Parrandas,  unidas a los testimonios de otros asentamientos protagonistas de los jolgorios, reafirman la importancia de oxigenar esta expresión cultural.

A la calabaceña Sammys Quintana Cabrera la pasión por las parrandas le viene de cuna. La presidenta del bando Cantón-Sapos es bailadora natural y guía el proyecto infantil Guaracheritos de Mahoma, que incentiva el movimiento de las comparsas a partir de edades tempranas.

“No tengo formación académica danzaría pero perpetúo el quehacer de generaciones de parranderos. El trabajo con familias disfuncionales me permite integrar a los pequeños a este proyecto e, incluso, los padres  colaboran en la confección de los vestuarios al donar tejidos”.

 “Aprobado el proyecto, pensamos en nuestras propias ofertas gastronómicas, crearemos una red de tiendas para comercializar productos utilizados en la parranda, disponibles para los bandos del terruño y otros que requieran de ese servicio. La idea comprende una carpintería y textilera para dar respuestas a las demandas locales que puedan surgir”, significa Sammy, ciyo barrio viste de verde.       

En el extremo contrario, pero con iguales pretensiones, José Manuel Benavides Vila viste de rojo. Él asumió las riendas de La Loma-Chivos hace apenas un mes y tiene claras las prioridades para que dicho color permanezca vital en esa demarcación villaclareña. Al doblar de la esquina, a ambos barrios les aguarda un changüí.

“En la segunda quincena de noviembre lo realizaremos, al carecer del presupuesto suficiente para materializar la parranda con los elementos que dignifican su esplendor. Practicantes-portadores aguardan por ese momento. No obstante, mantendremos las actividades con los diferentes grupos etarios, las comparsas, congas y demás elementos clásicos, excepto las carrozas debido a las carencias que enfrenta el país”,  acota.

Clara Felicia Rodríguez Hernández, metodóloga de cultura popular tradicional e investigación en el municipio de Encrucijada, explica que en el territorio conviven seis comunidades parranderas. La celebración de Calabazar de Sagua ostenta 101 años de aquel primer suceso.

“La parranda no es solo la carroza, sobresale por múltiples elementos identitarios muy bien preservados. El changüí, las comparsas, los muñecones, las farolas, por citar algunos, una herencia mantenida de generación en generación”, manifiesta.

“Las demandas de los parranderos son las de una festividad declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, expresó Rafael Lara González.

LOMEROS Y CANTARRANEROS DE

Los fuegos artificiales de Guayos siempre han sido tendencia por su fastuosidad. “Su volumen y diversidad impresiona. El festejo se caracteriza por el sentido de pertenencia, las majestuosas carrozas y por retomar presencia de los globos de colores en el proceso. La imaginaria línea de la frontera, idea nacida aquí, es una de las singularidades que los diferencia de las restantes parrandas”, apunta Lara González.

Para regocijo de los guayenses, quienes consideran su consejo popular el ombligo del mundo, 2025 reservará otro acontecimiento aliado a la reflexión en términos de preservar la identidad, al oficializarse que el V Taller Nacional de Fiestas Populares plantará bandera en el imperio de lomeros y cantarraneros.

Recién finalizada, la cita da pie a más compromisos. “Este es el único momento en el año donde los parranderos se encuentran. A Guayos hay que venir para escucharlos. Sus demandas valen, son las de una parranda declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, concluye el experto. 

Un viaje por la cultura popular tradicional distingue los paneles concebidos en la cita.

Alexey Mompeller Lorenzo

Texto de Alexey Mompeller Lorenzo

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