Cuba ratificó este jueves en Cali, Colombia, su voluntad política para la preservación de los ecosistemas marinos y pidió más unidad y cooperación para hacer frente a los desafíos comunes que se derivan de la pérdida de biodiversidad en los océanos.
Así lo expresó la viceministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente Adianez Taboada en un panel en la Conferencia sobre Biodiversidad de la ONU (COP16), donde se analizaron los avances de la Meta tres del Marco Global de Kuming-Montreal que busca que los países designen el 30 por ciento de la superficie terrestre y oceánica como áreas protegidas para 2030.
Según explicó la funcionaria, en virtud de ese propósito, la isla se mantiene firme en su intención de conformar la iniciativa gubernamental fundada en 2007 del Corredor Biológico del Caribe (CBC), y que tiene por finalidad lograr la conservación efectiva de la biodiversidad marina y terrestre de importancia para la zona.
En los ecosistemas marinos la interconectividad juega un papel clave en la protección de las especies que en ellas habitan, incluyendo las especies migratorias, y esto depende de procesos que trascienden las fronteras nacionales, por lo que protegerlos desde una perspectiva regional es esencial para asegurar su resiliencia, planteó Taboada.
En el área del Caribe, ejemplificó, la superficie marina de las Antillas Mayores supera en seis veces el tamaño de sus territorios terrestres, lo que significa que cualquier esfuerzo para cumplir la meta del 30×30 debe incluir zonas de conservación marinas sin limitarse únicamente a las zonas costeras o terrestres.
Remarcó en este punto que los valores de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos no pueden verse solamente como parte de las políticas aplicadas a las fronteras nacionales.
La viceministra refirió que Cuba, por ejemplo, con sus manglares, sitios de congregación de peces para desove, pastos marinos y arrecifes de coral, brinda servicios ambientales importantes para la región y contribuyen con ella al equilibrio ecológico del Caribe.
Puntualizó entonces que para consolidar una visión regional de los problemas ambientales y sus soluciones se requiere en primer lugar de la voluntad política de los gobiernos para integrarse a las iniciativas que se desarrollan con este fin, en un ejercicio que debe institucionalizarse para evitar que se modifique producto de un cambio de mandatario.
Es necesaria también la movilización de recursos de todas las fuentes, pero resultan imprescindibles aquellas provenientes de los países desarrollados en conformidad con el Marco Global para ganar en la ampliación de capacidades, sentenció.
A modo de conclusión resaltó el papel desempeñado por el CBC, una iniciativa con enfoque estratégico para promover la integración regional que incorpora ya a Cuba, República Dominicana, Haití y Jamaica.
Esta, afirmó, demuestra cómo la cooperación puede fortalecer las capacidades y potenciar los resultados partiendo de una visión regional para abordar las prioridades nacionales.
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