Como una propuesta que conmina a calentar las frías temperaturas de inicios de año, la II Liga Elite del Béisbol cubano inicia este seis de enero su fase de postemporada con el concurso de cuatro elencos.
Por lo que se aprecia en sus nóminas y por los saldos de los equipos “base” en los últimos años de la Serie Nacional de Béisbol, se presagia desde hoy, a partir de las 6.30 de la tarde en el “Victoria de Girón”, una final adelantada en el enfrentamiento entre los Cocodrilos de Matanzas y los Leñadores de Las Tunas.
Por su parte, en el otro pareo, los más mediáticos del béisbol cubano, Los Leones de Industriales, se miden a los sorprendentes Cazadores de Artemisa.
Siguiendo una práctica de las últimas temporadas en que sus filas se llenaron de “importados”, tanto de otras provincias como de peloteros que jugaron o juegan en el exterior, los yumurinos se rearmaron esta vez de esos atributos y de otros aportados por jugadores con experiencia en las Grandes Ligas como para lanzar su seria candidatura al título, que aún con esos “refuerzos”, solo han podido disfrutar en una ocasión en las Series Nacionales.
Polémica aparte y al amparo de las permisiones de la Comisión Nacional de Béisbol al eliminar, para bien, las restricciones de la repatriación para peloteros cubanos que un día abandonaron el país para probar suerte en las Ligas Mayores u otros circuitos profesionales del mundo, Matanzas se hizo de los servicios de Rusney Castillo, Dariel Álvarez, y José Amaury Noroña a quienes se une Erisbel Arruebaruena, ya con más carretera entre los matanceros.
Solo falta ver hasta dónde esa constelación de estrellas no se convierta en un boomerang a la hora de funcionar como colectivo en una fase donde suelen tensarse las presiones y las tensiones.
Pero, menos “contaminado” por los influjos externos, Las Tunas preserva su condición de actual campeón de la Serie Nacional y cuenta con una nómina de probados bateadores como los Alarcones, Rafael Viñales, incluso el veterano Danel Castro y Osvaldo Abreu y, en el pitcheo, los refuerzos Dariel Góngora, Yadián Martínez y Yosiel Serrano, además de un cerrador eficaz como Pablo Civil.
Y, aunque pasó trabajo para clasificar, y de hecho logró el último boleto, mostró capacidad competitiva a la hora de las definiciones finales y aplastó a Sancti Spíritus para montarse en el tren de la semifinal, sobre todo a fuerza de batazos, su principal argumento colectivo.
De ahí que se augure una lucha sin cuartel entre ambas novenas en una semifinal que ha generado un singular morbo mediático por las razones antes descritas.
Para mí será una subserie bien pareja de la que debe emerger triunfadora la selección tunera, que, aunque con un elenco diferente y más puramente matancero, fue capaz de eliminar a los cocodrilos en la instancia semifinal de la Serie 62. También porque, desde mi punto de vista, Armando Ferrer debió reforzarse mejor en el pitcheo para tratar de frenar a los impetuosos leñadores.
En el otro pareo semifinal que inicia este domingo en el estadio “26 de Julio” de Artemisa, el equipo local e Industriales se verán las caras en un pleito que se inclina con ligero favoritismo hacia los primeros, dado, sobre todo, la superioridad de su pitcheo a base de buenos abridores: Geonel Gutiérrez, Erlis Casanova, Yunieski García y José Ignacio Bermúdez, aunque acá no cuentan las estadísticas ya que será borrón y cuenta nueva.
Industriales tiene a su favor, una presencia ganadora en postemporada, aunque no se trate ahora del mismo equipo y eso puede adelantarles un punto ante Artemisa que destrozó pronósticos al terminar como segundo en la fase clasificatoria.
Para Sancti Spíritus, al margen del incentivo propio que genera el béisbol en cualquiera de sus variantes, un estímulo adicional será ver en acción a dos de sus hijos propios y a dos “adoptados” como refuerzo en la fase regular ya que Yanielquis Duardo se pondrá el traje de Industriales, mientras que Frederich Cepeda y Albert Valladares (Mayabeque), se podrán el de Industriales y Juan Carlos Arencibia el de Las Tunas.
Tanto la semifinal como la final se jugarán a siete juegos al mejor en cuatro.
El fantasma de las ausencias también “jugará” en la postemporada de una Liga que no pudo sacudirse del mismo en su fase preliminar. Ello le impone un reto: llenar los estadios tal como sucedió en la final de la primera versión y como no pudo hacerlo, tampoco esta vez, en la fase regular.
El otro desafío será acaparar la atención del décimo jugador: la afición, a fin de mantener vivas desde temprano las pasiones por la pelota en la antesala de la Serie Nacional que en su versión 63 se anuncia para marzo.
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