Al estilo de una siembra temprana, la Agricultura en Sancti Spíritus adelanta camino en el proceso de la contratación de renglones agropecuarios de cara al 2025 desde un esquema más organizado, aprovechando los beneficios que depara la actual inspección a la tierra y la ganadería, sin desconocer los desafíos plantados ahora mismo en el campo, como la escasez de recursos y las dificultades en la extracción por parte de los productores del dinero en la tarjeta magnética. El cumplimiento de lo que se pacte será la obra mayor.
El hecho de adelantar la hoja de ruta de ese crucial ciclo: producción-destino, aporta señales de que se persigue asentar la planificación alimentaria sobre pilares más realistas; basta recordar que alrededor de la contratación ha girado en los últimos tiempos una de las grandes incongruencias agropecuarias de la provincia, con años donde en febrero y marzo todavía no estaba clara la comida que llegaría a los encargos estatales.
Pareciera un sinsentido hablar de cosechar cuando a la mayoría de los productores, además de la tierra, apenas se les garantiza algún recurso; pero las relaciones contractuales se vuelven necesarias a la hora de pactar reglas y compromisos de ambas partes; problemas e insuficiencias apartes, las producciones agropecuarias requieren dosis de organización, aseguramiento y control.
Pedro López Cabello, subdelegado general de la Agricultura en Sancti Spíritus, detalló a Escambray que se trabaja en la contratación desde julio pasado tras establecerse las líneas generales por el Ministerio de la Agricultura, en tanto se busca no repetir tropiezos como el del año pasado, cuando fue necesario rectificar la cantidad de productores que con objetividad tenían posibilidades de hacer contratos, señaló.
“Este año —explicó— hay mayor definición, porque el Ejercicio de control a la tierra y la ganadería ha permitido identificar quiénes en verdad están en condiciones de contratar; al listado de más de 24 000 productores le agregamos los copropietarios y la cifra supera los 27 300; entonces quedó definido que pueden contratar producciones agropecuarias alrededor de 20 300 productores; por ejemplo, los que tienen menos de una hectárea no están obligados a hacer contrato, pero lo pueden realizar si lo desean; esta vez hay mayor flexibilidad en el proceso”, subrayó.
Destacó López Cabello que luego de los seminarios municipales para informar a todas las estructuras sobre las características de la contratación, el trabajo sigue a niveles de empresas, cooperativas y productores. “De forma preliminar hay unos 4 000 productores más involucrados en el proceso este año”, apuntó el directivo.
Trascendió que la contratación fija dos objetivos principales: cumplir con los encargos estatales que tiene el sector en los renglones pecuarios y agrícolas, y tributar como parte de la Ley de Soberanía Alimentaria al autoabastecimiento de las comunidades y los territorios.
Precisó, también, que un cambio de relevancia este año es subir la contratación hasta el 80 por ciento de la producción —anteriormente era el 40 por ciento—, de manera que el sector agropecuario puedan corresponder a los encargos estatales: canasta básica, consumo social, autoabastecimiento territorial y Turismo.
El dilema de la contratación en Sancti Spíritus no ha estado solo en la calidad y objetividad del proceso, tal vez el punto más débil ha sido el cumplimiento del contrato por ambas partes.
“Será determinante el trabajo de las bases productivas y las juntas directivas que establecen el contrato con los productores, de acuerdo con el potencial de cada uno, de esas necesidades de comida para los diferentes encargos estatales; hay un proceso organizativo superior al de años anteriores que nos va a permitir mayor control de la contratación y del cumplimiento de las producciones, tener más organización debe llevar a mejores resultados”, expresó el subdelegado.
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