Todo fue mágico la noche de este miércoles en el estadio José Antonio Huelga. Era algo más que un partido decisivo para los locales. Sobre el terreno y fuera de él se jugaba la honra de los espirituanos.
Dos noches antes, la derrota se plantó en medio del coloso. Con el play off en contra 1-3, había que ganar o ganar. Otro descalabro hubiese sido una afrenta a ese honor del que se precian los deportistas, mucho más ante su público que, por más que entendiera el esfuerzo por llegar a instancias de play off cuando estaban casi eliminados, no quería vivir una escoba en casa propia.
Eso lo tenía claro Lázaro Martínez. Por eso anunció sin titubeos a Yankiel Mauris como el abridor, sin importar que solo había hecho una apertura en las 29 ocasiones en que salió al box en la fase regular y que nunca había cumplido ese rol en postemporadas.
Pero necesitaba a un hombre con sus agallas y Mauris no lo hizo quedar mal en una noche épica. El derecho subió a la lomita sin nervios. Ni se inmutó cuando los Pativerdes le abrieron el marcador en el mismo inning de apertura, aunque la carrera fue sucia.
Mas, en lo adelante, solo un dueño tuvo el box y ese fue el derecho, que tiene más coraje que libras. Uno a uno fue dominando a la fuerte toletería pinareña. Para hacerlo, no inventó un arma que no fuera la combinación de los lances que sus rivales le saben de memoria
“Creo que nunca había tirado esa cantidad de lanzamientos; también llevaba como 15 días sin lanzar, pero sabía que tenía que caminar el juego, solo hice mi trabajo, los estaba chequeando, tienes que cuidarte de todos, en especial del primero al sexto, es como un equipo Cuba y cualquiera puede darte un jonrón, además el juego estaba cerrado, 1-1, 2-1 hasta el sexto y no podía dar margen de error”.
Pero los pinareños conocen bien a Yankiel Mauris. Hace dos años en ese mismo estadio, en la Serie 61, les ganó como relevista el séptimo juego de cuartos de final y los eliminó del play off: “Les hice el mismo trabajo que en aquel, el mejor juego de mi vida; se me volvió a dar la oportunidad. Les tiré los mismos lances de siempre, ellos saben que yo tiro, recta, slider, knuckleball, y todos ellos van a batear slider, lo que pasa es que lo tenía invencible; no es cuando ellos deseen que lo tire, sino cuando entienda que deba hacerlo. Ahora no ganamos como en aquella oportunidad, porque tenemos que volver allá a ganar dos veces, pero seguimos vivos gracias a esa victoria”.
Soportar la presión de un juego decisivo, tenso, dramático: esa era la cuestión: “Es algo a lo que estoy adaptado, siempre vengo a lanzar de relevo en esas circunstancias, o sea, con presión, y creo que eso es más difícil que abrir. Ahora sí, me tocó como abridor por primera vez en un play off y había mucha presión porque tenía que ganar sí o sí. Bueno, el resultado salió”.
Tiene razón. Durante la pasada campaña, en escenarios similares, aunque sin la presión de este partido, el derecho taguasquense se impuso y al final fue el líder de juegos salvados de la serie con 12. Pero ni eso pensó cuando el mánager le anunció días antes la posibilidad de abrir: “Lázaro me anunció que si tenía que salir en los juegos anteriores, me sacaba; pero si no, iba a abrir, y cuando nos ganaron el tercer juego, él me dijo: ‘Abres mañana’, y le respondí: Dale, aquí no hay nada que perder, hay que matarme arriba del box”.
Asegura que, siendo relevista, no realizó ninguna preparación especial para abrir: “Hice la misma preparación que hago para relevar”. De todas maneras, a la altura del sexto, Mauris se agachó en el box, movió sus manos y el estadio tembló. Aparecía un rival más enconado que los propios pinareños: “Estaba cansado, prácticamente fundido. Tenía casi 100 lances, hacía rato no pitcheaba y todo el mundo me decía: ‘Dale, dale, que tienes que tirar el otro inning’; y les dije: Pues, ¡arriba!”.
Y el séptimo lo tiró con todo: “Con el brazo, con el corazón y…. con aquello que las decencias del idioma no dejan escribir”.
Cuando completó 93 lanzamientos y dejó el juego a su favor, el Huelga en peso lo aplaudió. Faltaba dos innings para concretar la heroicidad y venía su amigo y compañero de relevos: Yanielkis Duardo: “Estaba inquieto, nunca había estado en esa circunstancia de abridor, que dejes un juego ganando y venga el relevo, estás más nervioso fuera que dentro, pero confiaba en Duardo, es el mejor de Cuba y sabe salir de esos momentos”.
Y salió, con los ánimos de Mauris, quien desde el banco parecía tirar junto a él, mucho más cuando los pinareños pusieron el empate en base al abrir el octavo con hombres en primera y segunda sin out. “Como siempre, estoy acostumbrado a preservar la victoria del equipo, me puse un poco ansioso a la hora de querer sacarles out a los mejores bateadores de ellos —relata Duardo con la misma parsimonia con que se plantó en el box minutos antes—, empecé a huir un poco el pitcheo y las bolas no estaban cayendo en zona, pero borré y cuenta nueva, me concentré bateador por bateador”.
Conseguía así su segundo juego salvado de este play off, luego de que una lesión en su brazo de lanzar lo mantuviera alejado del box. “Me ha tocado resguardar dos victorias claves para el equipo y los dos juegos han sido tensos y necesarios para seguir, pero todo se resuelve con la confianza y el control. Desde que salí del octavo frente a esos grandes bateadores como William Saavedra, Yasser Julio, sentí que el juego estaba del lado acá”.
Ya he dicho que el quinto no fue un juego más, ni siquiera porque los Gallos se jugaban mantenerse o irse del play off. Se olía y se sentía también. Era una noche de moral, de honor y de héroes. Frente al estadio y en los corazones, la estatua, el influjo, el Héroe, como si del destino quisiera reservar el homenaje a José Antonio Huelga, a solo horas del aniversario 50 de su muerte en un accidente de tránsito
“Conversamos con ellos —respira feliz Lázaro Martínez— y les dijimos que teníamos que darle una victoria al pueblo de Sancti Spíritus y que, si al otro día se cumplían 50 años de la muerte de José Antonio Huelga, esta victoria le pertenecía a ese hombre”.
Y se la regalaron, con creces. Ahora el play off se va para Pinar del Río, adonde hace dos noches no parecía volver. “Esto es al que gane cuatro juegos, nosotros seguiremos luchando por la victoria, sabemos que es un señor equipo, pero cuando uno está dentro de esos marcos —y apunta al terreno— todo el mundo se empareja”.
Vuelve a respirar y retoma el diálogo con la integrante del Comité Central del Partido y primera secretaria del PCC en la provincia Deivy Pérez Martín, quien llegó hasta allí para saludar y reconocer a los protagonistas de esta noche mágica.
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