El equipo de Audiovisuales Escambray enfocó su lente en un asunto de la agenda pública que replicamos hoy en nuestra página web. Arreglar la rotura de un equipo electrodoméstico forma parte de las gestiones para las que muchos espirituanos tienen que dar más de una carrera. Si miramos hacia atrás, recordaremos que hasta hace unos años este contratiempo no representaba un gran problema, porque en los talleres estatales existía variedad de partes y piezas con estabilidad en su almacenamiento y a precios asequibles.
De no arreglar la olla multipropósito, conocida por los cubanos como la reina; de no encontrar solución para la arrocera o para cualquier otro equipo de la cocina, la opción sería comprar un aparato nuevo.
Sin embargo, con el salario actual resulta casi imposible reunir el dinero para adquirir dichos electrodomésticos en las tiendas en moneda libremente convertible, por ejemplo. Máxime porque hay que seguirle el ritmo al precio del dólar.
La otra alternativa sería recurrir al mercado informal, donde una olla arrocera cuesta alrededor de 14 000 pesos y una reina ronda los 25 000. Por otra parte, una cocina de inducción cuesta 20 000 sin los enseres; con estos incluidos, el costo asciende a 50 000 pesos.
La resistencia de una hornilla eléctrica a 3 000 pesos que se oferta en la candonga tampoco resulta una solución asequible para quienes ingresan mensualmente una chequera de 1 500 pesos, ni siquiera para quienes ganan un salario cercano a los 5 000.
También en cualquier calle nos encontramos con aquellos que se dedican a arreglar equipos en sus casas y, en caso de recurrir a estos remiendos, no salen tan caros, pero los técnicos no disponen de todas las piezas vitales.
Se trata apenas de una panorámica sobre los enseres imprescindibles en la cotidianidad doméstica de los cubanos. El precio de los ventiladores, refrigeradores y televisores bien vale un comentario aparte que, de igual modo, dejará muy mal parado al salario promedio y su capacidad adquisitiva.
La cámara de Escambray recorrió varios talleres de la ciudad de Sancti Spíritus para indagar sobre los insumos disponibles en los establecimientos conocidos como consolidados.
En los tres locales que encontramos prestando servicio en el horario de la mañana, las piezas disponibles no resultan las imprescindibles para recuperar el funcionamiento vital de un equipo; los complementos existentes pudieran contribuir, no obstante, a reparar desperfectos menores.
Los espirituanos entrevistados coinciden en el esfuerzo y la inventiva de los trabajadores de los talleres por encontrarles solución a las roturas de los electrodomésticos, disposición que no sorprende, porque del ingenio del cubano se ha escrito y dicho mucho durante los últimos 30 años. Menos mal que aún podemos contar, al menos, con esa actitud.
Muy atinado el trabajo de Escambray y comparto la idea de que también habrá que dedicar un espacio a comentar lo que sucede con el resto de los electrodomésticos. Solo no concuerdo en la palabra casi imposible !! Considero que es imposible para cualquier trabajador con su salario en estos momentos pagar el arreglo importante de un equipo y de ello tengo muchos ejemplos !!
Yo cocinando con la hornilla eléctrica inventada de una resistencia de olla arrocera y una olla de presión de las viejas de cuando me case hace 30 anos,
la reina ahí echa polvo que no tiene arreglo y no hay quien compre otra con esos precios